[ Hoy más que nunca se hace evidente, tras la escandalosa "sentencia" con la que el Sistema cierra el caso Noos, la desigualdad de la Ciudadanía española ante la ley. Nuestro compañero Manolo Delgado, abogado representante del FCSM en el juicio -no nos dejaron continuar en él- hace unas reflexiones de urgencia. La Mesa Estatal las comparte al 100%]
Manuel Delgado Millán
Para sentar a declarar a la Infanta Cristina de Borbón,
el juez Castro se ató los machos en un Auto de más de doscientos
folios.Fue dictado con toda la instrucción del caso prácticamente
terminada. De ella se extraía de manera para mi irrefutable que
había, que existen pruebas, de los delitos por los que el juez tenía la
obligación de llamarla a declarar. Antes y después de ese Auto
excepcional ningún español ha sido objeto de tanta argumentación para
comparecer ante un juez, ayer como imputado y hoy - le han dulcificado
el nombre- como investigado. Ese simple hecho ya fue revelador de una
enorme presión, de un ''hasta ahí podíamos llegar'', de un ''pero que se
habrá creído ese juez de provincia''.Pues eso, que su labor, su
obligación, su responsabilidad era aplicar la ley a unos hechos ya
confirmados en los que una ciudadana, no sólo había participado, sino
sin cuya participación, sin que ella estuviera por medio, nunca se
habrían producido.
Hablamos de una millonaria malversación de fondos
públicos, que mediante una sociedad participada por mitad por un
matrimonio, fueron blanqueados y eludido el pago de impuestos.
De todo ello ha sido condenado su marido. Nada ayudó su
esposa a su defensa. Su prioridad era hacerse la ignorante a pesar de
las pruebas documentales que le fueron mostradas en su declaración.
Quinientas preguntas del juez Castro, sin respuesta. Negativas a conocer
nada de sus propios actos, de sus firmas, de sus compras, de sus gastos
personales con su tarjeta, de sus viajes a costa de un dinero (millones
de euros) que con toda frialdad declaró que desconocía como ganaba su
marido.
Lean el Auto del juez Castro, nunca leí nada tan rotundo
en una sentencia condenatoria. Leeré la sentencia. Me detendré en los
folios que se dediquen a la Infanta, para comparar.
Cualquiera que siga mi consejo, tendrá que dudar de
alguna de las dos resoluciones. Quizá dude de que su país sea un Estado
de Derecho.
Si además fue desahuciado con leyes que le impidieron
defenderse de desalojos hoy indudablemente ilegales, o si se llama Andrés
Bódalo, mejor no le preguntemos. Sólo en eso se parecen esa ciudadanía a
la no ciudadana, sino Infanta, Cristina de Borbón.
1 comentario:
SÓn unos " SINVERGÜENZAS " ;los que se apropiaron de lo que no era suyo y los que en nombre de la justicia pretenden tomarnos por IDIOTAS.
Publicar un comentario