Manuel
Marrero Morales
Colectivo Prometeo
FCSM
Desde
hace cuatro décadas el panorama político del Estado español ha
estado asentado sobre el bipartidismo, lo que ha dado lugar a que en
el imaginario colectivo se haya configurado la idea de que ambos son
imprescindibles, alternándose
uno en el gobierno y el otro en la oposición. PP y PSOE, ambos
homologados para gestionar el neoliberalismo contra la clase
trabajadora.
El
empresariado corruptor, que compra los favores de los políticos, lo
ha tenido fácil en un país con escaso control y una democracia
inmadura. Y además, con una "clase política" que se ha
consolidado en el poder y ha hecho uso de la extendida idea de llegar
a la política para enriquecerse.
La
salida a las plazas del movimiento 15-m significó el "basta ya"
de una parte importante de la sociedad, harta de que sólo se contara
con ella para solicitarle el voto, y luego desde el poder legislar
contra los intereses de la mayoría social, imponiendo recortes y
reformas. Y en eso llegó Podemos. Y el inicio de procesos unitarios
que han venido a significar un rayo de esperanza de que aún es
posible revertir las políticas antisociales y que haya algún día
un gobierno que trabaje para mejorar las condiciones de vida y
trabajo de la mayoría social.
Ha
quedado meridianamente claro que tanto los del PSOE de Sánchez como
los de Felipe Glez. y Susana Díaz, no han querido gobernar con
Podemos. Y que frente a Podemos, prefieren una alianza con el PP. Sus
motivos tienen ambos partidos: se resisten a la pérdida de su
carácter de imprescindibles e intentan impedir a toda costa el final
del régimen que los sustenta.
Seguramente,
una parte importante de las personas que han apoyado al PSOE se han
sentido defraudados por ese partido que dice una cosa en campaña y
hace lo contrario después y que es capaz de utilizar esos votos para
salvar su pellejo (pues no está en condiciones de concurrir a unas
terceras elecciones) y apoyar la continuidad de un gobierno de
derechas presidido por el denostado Rajoy.
Las
placas sobre las que estaba asentado el bipartidismo se han roto y
están intentando recolocarse. Es el momento de pedir un voto de
confianza para Unidos Podemos, como único valor seguro que ofrezca
un rayo de esperanza de que pueda haber un gobierno de gente decente
que busque la felicidad de la ciudadanía.
Somos
la alternativa de gobierno. Y para alcanzarlo, tenemos que seguir
combinando una insobornable oposición en las instituciones junto con
la movilización de la ciudadanía. Este otoño, las plazas y las
calles tienen que convertirse en un clamor popular exigiendo
politicas sociales y dignas que beneficien a la mayoria social.
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