MAYORIA SOCIAL VERSUS FRENTE DE IZQUIERDAS

  

 José A. Naz Valverde

 Colectivo Prometeo

        

      Desde hace meses, y por primera vez desde la llamada transición, se está produciendo un despertar de la ciudadanía hastiada de la corrupción de un sistema controlado por una minoría para su beneficio a costa del empobrecimiento general y la pérdida sin límites de derechos sociales. Una parte importante de la sociedad empieza a movilizarse y a organizarse al menos para protestar. Con la aparición de un nuevo movimiento sociopolítico, Podemos, que señala a los dos partidos hasta ahora mayoritarios como responsables directos de la situación, se ha abierto un nuevo frente , ilusionante para muchos, de lucha directa por ganar las instituciones y cambiar el sistema. La idea central , avanzada ya por Julio Anguita en la creación del Frente Cívico, es la concienciación y movilización de la mayoría social para tomar el poder.

     En las elecciones Europeas, a pesar del desconocimiento de la mayoría de los votantes, Podemos consiguió un 8% de votos y sobre todo hacer creíble  el mensaje de la posibilidad del cambio.

    Ahora nos encontramos frente a la siguiente cita electoral, en 8 meses, donde se puede materializar la toma de poder de ayuntamientos y autonomías por esa mayoría social. Pero hay que hacerse de un buen instrumento y seguir un buen método. Y ahí empiezan las dificultades y los distintos enfoques. Para algunos partidos históricos de la izquierda, siguiendo las costumbres y hábitos consecuencia de su clásico análisis de la sociedad y del rol de los partidos políticos, se trata de formar un “Frente de Izquierdas” . Pero una gran parte de esa mayoría social , y desde luego la que ya ha optado por la fórmula de Podemos, no comparte los mismos conceptos. La definición de izquierda y derecha, que ha quedado reducida a las siglas y a discursos alejados de la práctica política, ya no es significativa ¿Cómo se puede entender que IU, que lucha por cambiar el sistema, participe en un “gobierno contra la derecha” con el PSOE que , por mucho que digan sus siglas y sus líderes en campaña, sistemáticamente y desde todos los puestos de poder viene aplicando y apoyando desde hace muchos años las mismas políticas de derechas que el PP y que sus hermanos de la UE , que profundizan y afianzan dicho sistema?  Y esto es percibido como un “juego político” de “élites”, al margen de la gente.

     La solución debería pasar, por tanto, por la organización de la propia mayoría que presentara sus candidaturas sin intermediarios. Algo tan complicado como participar en un sistema basado en los partidos “sin partidos”. Pero el momento es tan importante y hay tanto en juego que vale la pena invertir esfuerzo e imaginación. Los partidos que se consideran “de izquierdas” y comparten con la mayoría la necesidad del cambio tienen una gran responsabilidad ¿Serán capaces de promover la confluencia de la gente, poner sus recursos y su experiencia al servicio de las asambleas populares, resistiéndose a la tentación de “controlarlas” en su propio interés? La “gente”, las personas ciudadanas que comparten esta idea ¿serán suficientemente coherentes para implicarse de manera masiva y responsable? Y aquella que se implique ¿superará los prejuicios contra las estructuras y los líderes de los partidos que participen en el proyecto? Porque podríamos encontrarnos, como desgraciadamente se vislumbra ya en algunos sitios, con “Asambleas Ciudadanas” con las mismas caras de un solo partido y rechazadas por la mayoría. O con candidaturas elaboradas de prisa y corriendo por pequeños grupos de vecinos, sin implicación social ni apoyo real.

      A nivel práctico, creo que si descartamos el “frente de izquierdas” que beneficiaría al actual sistema que tanto partido saca de la denuncia de “enfrentamientos” y “rupturas sociales” o las “vueltas a las dos Españas” y otros estigmas virtuales, sólo nos quedan dos opciones:

1.- Cada partido se presenta con su programa. Se supone que los de izquierdas (evidente y desgraciadamente no podemos incluir en estos al PSOE) compartirán buena parte de su programa con la nueva marca, Podemos. Éste tendrá que acelerar con buen paso y firme su organización, manteniendo sus principios y sus métodos para elaborar programas y candidaturas. Veremos en qué medida recoge los votos de todas aquellas personas que no han votado o ya no votan a los otros partidos, los del sistema o los tradicionales. En función de los resultados se podrán conseguir mayorías directas en las instituciones o, si el gobierno no termina por imponer esa ley antidemocrática que lo prohíba, acuerdos programáticos posteriores que permitan la mayoría.

2.- Sólo se presenta una candidatura ciudadana, renunciando los partidos a presentarse. Para ello la generosidad y la inteligencia de los partidos debe ser muy grande. Y el método es fundamental. Habría que aplicar el que utilizó Podemos  en las elecciones Europeas, y que está en la cabeza y el sentimiento de la gran mayoría: participación de toda la gente en la elaboración del programa, en la elección de candidatos y candidatas y en el compromiso con el trabajo posterior de gobierno; firma del compromiso ético, limitación de salarios, austeridad en la representatividad (no asesores,etc)… Como medida inteligente habría que evitar proponer candidatos o candidatas “ con demasiada experiencia” en puestos o “demasiado partidistas”. Una candidatura social debería estar formada fundamentalmente por activistas y agentes sociales cuyos principales meritos sean la constatada lucha desinteresada por el cambio.

            La pelota está en el tejado de la mayoría que, implicándose, debe decidir y trabajar por una u otra opción.