Remedios Copa
Colectivo Prometeo
Para empezar recordaremos
que la tasa de retorno energético es el cociente de la cantidad de energía
total que es capaz de producir una fuente de energía y la cantidad de energía
que es necesario emplear para explotar ese recurso energético. Cuando el
cociente es igual o menor a 1, significa que la energía de la fuente es igual o
menor que la consumida para su producción, lo cual implica que esa fuente no es
rentable en términos energéticos puesto que para su funcionamiento consume
igual o más energía que la que produce.
La tasa de retorno
energético sirve para comparar la eficacia de las diversas fuentes energéticas
entre sí. Se trata de una estimación sencilla y precisa de la cantidad de
energía primaria invertida para llevar a cabo todos los procesos implicados en
la extracción energética de la fuente que se evalúa.
Conviene tener en cuenta
que la energía primaria es la que proviene de un recurso natural, (los llamados
energéticos primarios), y fuente secundaria a la energía proveniente de la
transformación de otro energético ya procesado, (los vectores energéticos). La
energía primaria es aquella que se encuentra disponible en la naturaleza antes
de ser transformada: el sol, el viento, el agua, los combustibles fósiles, la
biomasa, o los minerales radiactivos. La mayoría de las principales fuentes
primarias no son utilizables directamente y deben ser transformadas para su
uso; esa conversión en otra fuente se denomina vector energético. Entre los
principales vectores energéticos tenemos los derivados del petróleo y del gas
natural, o la electricidad obtenida por transformación de diversas fuentes
primarias.
Es importante no mezclar
conceptos cuando hablamos de energía y tener claras las diferencias entre la
energía primaria y la secundaria. En todos los casos son necesarios procesos
que generan un gran consumo de energía primaria y también emisión de gases.
Para la estimación de las pérdidas de energía que se producen en el proceso de
transformación hasta convertirse en energía útil para la sociedad se utiliza el
diagrama de Sankey. La valoración de estas pérdidas y las que se producen en la
acumulación y distribución de los distintos vectores deben ser tenidas en
cuenta antes de planificar los proyectos
de las llamadas “energías limpias”, que no lo son tanto ni siquiera tan
rentables si las cuentas se hacen con rigor.
Las cifras que se manejan sobre la tasa de retorno energético en el caso de la energía eólica varían entre del 5 al 35, con una media de 18, y está ligada al tamaño del aerogenerador correspondiendo los valores de mayor rango a los de mayor tamaño. En este caso, hay una ganancia de energía neta.
Si hablamos de
biocombustibles, para el etanol la tasa media estaría en torno a la unidad y,
aunque para algunos autores el rango alcanzaría la cifra de 1,2 para otros está por debajo del 1. Según esta
valoración, y aunque se habla de investigaciones recientes que podrían elevar
el rango de retorno hasta 5, tiene el inconveniente de utilizar tierras de
cultivo de alimentos y coloca en la disyuntiva de reducir la producción de
alimentos o deforestar bosques o selvas. Aquí ya nos estaríamos introduciendo
en consecuencias difícilmente computables en el cálculo en la tasa de retorno
energético y, en cualquier caso, con unos daños colaterales difícilmente
asumibles en el contexto climático en que nos encontramos.
En el caso de los paneles
solares ocurre algo similar al caso de la biomasa destinada a combustible, la
infinita proliferación de miles de hectáreas de parques solares instalados en
zonas de cultivo están colonizando zonas de Castilla que se dedicaban al
cultivo de cereales y provocan el desabastecimiento del alimento necesario para
la ganadería; así lo vienen denunciando los ganaderos y muchos agricultores a
los que han expropiado sus tierras para permitir a multinacionales el negocio
de los parques solares.
A la proliferación
descontrolada de parques eólicos y solares y a la desconsideración absoluta de
los efectos colaterales que está teniendo en nuestro país y que no se tienen en
cuenta cuando se valora la tasa de retorno energético, porque son costes que
pagan terceros y no quienes explotan esos parques, se une el desperdicio de la
energía generada porque la red carece de capacidad para albergarla. De ahí que
muchas veces se pare la producción en parques eólicos.
Un informe de Optimize
Energy señala que el sistema eléctrico español vivió uno de los mayores
momentos de “curtailment” el 30 de junio y 1 de julio, cuando más de 78 GWh no
pudieron ser inyectados a la red; 53 GWh eran de producción eólica y 10 de
fotovoltaica.
Los vertidos y parones se
dispararon un 1.000% el año anterior, pero 2023 sigue la tendencia de los “curtailment” al alza. En estas
condiciones, con los parques solares a pleno rendimiento y los eólicos, (de los
que un 70% de la energía producida no se consume en España), teniendo que ser
parados, el experto en energía de Energy and Risk, Rodrigo García Ruiz, dice
que hay que identificar dónde hay más congestión y más concentración de capacidad
instalada, porque esa sería según él la razón por la que la energía eólica ha
tenido que parar sus generadores.
A pesar de que la demanda
de energía en nuestro pañis ha caído al nivel más bajo de los últimos 20 años,
según datos de la Red Eléctrica de España, seguimos aumentando la capacidad de
producción y soportando la creación de nuevos parques eólicos y fotovoltaicos
que convierten nuestro espacio vital en terreno de sacrificio y pérdida
irreversible de la soberanía alimentaria a la que hay que añadir el deterioro
medioambiental y la pérdida de biodiversidad que conlleva.
Puesto que el parón de
renovables se multiplicó por 11 en un año, se hace imprescindible la instalación
de más baterías de almacenamiento; para ello los 350 millones de euros
adelantados por Bruselas que, como dice Pedro Prieto, “son apenas el aperitivo
de lo que comprará España a terceros y servirá a terceros más que a españoles”.
Y añade que lo que falta por saber es por qué en los cálculos de la EROI de los
llamados sistemas renovables como la solar o la eólica, no se habían incluido NUNCA,
los evidentes e imprescindibles gastos energéticos que todo ese
almacenamiento implica.
Las multinacionales que
se benefician del negocio de las renovables en España también lo hacen de las subvenciones
a ellas dedicadas para la producción y almacenamiento de una energía que excede
nuestras necesidades de consumo y deteriora nuestro medioambiente, pero que nos
toca pagar porque los ciudadanos nutrimos los fondos nacionales y europeos que
sufragan las subvenciones.
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