Jorge Alcázar
Colectivo Prometeo / FCSM
En un momento
concreto de una de las reuniones de negociación que desde Ganemos
Córdoba mantuvimos con las otras fuerzas políticas (IU y PSOE), se
nos dijo que ya estábamos, con pleno derecho, en la política
“real”, y que esto suponía bajar de las nubes y tocar tierra en
forma de pactos de gobierno, y que era el momento de negociar. Pero,
¿qué más había detrás de esta frase dirigida a neófitos en
estas lides por veteranos de la materia? Yo saqué mis conclusiones,
a saber, que abandonáramos los motivos que alumbraron nuestro
nacimiento, los discursos de campaña, las actitudes políticas de
partida, y que sometiéramos nuestra utopía a la realidad actual.
Ganemos Córdoba,
al igual que la multitud de plataformas constituidas en todo el
territorio nacional, forma parte de un movimiento que, incluso más
allá de nuestras fronteras, empezó hace tiempo a decir basta ya y a
querer construir con sus propias manos el futuro. Basta ya de esta
realidad social basada en desigualdades cada vez más patentes, basta
ya de un modelo económico que hace cada vez más ricos a los ricos y
más pobres a todos los demás, y basta ya de una política, unos
políticos y unos partidos, que con sus “realidades”, han
contribuido, y de qué manera, a meter al pueblo español en el
atolladero en el que se encuentra.
La Asamblea de GC
asumió ayer dos hechos: uno, que había que desplazar al PP de las
instituciones; y dos, que lo anterior no es suficiente. Esto es, que
la lucha para establecer una mayor justicia económica y social en
nuestra país no sólo pasa por barrer de las instituciones al PP ,
sino que además, es necesario tomar consciencia de que el
bipartidismo y sus políticas, en todos sus frentes, son el enemigo
político de la clase trabajadora española, y que la mayoría social
consciente la debemos articular desde abajo, en la calle, en la
legitimidad y también desde las instituciones, sí, pero no a
cualquier precio ni por el camino más corto. De esta forma, GC
ratificó el espíritu de la Asamblea que la originó.
El PSOE, que hoy
se arropa en la bandera de la izquierda, acude a proclamar en todos
los foros posibles la necesidad de construir mayorías de izquierdas
que hagan políticas en defensa de los derechos de las personas, sin
apreciar o no queriendo apreciar, que la izquierda, como el
movimiento, se demuestran andando. Porque mientras deslocalizan el
mensaje, mientras ensucian y confunden la palabra y las esperanzas,
en Bruselas votan a favor de la cláusula ISDS contemplada en el
TTIP, por la que municipios, autonomías y el propio estado, perderán
gran parte de su soberanía para beneficio de las grandes
multinacionales; en Madrid, reforman de manera fulminante la
Constitución, en su artículo 135, para condenar a millones de
españoles a la pobreza y negar el futuro de los nuestros, a la par
que garantizan el derecho a cobrar de los grandes buitres; en
connivencia con sindicatos mayoritarios y patronal, tocan una y otra
vez las condiciones laborales para que los trabajadores cada vez
tengamos menos derechos frente a la patronal; en el pasado,
privatizan sistemáticamente todas las grandes empresas públicas de
sectores estratégicos para hacerlas caer en las manos de sus
amiguetes; en la piel de un Felipe González o de una Elena Salgado,
se vive el lujo de ser Consejero de una gran multinacional, a base de
ganar pasta gansa; y por toda España, salpican la simiente de la
corrupción. ¿Acaso hay diferencia entre sus políticas y las de los
populares?
No, Ganemos
Córdoba, como parte de esa utopía que en forma de plataformas,
mareas, marchas de la dignidad, nuevas formaciones políticas y
movimientos sociales, pretende construir una nueva sociedad,
basándose para ello en un nuevo paradigma de hacer y ejercer
política, dijo ayer que no. Que no queremos gobernar con aquellos
que nos han llevado al desastre, que no queremos los cargos por los
cargos, que podemos hacer política y cambiar nuestras instituciones
y nuestras condiciones de vida desde la calle y también desde la
oposición, sin ocupar poltronas ni entrar en el cambalache de turno.
Nuestra meta no
son las concejalías, las consejerías o los ministerios. Nuestra
meta es transformar la sociedad, y sí, a través de las
instituciones, pero desde abajo, desde la calle y la legitimidad.
Nuestra meta es de más largo alcance, es noviembre en el congreso,
es el 2016 en Bruselas, es Grecia y Portugal; y entendemos la
cuestión a largo plazo, desterrando posturas cortoplacistas. Nuestra
meta requerirá de pactos, sí, pero cuando seamos mayoría y
directores de orquesta para marcar el paso, no meros actores
secundarios que sirvan para justificar la atrocidad y legitimar la
barbarie. Y por ello, siendo conscientes de que el camino es largo,
de que debemos explicar nuestras decisiones y motivos hasta convencer
a la mayoría social doliente, necesitamos la legitimidad de no
entrar en trueques oscuros que se prestan al “más de lo mismo”,
pues si no, ¿acaso nos creerán los millones de personas que aún
necesitamos convencer para hacer la mayoría consciente y que hoy
todavía votan PP o PSOE?, ¿acaso seríamos diferentes a estos
últimos?, ¿qué validez tendría nuestro discurso?
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