Alejandro Torrús
Jorge Arzuaga atiende a cuartopoder.es sentado sobre una pequeña silla de color violeta en su vigésimo séptimo día de huelga de hambre. Tras él, Fran,
un joven gallego nacido en Canadá que se unió a la lucha de Jorge el
día 1 de noviembre, escribe unas líneas en un cuaderno rojo.Álex,
en huelga de hambre desde el 15 de noviembre, descansa unos minutos
antes de que dé comienzo la asamblea preparada para coordinar la recogida y distribución de alimentos que
están preparando para el domingo. Alrededor, decenas de personas que
transitaban por la Puerta del Sol se han acercado para leer las
pancartas y mensajes que allí han instalado los huelguistas.
“No esperaba tener tanta repercusión. La verdad es que ahora mismo siento un poco de bloqueo mental después
de hablar con tanta gente durante tantos días”, señala Jorge. De hecho,
minutos antes de atender a este medio, Jorge ha respondido de manera
amplia las preguntas, en inglés, de una joven armenia que estudia en el
Reino Unido. Otra estudiante de Canadá se encargaba de hacerle las fotos
y una tercera, de Santander, le grababa en vídeo.
“Creo que mañana [por hoy] voy a tomarme el día de descanso y
me voy a ir al bosque a descansar y a cargar pilas. Si no lo hago
mañana, lo haré un día de estos”, confiesa Jorge, que sólo en el rato
que conversa con este medio ha sido interrumpido por, entre otros, una
periodista venezolana que quería grabar un vídeo para un portal de
noticias de Venezuela, una joven que aseguraba que llevaba días
queriendo conocer a Jorge pero que siempre lo pilla ocupado, una
compañera que le informaba sobre algo relativo a la fabricación de unas
camisetas y por un miembro de Red de Solidaridad Popular.
Este jueves Jorge ha cumplido 27 días en huelga de hambre. 27 días a
la sombra de la estatua de Carlos III de la Puerta del Sol. Cada día,
desde entonces, Jorge llega a Sol “alrededor de las 10 de la mañana”,
monta su colchón junto a los carteles y pancartas reivindicativas que le
acompañan en su pequeño rincón del centro de Madrid. Los motivos que
llevaron a Jorge a tomar esta decisión los expuso él mismo en este video de Youtube. Ahora, más calmadamente, reconoce que su acción ha sido una especie de “grito desesperado”.
“Llevaba tiempo pensando en esto. Estoy cansado de ver que hay
culpables y responsables en esta crisis y de ver que unos cuantos se
están enriqueciendo a costa del sufrimiento de la mayoría. Me cuesta
vivir con esta situación y esta huelga de hambre es un grito
desesperado, un grito que dice: me niego a vivir en esta estafa. Este sistema nos está pisando y nos está quitando la vida”, argumenta.
Críticas desde la izquierda
Desde el día en el que Jorge decidió gritar en forma de huelga de
hambre, el joven ha recibido críticas y alabanzas desde todos los
frentes. Algunas de estas críticas provienen de círculos cercanos al 15M
y se le acusa de emprender una “lucha individualista, que no lleva a
ninguna parte”.
Jorge, asegura, está abierto a todas las críticas porque las
considera “constructivas”. Sin embargo, alguna de ellas ha sido más
difícil de digerir. “Acepto todas las críticas que sean constructivas.
Sin embargo, he visto que otras críticas no son más que luchas de ego.
Me da mucha tristeza ver tal desunión dentro de la izquierda. Luego
coreamos que el pueblo unido jamás será vencido pero si no lo practicamos, estamos incitando a la división”, asegura.
En este tiempo, no obstante, no todo han sido buenas sensaciones.
Hubo un día, relata Jorge, que estuvo cerca de abandonar la huelga de
hambre que mantiene. No por ganas de un buen filetón, sino por “dudas interiores”.
“Tuve un momento de bajón en el que empecé a pensar si tenía sentido o
no lo que estaba haciendo. No por las críticas que pudiera recibir sino
por dudas interiores. Ahora, la verdad, es que estoy bien”, confiesa.
Para encontrar esta tranquilidad interior Jorge trata de extraer lo
positivo de su experiencia tanto a nivel individual como a nivel
colectivo. “Estoy viviendo una experiencia única:
conociendo a gente increíble y recibiendo el cariño de mucha gente. He
visto la inmensa solidaridad que hay dentro de muchos ciudadanos”,
afirma Jorge, que señala que de lo más positivo de la experiencia es
comprobar como mucha gente se acerca a él y a sus compañeros de manera
desinteresada para llevarles agua, mantas o lo que puedan necesitar.
“Sufrimos un bloqueo mediático”
Una de estas personas es María del Mar. Esta mujer
descubrió la historia de Jorge en televisión, “curiosamente” en
Intereconomía. Entonces, asegura, bajó inmediatamente a la calle para
conocer personalmente al joven. “Vi que era un chico noble y valiente y
quise mostrarle mi apoyo”, asegura esta mujer que tiene un hijo de 16
años. “Apoyar este tipo de iniciativas también es apoyar el futuro de la
generación de mi hijo”, agrega.
María del Mar está charlando con Álex, otro joven de 24 años de edad
que decidió unirse a la lucha de Jorge hace 24 días. Debaten, algo
indignados, que un periodista de una cadena de televisión, teóricamente
de izquierdas, ha calificado a los manifestantes que quemaron basura el
pasado lunes como vándalos. Álex está de acuerdo con la
posición de rechazo que adopta María del Mar. De hecho, este joven
considera que tanto él como sus compañeros están sufriendo un “bloqueo
mediático”.
“Jorge lleva 26 días sin comer y nadie habla de él. ¿Crees que sus
motivos y su lucha no se merecen más espacio en los medios? Cuando Iñaki de Juana Chaos estuvo
en huelga de hambre tuvimos noticias de él todos los días. Aquí somos
seis y apenas aparecemos”, opina este joven, que un día se acercó a Sol
para conocer a Jorge y al día siguiente se unió a su lucha.
Álex también argumenta los motivos por los que los grandes medios
“censuran” las informaciones sobre la huelga de hambre que mantiene.
Considera que su forma de luchar y el hecho de que Jorge sea un
ingeniero y él un “currante de toda la vida” que aspira
a sacarse un grado superior en Educación Física puede hacer llegar el
mensaje de rebeldía mucho más lejos que las protestas que organiza el
15M. “Hay gente que tiene un pensamiento contrario al nuestro pero que
se solidariza porque ven que somos gente normal”, asegura.
“No esperamos políticos”
Para Jorge, que Álex, Fran y otras tres personas hayan decidido
unirse a su causa es una fantástica noticia. La convivencia, asegura, es
buenísima. “Tenemos un buen rollo increíble. Nos damos mucha fuerza entre nosotros y pasamos el tiempo hablado, debatiendo, riéndonos… Somos ya como una familia”, relata.
La aspiración de estos muchachos se puede resumir en tres palabras: prender la chispa. “La
chispa que haga que cientos de miles de personas salgan a la calle a
decir basta ya, a poner fin a esta estafa”, asegura Álex, que cree que
la solución a esta crisis “no es tan difícil”. “Pasa por cambiar las
leyes y porque los políticos, sindicatos y medios de comunicación actúen
como deben actuar. Necesitamos una reforma constitucional, una ley de
transparencia, derogar la ley D’hont y una ley electoral con listas
abiertas”, añade.
Tanto Jorge como sus compañeros cesarán en la huelga de hambre cuando
el Samur lo recomiende. Hasta ese momento continuarán con su huelga de
hambre, que incluye la ingesta de agua y un preparado de sirope de arce y zumo de limón. Para
entonces, pase lo que pase, sabrán que no habrán cumplido su objetivo
inicial de forzar la dimisión del Gobierno de Mariano Rajoy. No es
ninguna sorpresa. Jorge sabía, antes de empezar, que tal objetivo era
imposible. No obstante, y dure lo que dure la huelga, Jorge considera
que la iniciativa ya ha sido un éxito.
De los políticos, no obstante, sigue sin esperar nada. “Ellos van a lo suyo y su actitud es la de siempre: el silencio. Si no hablan de esto, es como si no existiera.
Ni han venido por aquí, ni los esperamos. Y si se les ocurriera venir,
les diría que fueran al Congreso a resolver esta situación en la que nos
han metido”, concluye.
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