Juan Rivera
Colectivo Prometeo
El título de este pequeño escrito es un guiño a la pancarta que apareció en el campo de concentración de Mauthausen para recibir a la 11ª División Acorazada estadounidense ( "Los españoles antifascistas saludan a las fuerzas libertadoras", elaborada por nuestros compatriotas, los luchadores republicanos presos, de los que más de 5000 fallecieron en los campos de concentración nazis ) y un modesto homenaje a la hazaña conseguida ayer por el Nuevo Frente Popular de Francia.
Pese a la demonización de Jean Luc Melénchon, el NFP logró -contra todo pronostico- la victoria electoral en la segunda vuelta de las legislativas galas .
Y eso teniendo en cuenta el descarado empuje de muchos medios de " difusión ideológica" a la candidatura del lepenista Bardella.
Primero tras una cínica y nada disimulada operación de blanqueamiento y luego tratando de equiparar a quienes apuestan por una República democrática y solidaria donde ni el color de la piel, las creencias o las inclinaciones sexuales dividan, como el NFP y a quienes sueñan con una Francia autoritaria y desigual donde las palabras " Libertad, Igualdad, Fraternidad" pasen directamente al cajón del olvido.
Los demócratas de todo el mundo estamos hoy de enhorabuena. Pero sería una inconsciencia temeraria por nuestra parte pensar que todo está hecho. Los partidos reaccionarios de la Internacional del odio acumulan fuerzas como se está demostrando en las elecciones de distintos países. En Francia también lo han hecho.
La gran lección que nos ha regalado ayer los amigos y amigas del Nuevo Frente Popular es que en lugar de esconder la cabeza y esperar a que escampe, han cogido al toro por los cuernos y han afrontado al fascismo rampante con nuestro grito universal de "No pasarán" ( en castellano y a voces miles de gargantas lo coreaban anoche).
Y ha sido esa extraordinaria movilización de los jóvenes, del extrarradio de las grandes ciudades, de los barrios populares, de los activistas de Izquierdas de toda la vida que nunca cejan en la lucha... la que ha conseguido frenar a terraplanistas, racistas y demás ralea de pensamiento único ( es lo que pasa cuando sobra propaganda y faltan neuronas) cuando la situación parecía más desesperada.Es lo que tiene predicar la UNIDAD con el ejemplo y un programa común consensuado y además practicar la generosidad a la hora de confeccionar listas y candidaturas. Aunque Le Pen y sus aliados suban 54 escaños con respecto a 2022 y se sitúen en 143, el NFP (180) y otras fuerzas diversas de la Izquierda (12), logran 41 escaños más, enjuagando la diferencia.
Y además han propiciado, gracias a su altruista retirada en aquellas circunscripciones donde lograron el tercer puesto durante la primera vuelta, que el macronismo ( 158) y los republicanos que se negaron a arrojarse en brazos de los ultras ( 67), queden por delante de la extrema derecha - los primeros- o que crezcan con respecto a las anteriores ( los segundos).
Ahora queda la parte difícil: esperar que las prisas y los cantos de sirena que sin duda van a a poner sobre la mesa los poderes fácticos, no rompa lo conseguido con el señuelo de "articular una mayoría en torno a Macron ya que el malo es Mélenchon". Los resultados son producto de la ilusión y de la esperanza, no de un pactismo para que nada cambie y todo siga igual tras una ligera liposucción.
La Francia que ha salido a la calle, la que ha dicho "¡Basta ya!" a las propuestas de odio y exclusión, de apartheid y clasismo, es la misma que se niega a subir los años de cotización para las pensiones o a acatar las políticas económicas ultraliberales o militaristas que Macron abandera. Por ello no se la debe defraudar.
Estos días se nos han juntado dos noticias positivas: el triunfo de NFP y la derrota sin paliativos de los conservadores británicos. La sociedad inglesa viene de vuelta del proyecto tatcheriano que desarticuló la sociedad. Ya saben lo que es sufrir en sus carnes los transportes privatizados que siempre llegan tarde, las compañías que controlan el agua en régimen de monopolio y cada dos por tres tienen problemas fecales, la destrucción de la escuela pública, la desaparición del sistema de sanidad público... Es lo que tiene destruir el Estado para hacer caja. Justo lo que en nuestro país hacen sin rubor día tras día Ayuso en Madrid o Moreno en Andalucía. Lo que llevan haciendo desde hace décadas en Galicia, Murcia, Castilla y León...
Deberíamos sacar conclusiones que nos sirvan a la Izquierda hispana. La primera es que peleados nunca iremos a ningún sitio, siempre estaremos como en la película en un continuo " Viaje a ninguna parte". La segunda es predicar con el ejemplo y practicar de una vez la fraternidad y solidaridad que decimos defender. Aquello de que el enemigo no está en nuestra misma trinchera y que para llegar a acuerdos una norma básica es dejar el carnet del partido en la puerta de las reuniones para entrar en ellas sin prejuicios y con las orejas abiertas.
Es verdad que la derecha española no tiene nada que ver con la francesa. Esta última bebe por una parte de un personaje como De Gaulle que no hubiera votado nunca a favor de los herederos del colaboracionista Petain y por otra tiene una trayectoria democrática que la nuestra nunca tendrá. Sabemos de sobra cual ha sido su apuesta histórica y como siempre se ha negado a cortar los vínculos con el franquismo.
Pero eso ya lo conocemos, al igual que la confluencia de sectores mediáticos,empresariales, políticos y judiciales para intentar alterar la voluntad popular expresada en las urnas.
Por ello situaciones como la vivida ayer en Francia debería ponernos las pilas, alejarnos de egos y personalismos y señalar como ya hemos apuntado que el único camino válido es la unidad basada en la generosidad no en las puñaladas.
A ver si por una vez somos alumnos aplicados y aprendemos bien la lección. Empecemos mañana que hoy se agradece levantar simbólicamente la copa y dedicar a los compañeros y compañeras de Francia un fraternal "¡Salud y República!"
1 comentario:
Querido compañero, totalmente de acuerdo contigo en todas y cada una de tus opiniones y reflexiones. La izquierda tiene la obligación de buscar el punto de encuentro, basta ya de tanta discordia. Un abrazo
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