Julio Anguita
Colectivo Prometeo
FCSM
La imposición de una medalla a una
imagen de la Virgen en el Ayuntamiento de Cádiz ha desatado una
polémica que ya es antigua en la Historia de España. ¿Son posibles unas
instituciones públicas laicas en nuestro país? Creo que previamente
conviene reflexionar sobre dos hechos.
La
Iglesia Católica constata día a día que los contenidos de su fe (dogma,
vida sobrenatural, moral y liturgia) son de manera inexorable obviados
en la práctica por parte de los que se autocalifican de católicos.
Ante ello se ha enrocado en torno
a tres ejes de actuación. La sobreabundancia de actos religiosos de
oropel: romerías, procesiones, actos castrenses y demás atavismos
idolátricos. La práctica parasitaria de las arcas públicas a través de
subvenciones, exenciones fiscales, inmatriculaciones, etc. Y en último
lugar ejerciendo una intromisión en los expedientes de los alumnos de
primaria y secundaria a causa de las clases de religión y la validez de
su puntuación como si de otra asignatura se tratase.
Por otra parte, multitud de
sedicentes militantes y cargos públicos de la izquierda que olvidando la
influencia de la Ilustración en la génesis de la izquierda, acogen en
las instituciones a imágenes religiosas, participan en procesiones,
romerías y otros fastos religiosos con la argumentación de que la
religiosidad popular debe tener acogida en las instituciones de un
Estado que, precisamente, carece de religión oficial.
Pareciera como si la palabra
popular fuese en sí misma un salvoconducto para transitar por la
inconsecuencia. Porque el problema en cuestión reside en la
normalización del Estado de Derecho en el que las iglesias y las
confesiones religiosas forman parte de la esfera de lo privado.
No se trata de expulsar de la
legalidad, sino justamente lo contrario, situar a las iglesias en el
lugar de las demás manifestaciones culturales, filosófica o
filantrópicas. Es decir justamente en su sitio. Lo que ocurre es que la
Iglesia Católica española está muy mal acostumbrada tanto por tirios
como por troyanos.
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