Fuente:El País |
Juan Balsera
Colectivo Prometeo
FCSM
Al comienzo de la crisis económica, España tenía los
siguientes datos: el 4,40% de déficit público y 39,40% de deuda pública,
con una prima de riesgo menor a los 100 puntos básicos con respecto al
bono alemán y un PIB de 1.116.207 miles de euros. Esta realidad debía de
cambiar, no podíamos estar en el club de los ricos, ya que nuestro
papel en las instituciones europeas consistía en ser los servidores de
los poderosos. Entonces surgieron dos grandes acontecimientos: uno
global sistémico, con la caída de Lehman Brothers, provocada por la
exportación de productos tóxicos generados por esta entidad (impuesto
made in USA) y que fueron distribuidos por el planeta. Otro de ámbito
local: el pinchazo de la burbuja inmobiliaria, diseñada años atrás por
el señor Aznar, con sus políticas de liberalización de suelo,
perfeccionadas por las cajas de ahorros Españolas; con dirigentes en su
mayoría impuestos por PP y PSOE; ofertando irresistibles préstamos
hipotecarios que fueron repartidos a gogó, y con facilidades al
endeudamiento de la población.
Una vez que nos encontramos ante estos dos acontecimientos,
lo lógico hubiera sido que quienes los han provocado asumieran las
consecuencias. Esto se llama responsabilizarse de sus decisiones o actos
y las consecuencias de los mismos, filosofía capitalista. Pero eso
hubiera significado que los capitalistas inversionistas hubieran ido a
la ruina, tanto de la banca nacional como de la internacional
Los neoliberales se convierten en socialistas,
aparentemente, y en vez de asumir la consecuencia lógica de estas
decisiones y la más que probable caída de muchas de estas entidades, se
optó por socializar las pérdidas, intervención del estado. El Estado
español se hizo garante de todo el riesgo asumido por esas entidades
financieras privadas y trasvasó ingente cantidad de dinero público a
manos privadas. Una estafa en toda regla continuaba lo diseñado años
atrás. Claro, tuvo su excepción, los ciudadanos privados de a pie, que
habían solicitado el crédito de su vivienda, fueron castigados
doblemente, les incrementaron los tipos de interés de forma brutal y
esto provocó los deshaucios en cadena.
La inyección directa de dinero público al sistema
financiero, en este lustro, se estima en unos 111.000 millones de euros,
a lo que debemos añadir el diferencial de la prima de riesgo estimado
en una media próxima a los 400 puntos básicos. Hay que tener presente
que el tipo de interés para las entidades financieras era el 1% mientras
el estado pagaba el 5%, a esas mismas entidades, cuando necesitaba
financiarse, provocando unos enormes costes por intereses y su
correspondiente incremento de deuda pública. Para los bancos era un
negocio redondo: el estado presta al 1 y el banco cobra al 5. En menos
de diez años la deuda pasó de los 384 mil millones a un billón setenta y
tres mil millones de euros.
La modificación del artículo 135 de la Constitución,
realizada por PP- PSOE para dar prioridad en el pago de la deuda a las
entidades financieras, con respecto a las necesidades de las personas,
es en sí misma un acto de traición a la patria y sobre todo a su
ciudadanía, llevada a cabo por una clase dirigente al servicio del
desfalco y de los poderosos,
En el sistema financiero ha desaparecido más del 20% del
empleo. A nivel de estado llegamos a tener cinco millones de parados,
algo menos de cuatro en la actualidad. Las desigualdades en el empleo y
en la renta se han ensanchado entre ricos y pobres. Las cajas de ahorros
han sido desmanteladas y deslocalizadas y se han convertido en bancos,
muchas absorbidas. Los cinco grupos financieros representaban el 40% del
total, al comienzo de la crisis; han pasando en la actualidad al 60%.
Al finalizar 2015, el déficit público era del 5,08% y la
deuda pública subió al 99,80%. Lo relatado en los párrafos anteriores
explica estos incrementos tan expectaculares. Llegamos a alcanzar en
deuda el 11% y en prima de riesgo los 600 puntos básicos. Además,
tenemos que tener en cuenta que llevamos más de un lustro recortando el
gasto público de forma significativa y nunca antes conocida, sobre todo
en partidas sociales e inversión.
La simple observación de los datos expuestos permite ver
nítidamente que las políticas neoliberales diseñadas, por Aznar,
Zapatero y Mariano Rajoy tienen un objetivo común: favorecer a las
grandes empresas multinacionales, que han visto aumentado su poder y
beneficio; así como perjudicar seriamente a la mayoría de trabajadores y
clases medias de nuestro país, que se han empobrecido con la quimera de
las Políticas de Convergencia, de la Unión Europea. Al comienzo del año
2000 cumplíamos todos los requisitos de convergencia. El engaño fue
posible gracias a un pueblo desinformado, abducido y embaucado por unos
representantes políticos sumisos y serviles a los poderosos. Esperemos
que una vez conocida la realidad en la que estamos inmersos, ese caudal
de votos se trasvase a dirigentes mas honestos y defensores de los
intereses de la mayoría social.
* Colectivo Prometeo
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