Hace unos días, unas horas, nos dejó la compañera Carme. Hoy la han despedido sus compañeros de lucha.Nosotros lo hacemos también desde la distancia. Reproducimos a continuación las palabras de nuestro amigo Ramón
Ramón Franquesa
Los compañeros de lucha hemos
elegido para esta despedida el tiempo de
las cerezas, una canción que no es un
himno, sino más bien un lamento nostálgico del futuro que quizás
no podremos ver. Un poema de los derrotados de la Comuna de París,
en que reivindican el derecho a soñar, a persistir en la esperanza
de un mundo de cerezas en flor.
Amigas y amigos, gracias por compartir esta despedida a
nuestra amiga y compañera. Carme Conill que nos ha dejado después
de que una enfermedad repentina la haya mantenido apartada de la
primera línea en los últimos tiempos.
Ha sido una activista por el socialismo, la paz y la
democracia, es decir, una luchadora por un mundo mejor. No era un
personaje público, como miles de personas valiosas que ayudan a
cambiar este mundo, fue siempre ignorada en los medios de
comunicación. Pero a pesar del silencio que un sistema injusto
impone a personas como ella, trabajó de manera persistente para
transformar una realidad que sabía injusta e insostenible. Su lucha
venía de largo, cuando en los años 60 su hermano Jordi Conill fue
encarcelado por actividades libertarias a la terrible prisión de
Burgos. Un lugar donde hacía pocos años había muerto Joan Comorera
enfermo de frío y desnutrición.
Muchos de los que nos han gobernado en Cataluña han
vestido estos últimos 40 años sus miserias, reivindicando haber
participado en la lucha contra la Dictadura. Eso si intentando hacer
un inmenso ejercicio de desmemoria histórica de lo que en realidad
pasó. Por supuesto no todos los que han mandado de verdad en
Cataluña fueron antifranquistas, familias como los Pique, Estivill,
de la Rosa vivieron acomodados en el viejo régimen. Pero tampoco los
que se opusieron al franquismo, lo hicieron de la misma manera: Unos
recibían multas y otras iban a cárceles inhumanas por largos años.
Su hermano al salir de la cárcel era incapaz de leer un cartel a más
de veinte metros, porque después de años encerrado en pequeñas
celdas había perdido la visión del horizonte. En cambio la prisión
aumentó otra capacidad de visión y conocimiento. Burgos era de
hecho la Universidad del mejor antifranquismo. Jordi maduró en aquel
infierno y golpeado por el fusilamiento de Grimau pidió el ingreso
en el PSUC para ocupar su lugar. Y Carmen siguió sus pasos.
Carmen aprendió a analizar la realidad ya luchar para
cambiar las cosas, incluso cuando parecia que el adversario es
omnipotente y es imposible avanzar. Incluso cuando las personas del
entorno aceptan resignadamente un orden injusto. Ella desarrolló la
capacidad para buscar y encontrar los caminos para denunciar,
resistir, obtener victorias y construir alternativas.
Desde los 70 fue muy activa en los
movimientos sindicales y vecinales. Avances en los convenios de los
trabajadores de justicia o realidades como el Parque del Clot llevan
un grano de arena de su empuje. Como tantas de las personas más
valiosas que han hecho avanzar la sociedad, nunca pidió a cambio
ningún privilegio ni reconocimiento, más allá de la fraternidad de
los compañeros. Por eso, nunca se acomodó ni se resignó, nunca
practicó lo contrario de lo que pensaba y proclamaba.
Carmen no era de las personas que se dejan embaucar con
etiquetas vacías de contenido. No era una creyente fanática que se
dejara engañar por retóricas invocaciones a grandes principios o
deslumbrar por liturgias solemnes, si por debajo encubrían la
resignación y la aceptación de que todo siga igual por debajo de
cambios aparentes. Tampoco fue una persona sectaria, incapaz de
reconocer la posibilidad de que trabajando para cambiar las cosas,
las personas cambiaran. No analizaba las personas pidiendo de dónde
venían, sino a donde iban. Y si estaban dispuestas a tomar su carga
por defender los derechos y la dignidad en cosas concretas, el pasado
no era obstáculo para trabajar con quien fuera.
Y no fue fácil mantener con la sonrisa en los labios
esta actitud. Por un lado se vio hostilizada por aquellos que desde
organizaciones con un glorioso pasado, practican puertas adentro lo
que denuncian de puertas afuera. Por otro por los jóvenes que se
incorporan a la lucha y que ignorantes del pasado y del valor de
personas que han luchado toda una vida, con la soberbia de la
juventud desprecian el valor de la experiencia, ignorando las trampas
de la precipitación o el sectarismo.
A unos y otros su respuesta ha sido la ironía, la
contención y la energía para seguir adelante sin sucumbir a
rencores, ni confrontaciones estériles.
Como muchos que hoy nos acompañáis, Carmen mantuvo una
actitud muy crítica frente al orden imperante, incluso en los
tiempos en que las burbujas especulativas parecían dar la razón a
los profetas del final de la historia. Cuando implosionó aquel
artificio dorado de crecimiento insostenible a crédito, y las plazas
se empezaron a llenar de gente indignada, ella se reconoció de
inmediato en los nuevos movimientos emergentes. Ella ya era una
persona indignada con el sistema. Los nuevos movimientos
frecuentemente sin saberlo, tenían su matriz en experiencias muy
anteriores, nada ajenas a la Ciudad de la rosa de fuego, que ha
sabido mantener su calor rebelde desde el siglo XIX, a pesar de todas
las apariencias de supuestos oasis. Eran los nuestros y su lucha era
la nuestra. Ella nunca lo dudó y retornó a su activismo más
intenso y productivo. Carme fue una las últimas desalojadas de la
Plaza Cataluña. Su energía y capacidad nos enseñó que la medida
de la juventud de una persona no está en los números que aparecen
en el DNI.
Pero de golpe nos hemos dado cuenta
de que los años si pesan. Carmen nos ha dejado con el orgullo del
trabajo hecho. Ha sido siempre capaz de terminar las tareas que
asumió. Joven de espíritu y vital, era muy seria en el cumplimiento
de los compromisos que aceptaba, una manera de ser hoy poco frecuente
en que en un mundo de videoclips y tweets,
a muchos se les escapa la rabia en desahogos de relámpago, que se
disuelven tan pronto como han llegado. Carmen había aprendido a la
sabiduría de la persistencia, de la labor de larga duración, el
rigor y la carrera de larga distancia. Sabía que lo importante no
era el gesto de furia, sino llegar hasta cada meta que nos
proponemos. Deja orgullosamente un hijo maduro y autónomo que ha
tenido a su lado toda la vida y muy especialmente en el transcurso de
su enfermedad. Deja una ex pareja con quien reconstruyó una cordial
relación y que supo cuidar con generosidad en momentos bien
difíciles, por encima incluso de la enfermedad que probablemente
llevaba larvada.
Pero a mí me toca destacar en esta despedida que en el
cumplimiento de sus compromisos, ha dejado en pie organizaciones que
contribuyó a crear prácticamente de la nada y que llenan espacios
de lucha, imprescindibles en el hoy incierto en que nos toca vivir.
Fundadora de EUiA
y de la Esquerra Plural federalista
ha sido siempre defensora de del despliegue de una propuesta que
defendiendo los derechos nacionales de nuestro pueblo, pusiera el
acento en promover las identidades de matriz social y no en las
divisiones de carácter patriótico.
Carmen ha sido el alma de Fil
Roig asociación para la
preservación de la memoria histórica, un espacio en que a pesar de
ir desbordada de múltiples tareas, nunca abandonó. Bastante había
aprendido que los pueblos que olvidan su pasado están condenados a
repetir sufrimientos y desastres.
En los últimos dos años, buscando
caminos de respuesta efectiva a las agresiones sociales que
padecemos, impulsó la creación del Frente
Civico Somos Mayoria, del que entre
otras cosas presidió su asamblea constituyente. Por cierto, una
reunión muy difícil de gestionar y que a pesar de muchas
dificultades llegó a buen puerto, gracias a su empuje y buenas
maneras.
Finalmente no puedo dejar de destacar
que ha tenido un papel fundamental en la organización de la
XSUC-S21,
un instrumento de reflexión y organización que pretende ayudar a
refundar un proyecto socialista y emancipador para el siglo 21.
La propuesta hecha publica hace unas
semanas de confluencia de espacios políticos y sociales, de cara a
las próximas municipales, para impulsar un proceso constituyente
desde abajo, a partir de propuestas inclusivas y compartidas por
amplias mayorías y dotada de nuevos métodos de participación y
movilización, no se puede explicar sin ese trabajo previo. Hoy
Guanyem Barcelona
es la punta de un iceberg que confiamos se extienda a todo el Estado
y se acompañe de un nuevo impulso de las mareas sociales presentes
el pasado 22M en las calles de Madrid, para que el próximo año
tengamos una gran primavera de la dignidad, en las urnas y en las
calles.
Por supuesto que hablamos aún de proyectos. Pero no
subvaloremos la capacidad de imaginar caminos de emancipación. La
primera derrota es aceptar que no hay salida. No es cierto, tenemos
un plan, sólo nos falta fuerza moral y método para desarrollarlo. Y
de ambas cosas tendremos en Carmen sobrado ejemplo. Desgraciadamente,
no podrá volver acompañarnos a Madrid, pero cuando un día de nuevo
resuenen por los caminos millones de pasos indignados, sin duda su
legado viajará en nuestros corazones.
Carmen sabía muy bien que las ideas
no viven sin organización y también lo contrario, que las
organizaciones sin proyecto acaban por disolverse de manera
inexorable. Habíamos comentado, entre la nostalgia por aquellos
espacios políticos y sociales que han perdido su sentido
fundacional, que quizás hay que aprender a comportarnos como la
serpiente que en los momentos de crisis de crecimiento, abandona la
piel envejecida y dañada para dar paso a un nuevo envoltorio que le
permita avanzar de forma más efectiva.
Seguro que hubieras hecho mucho más, pero lo que nos
has dejado tiene un alto valor que no podemos sino reconocer con
agradecimiento. El destino nos aparta de tu lado y tendremos que
aprender a persistir sin tu ayuda. No será nada fácil, sabes que
nunca hubiéramos aprobado que te tomaras estas vacaciones
inesperadas.
Has luchado hasta el final. Hasta los últimos días has
mantenido el optimismo, la calidez hacia su familia y compañeros, la
fuerza de voluntad contra la enfermedad que quería destruirte. De
hecho nos has dejado un último ejemplo al no darte nunca por
vencida, incluso cuando las circunstancias eran totalmente adversas y
la victoria casi imposible.
Como tú no sabemos si seremos capaces de cambiar un
mundo amenazado de muerte por un capitalismo senil, que no deja de
producir miseria, guerras, epidemias y desesperanza. Al contrario,
sabemos que hay batallas que no ganaremos y que un día nos veremos
forzados a tomar el camino que ahora has emprendido. Pero nos queda
la posibilidad de seguir tu ejemplo para dar la cara hasta la ultima
bala, por una vida digna para nosotros y las generaciones futuras,
para intentar incluso cuando las posibilidades son pequeñas,
persistir en el intento de la transformación para abrir paso a un
porvenir de ciudadanos libres y nacidos iguales, sin fronteras, sin
amos ni esclavos. Un mundo en que las personas puedan disfrutar y
desplegar su potencial generosidad, fraternidad y creatividad, en
armonía entre sí y con el planeta que nos acoge. Una comunidad en
que todas las personas puedan disfrutar de lo que son y no sólo de
lo que tienen.
Y cuando soñamos en ese futuro, al que no renunciamos
ni en los momentos más adversos, nos damos cuenta de que tú ya lo
habías empezado a crear entre nosotros. Tu manera de vivir, que ha
sido semilla de futuro, pervivirá en la memoria de todos aquellos
que te han acompañado.
Hoy nuestras banderas te despiden en tu último viaje
bajando la cabeza, mañana cuando se desplieguen de nuevo al viento
por las calles, llevarán la fuerza de tu alma rebelde, en cada lucha
que nos espera.
Hasta siempre compañera Carme, gracias por habernos
permitido caminar a tu lado!
1 comentario:
Gracias compañerxs de Prometeo por acordaros de la compañera Carme Conill.
Un abrazo
Juan Manuel Navarro Reina
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