Dori
Fernández
FCSM Madrid
El
eslogan de que “la Sanidad Pública no se vende, se defiende”,
debería empezar por que
todos
los trabajadores ejerzan presión y denuncien lo que realmente pasa,
comenzando por
defender
a los enfermos crónicos, no sólo con sus informes y recetas, sino
exigiendo que se
cumplan
sus diagnósticos y tratamientos. Si esto no se tiene claro por parte
de ese colectivo,
la
lucha en las calles será inútil.
¿Quién defiende al paciente? ¿Quién sabe qué enfermedad tiene? ¿Quién…? Está claro que
ellos,
los trabajadores de la Sanidad Pública, “todos ellos”. Desde un
doctor hasta un inspector,
es
necesario aclararlo y que se aclaren “todos los trabajadores de
éste medio”, porque LA
SANIDAD
SE DEFIENDE LUCHANDO DIARIAMENTE, no sólo por un puesto de trabajo,
sino por
sus
pacientes, porque sin los pacientes, la Sanidad Publica SE VENDE, y
con ello sus puestos
de
trabajo.
Si
este colectivo deja actuar a la Administración, obedeciendo sus
órdenes sin oponerse a las
injusticias
que se están cometiendo con los enfermos, actúan como cómplices de
estos abusos
y
demostrarán claramente que sólo defienden sus puestos de trabajo
(esos puestos de trabajo
que
tan poco importan en la Comunidad de Madrid, sobre todo, ya que la
privatización y el
expolio
público son su único interés)
Es
lo que está sucediendo en la actualidad con todos los enfermos y
sobre todo con los
“crónicos”,
enfermos que parece ser que de repente tienen cura, como ocurre con
los de
Alzheimer,
por poner un ejemplo.
Los
inspectores de la Sanidad Pública vigilan sus recetas con muchísimo
celo, hasta el extremo
de
que les deniegan las recetas para sus medicaciones si no presentan
informes o éstos están
a
punto de caducar. ¿El Alzheimer tiene cura? ¿Desde cuándo? ¿Quién
lo ha decidido?
¿Quién…?
Si este acoso criminal a los enfermos no se detiene, tampoco se
pararán el expolio y
la
privatización de la Sanidad Pública.
Este
atentado contra salud pública demuestra claramente que nuestra salud
no importa y que
están
dispuestos a todo para conseguir lo que parece que son sus fines:
acabar con los
enfermos
crónicos, un objetivo vil e inhumano. Da la impresión de que, si
pudieran, los
meterían
en cámaras de gas para exterminarlos y evitar un gasto que les priva
de parte de su
botín.
Todo ello con la complicidad y consentimiento de este gobierno que
tan bien sabe
defender
lo privado y criminalizar lo público.
Para
el poder, los enfermos crónicos son un gasto al que hay exterminar y
lo tienen muy claro,
han
puesto toda la maquinaria en marcha para conseguirlo. Evidentemente
eso les funciona
con
la inestimable ayuda de todos los trabajadores de la administración,
los ejecutores de sus
órdenes.
Lo
siguiente es preguntarse si estos trabajadores están dispuestos a
defender la Sanidad
Pública
o solamente sus puestos de trabajo. A eso ha de responder este
colectivo que está
luchando
con ese eslogan que todos apoyamos, “la sanidad no se vende se
defiende”.
Aunque
poco o nada vamos a defender si todos los trabajadores de este sector
no son parte
activa
y participativa en la práctica de esa defensa desde sus puestos de
trabajo, porque esas
órdenes
funcionan si se cumplen y solo hay un camino para que no sean
efectivas: su
incumplimiento.
Sólo así es posible impedir la venta y privatización de la Sanidad
Pública.
Desde
un celador hasta un administrativo pueden practicar esta defensa
activamente, porque
los
trabajadores de este medio conocen, pueden, saben, cómo boicotear
este saqueo de lo
público.
Defender lo público, y por consiguiente lo de todos, pasa por perder
el miedo y ser
parte
activa en un asunto que nos atañe a todos, trabajadores y enfermos;
los primeros por su
puesto
de trabajo, los segundos por su vida.
Por
último, pedir a este colectivo que en sus asambleas planteen esta
lucha a todos los niveles,
desde
el administrativo hasta el director del centro. Todos y cada de ellos
son los que pueden
informar
de la realidad a los pacientes, y con ello a toda la ciudadanía,
para que se pueda
defender
masivamente lo de todos. Es decir lo público, lo que es nuestro.
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