José
Antonio Naz Valverde
Colectivo Prometeo / FCSM
Una
campaña
electoral debería
tener como único
objetivo explicar a la población
de votantes los distintos programas de gobierno para que aquella
pueda elegir con suficiente información.
Además,
como en este caso se repite la campaña
habría
posibilidad de entrar más
en los detalles de las medidas y propuestas, sin olvidar explicar con
quién
se va a formar gobierno si, como parece, no habrá
mayorías
absolutas. Sin embargo no parece, en general, el caso en la actual
campaña
electoral en nuestro país.
Seguramente se piensa que este pueblo no aguanta hablar en serio de
las cosas serias que le preocupan y es más
amigo de la superficialidad , las frases hechas repetitivas y las
consignas partidistas; que en plena Eurocopa de Fútbol
la gente no tiene tiempo para estas cosas ; o que como en el fútbol,
ya tenemos cada uno nuestro equipo- partido al que mantenemos
fidelidad de hincha hagan lo que hagan o propongan lo que propongan.
Por eso la mayoría
de los partidos hacen una campaña
por debajo, al lado o a propósito
de los problemas fundamentales, dedicando el tiempo a detalles
secundarios o alejados de dichos temas.
En
vez de hablar de la altísima
tasa de paro, de las mayores de Europa, en aumento continuado,
alcanzando a la mayoría
de la juventud y la responsabilidad de las políticas
aplicadas, se atemoriza con los peligros en abstracto que puede
suponer un gobierno nuevo de "los radicales".
Si
la corrupción
invade toda la piel de toro, con un partido acusado de financiarse
sistemáticamente
de manera ilegal, con cientos de cargos públicos
y orgánicos
imputados, investigados o encarcelados, que han robado cientos de
millones de euros a un país
en plena crisis; si hay dos expresidentes autonómicos
imputados por desviar millones de euros de la formación
y de las subvenciones para el empleo... se dedican horas de discusión
y mucho más
de repetición
"mediática"
a la situación
de un país
como Venezuela.
Que
los empleos son cada vez menos, menos duraderos y más
precarios, con menos derechos,laborales... se debate sobre las
décimas
de aumento de la "creación
económica"
y de lo bien encaminada que está
nuestra economía.
No
vale la pena dedicar tiempo a la desigualdad, aunque seamos el
segundo país
europeo en el ranking, mejor repetir como un mantra la "recuperación
económica"
que todo el mundo debe ver aunque forme parte del millón
de familias sin ningún
ingreso o de los tres millones de clase media empobrecida, o de los
dos millones de niños
en el umbral de la pobreza.
Como
es una obsesión
pública
la preocupación
por las pensiones presentes y por las futuras, no se entra en valorar
el uso del 50% del dinero reservado para tal fin, ni en la baja
cobertura de las mismas, ni en las medidas para corregir este peligro
en el futuro; mejor insistir en la importancia de la "estabilidad"
en el gobierno y lo malo que puede ser un cambio radical.
Y
si la deuda supera ya el 100% del PIB, algo realmente escandaloso y
aterrador, no vale la pena aburrir con lo que puedan demandar los
deudores y ordenarnos la UE, o si es posible reestructurarla,
aplazarla , no pagarla... mejor hablamos de lo que le ha sucedido a
Grecia y una vez más
lo necesario que es mantener este gobierno "serio y estable"
que garantice "mantener los avances".
Cuesta
creer que una sociedad alfabetizada, en una democracia desarrollada
del siglo XXI, responda realmente a estos clichés
de superficialidad e indolencia, y se deje llevar por tal campaña
para votar también
en B, aunque las encuestas hasta ahora avalan esta posibilidad.
En
varios días
tendremos la respuesta.
2 comentarios:
De poco sirve que la población este alfabetizada, academizada y requetedoctorada cuando la corrupción moral no posee como fundamento (causal) dichas condiciones y necesidades. Es una lectura no solo errónea sino absolutamente ciega y simplona.
Es el tipo de relación humana y de responsabilidad, el tipo de moralidad que subyace tras la inteligencia practicada sobre la reflexión de dicha experiencia y la percepción experimental lo que cincela las formas de la buena conducta social humana. Reproduce solidaridad, justicia, comprensión, libertad correctamente entendida y reportará beneficios en el mismo sentido, más allá del sistema local en el que se haya iniciado dicho proceso.
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