caricatura: Confedereación General de Trabajadores Chile
Jorge Alcázar.
Frente Cívico y Colectivo Prometeo.
El Presidente Rajoy
afirmaba en el pasado debate sobre el estado de la Nación que la
mejor forma de luchar por la igualdad y la recuperación era la
luchar por la creación de empleo. Enarbolando una vez más la
bandera de la demogogia, dio constancia, aunque de forma subliminal,
de cuáles son los intereses reales del gobierno por él encabezado,
que no son otros que los intereses de la clase a la que representa
–el poder real en forma de grandes fortunas, grupos de inversión y
élites económicas-, y de cuál es el mantra que nos va tocar
escuchar hasta las próximas elecciones generales.
¿Es la creación
de empleo un pilar maestro para salir de la situación en que como
sociedad estamos? Rotundamente sí. Luego hasta aquí, lo dicho por
el señor Presidente no entra en el terreno de lo demagógico. Mas la
cuestión que sigue de forma inminente a ésta es: ¿qué tipo de
empleo y en qué condiciones? Y es aquí donde al señor Rajoy le
traicionan las políticas desarrolladas por su gobierno y los datos
consecuentes de éstas.
Según el estudio
publicado el año pasado por la Fundación de Estudios de Economía
Aplicada (FEDEA), los salarios nominales bajaron un 4% en el período
2010-2012, lo que descontado el efecto de la inflación, se tradujo
en una bajada salarial real del 12% en ese mismo período. A
esto hay que añadir la disminución del 2% experimentada en el
pasado ejercicio 2013, según han publicado desde el Banco de España.
Pero profundizando
más en la cuestión y tomando en consideración las tres
dimensiones del salario, esto es, las componentes directa,
indirecta y diferida del mismo, la bajada en términos netos ha sido
muy superior. De nuestros salarios como clase trabajadora se extrae
una parte en forma de impuestos que sufraga Educación, Sanidad,
infraestructuras o Servicios Sociales, entre otros servicios, así
como el Sistema de Pensiones. No existen cifras oficiales de lo
recortado en estas materias y la labor de recabar datos reales es
cuando menos difícil, pero algunos cálculos sitúan en 120.000
millones lo recortado en Sanidad, Educación, Servicios Sociales y
Pensiones.
Teniendo en cuenta
las variables señaladas más arriba, considerando como salario medio
en España 23.000 euros brutos al año y estimando en unos 30
millones de personas las que en España están empleadas (17
millones), cobran prestación por desempleo (4 millones) o perciben
una jubilación (9 millones), podemos arrojar una estimación
numérica sobre qué bajada salarial real ha soportado la clase
trabajadora española. Así, la disminución del 14% del salario
real se traduce en 3.220 euros brutos al año para este salario
medio, mientras que la disminución producida por las otras dos
componentes del salario se calcula en torno a 4.000 euros. En
total, la resultante es de 7.220 euros de bajada salarial para
una salario bruto anual de 23.000, lo cual supone una reducción
del 30% aproximado.
Los datos
anteriores, siendo aproximados y calculados en base a estimaciones
indirectas debido a la opacidad existente, ponen de manifiesto un
retroceso brutal en las condiciones salariales del trabajador. Mas
estos datos están tristemente corroborados, más allá de la cifras,
por la acuciante realidad de millones de personas en España. Así,
la Comisión Europea alertaba el pasado mes de enero de que en
nuestro país, sólo el 35% de aquellos que lograban
encontrar trabajo consigue salir de la pobreza, siendo un 12% del
total de trabajadores españoles (más de 2 millones) los que
aún trabajando se encuentran en la pobreza.
La presentación de
este informe por parte de la Comisión Europea –no sospechosa de
aliarse con la clase trabajadora- finalizaba con las siguientes
palabras en boca de su Comisario, László Andor:
"Desafortunadamente, no podemos decir que tener un trabajo
equivale necesariamente a un estándar de vida decente".
De aquí que
retomando las palabras del señor Rajoy no podamos, como clase
trabajadora, si no echarnos a temblar cuando afirma con tanta
vehemencia su empeño en conseguir la igualdad mediante la creación
de empleo. Pues a qué precio y en qué condiciones. ¿A quién
beneficia si no al capital, a los grandes empresarios y grandes
fortunas esta forma de generar empleo? Y una vez más las
recomendaciones de las instituciones de control y sometimiento del
trabajador, como el FMI, el BBVA o el BCE, que vuelven a estimular al
gobierno para que dé otra vuelta de tuerca a la reducción salarial
en forma de un nuevo 10% de recorte.
Y es que lo que se
detrae de una parte –la clase trabajadora- se deposita en otra –
los ricos, superricos y megarricos-, ajustándose esta evidencia al
primer principio de la termodinámica en forma de riqueza, pues ésta
no se crea ni se destruye, sólo se transforma y se mueve hoy en una
sola dirección. Sólo así es posible que en el pasado año 2013, en
una país sumergido en profundas y diversas crisis y en el que una
inmensa mayoría de la ciudadanía sufre los estragos de las mismas,
el número de ultrarricos (tener más de 30.000 millones de euros en
activos) ascendiera un 6’9%, situándose en 1625. ¿De qué
igualdad habla usted sr. Rajoy? ¿Para quién es esa recuperación
que persiguen ustedes?
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