lunes, 15 de junio de 2015

Razones para no formar gobierno





Jorge Alcázar
Colectivo Prometeo / FCSM
En un momento concreto de una de las reuniones de negociación que desde Ganemos Córdoba mantuvimos con las otras fuerzas políticas (IU y PSOE), se nos dijo que ya estábamos, con pleno derecho, en la política “real”, y que esto suponía bajar de las nubes y tocar tierra en forma de pactos de gobierno, y que era el momento de negociar. Pero, ¿qué más había detrás de esta frase dirigida a neófitos en estas lides por veteranos de la materia? Yo saqué mis conclusiones, a saber, que abandonáramos los motivos que alumbraron nuestro nacimiento, los discursos de campaña, las actitudes políticas de partida, y que sometiéramos nuestra utopía a la realidad actual.
Ganemos Córdoba, al igual que la multitud de plataformas constituidas en todo el territorio nacional, forma parte de un movimiento que, incluso más allá de nuestras fronteras, empezó hace tiempo a decir basta ya y a querer construir con sus propias manos el futuro. Basta ya de esta realidad social basada en desigualdades cada vez más patentes, basta ya de un modelo económico que hace cada vez más ricos a los ricos y más pobres a todos los demás, y basta ya de una política, unos políticos y unos partidos, que con sus “realidades”, han contribuido, y de qué manera, a meter al pueblo español en el atolladero en el que se encuentra.

La Asamblea de GC asumió ayer dos hechos: uno, que había que desplazar al PP de las instituciones; y dos, que lo anterior no es suficiente. Esto es, que la lucha para establecer una mayor justicia económica y social en nuestra país no sólo pasa por barrer de las instituciones al PP , sino que además, es necesario tomar consciencia de que el bipartidismo y sus políticas, en todos sus frentes, son el enemigo político de la clase trabajadora española, y que la mayoría social consciente la debemos articular desde abajo, en la calle, en la legitimidad y también desde las instituciones, sí, pero no a cualquier precio ni por el camino más corto. De esta forma, GC ratificó el espíritu de la Asamblea que la originó.
El PSOE, que hoy se arropa en la bandera de la izquierda, acude a proclamar en todos los foros posibles la necesidad de construir mayorías de izquierdas que hagan políticas en defensa de los derechos de las personas, sin apreciar o no queriendo apreciar, que la izquierda, como el movimiento, se demuestran andando. Porque mientras deslocalizan el mensaje, mientras ensucian y confunden la palabra y las esperanzas, en Bruselas votan a favor de la cláusula ISDS contemplada en el TTIP, por la que municipios, autonomías y el propio estado, perderán gran parte de su soberanía para beneficio de las grandes multinacionales; en Madrid, reforman de manera fulminante la Constitución, en su artículo 135, para condenar a millones de españoles a la pobreza y negar el futuro de los nuestros, a la par que garantizan el derecho a cobrar de los grandes buitres; en connivencia con sindicatos mayoritarios y patronal, tocan una y otra vez las condiciones laborales para que los trabajadores cada vez tengamos menos derechos frente a la patronal; en el pasado, privatizan sistemáticamente todas las grandes empresas públicas de sectores estratégicos para hacerlas caer en las manos de sus amiguetes; en la piel de un Felipe González o de una Elena Salgado, se vive el lujo de ser Consejero de una gran multinacional, a base de ganar pasta gansa; y por toda España, salpican la simiente de la corrupción. ¿Acaso hay diferencia entre sus políticas y las de los populares?
No, Ganemos Córdoba, como parte de esa utopía que en forma de plataformas, mareas, marchas de la dignidad, nuevas formaciones políticas y movimientos sociales, pretende construir una nueva sociedad, basándose para ello en un nuevo paradigma de hacer y ejercer política, dijo ayer que no. Que no queremos gobernar con aquellos que nos han llevado al desastre, que no queremos los cargos por los cargos, que podemos hacer política y cambiar nuestras instituciones y nuestras condiciones de vida desde la calle y también desde la oposición, sin ocupar poltronas ni entrar en el cambalache de turno.
Nuestra meta no son las concejalías, las consejerías o los ministerios. Nuestra meta es transformar la sociedad, y sí, a través de las instituciones, pero desde abajo, desde la calle y la legitimidad. Nuestra meta es de más largo alcance, es noviembre en el congreso, es el 2016 en Bruselas, es Grecia y Portugal; y entendemos la cuestión a largo plazo, desterrando posturas cortoplacistas. Nuestra meta requerirá de pactos, sí, pero cuando seamos mayoría y directores de orquesta para marcar el paso, no meros actores secundarios que sirvan para justificar la atrocidad y legitimar la barbarie. Y por ello, siendo conscientes de que el camino es largo, de que debemos explicar nuestras decisiones y motivos hasta convencer a la mayoría social doliente, necesitamos la legitimidad de no entrar en trueques oscuros que se prestan al “más de lo mismo”, pues si no, ¿acaso nos creerán los millones de personas que aún necesitamos convencer para hacer la mayoría consciente y que hoy todavía votan PP o PSOE?, ¿acaso seríamos diferentes a estos últimos?, ¿qué validez tendría nuestro discurso?

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