[Nuestros queridos compañeros de "Xarxa Socialisme 21" de Cataluña -de los cuales un considerable número participan también en el Front Civic- han vivido hoy el "hackeo" de su página web a las pocas horas de hacer pública la resolución sobre el referéndum del 1 de Octubre. Reproducimos la misma]
El gobierno de Mariano Rajoy, con su inmovilismo político ante el
conflicto de encaje de Cataluña en el Estado Español, su lastre
permanente de corrupción y sus políticas antisociales, se ha convertido
en el factor decisivo que favorece y estimula el independentismo.
El expresidente Artur Mas y su partido CiU, campeones de la corrupción y de la aplicación de las políticas de ajuste y austeridad impuestas por las instituciones de la Unión Europea, privatización de la sanidad, de la educación, recorte del PIRMI, etc.; que apoyaron con su voto en el congreso de diputados la contrarreforma laboral y la ley orgánica de estabilidad presupuestaria, que es el instrumento político y fiscal para imponer los recortes sociales (incluida la actual intervención de Montoro en el gobierno de la Generalitat), han utilizado el malestar social para canalizarlo hacia el sueño de una independencia de Cataluña que devolverá el bienestar social perdido.
En esta ilusión han encontrado el apoyo de las fuerzas independentistas de larga tradición como ERC y la CUP. En su apuesta prioritaria por la “independencia formal de Cataluña”, el bloque independentista no ha respetado el propio Estatut y las reglas parlamentarias, ha traicionado la defensa de los intereses la mayoría social y de la clase trabajadora al aprobar unos presupuestos antisociales, o una “ley de transitoriedad” que preserva la relación de esclavitud de la ciudadanía de Cataluña con la deuda ilegítima con las fondos y bancos de la Unión Europea, que conserva las leyes de ajuste y austeridad que tienen su matriz en la UE, y que se compromete a aplicar las nuevas leyes que esta pueda acordar en el futuro….Por no hablar del modelo presidencialista con rasgos autoritarios de la República catalana donde el poder judicial ve disminuida su independencia.
El expresidente Artur Mas y su partido CiU, campeones de la corrupción y de la aplicación de las políticas de ajuste y austeridad impuestas por las instituciones de la Unión Europea, privatización de la sanidad, de la educación, recorte del PIRMI, etc.; que apoyaron con su voto en el congreso de diputados la contrarreforma laboral y la ley orgánica de estabilidad presupuestaria, que es el instrumento político y fiscal para imponer los recortes sociales (incluida la actual intervención de Montoro en el gobierno de la Generalitat), han utilizado el malestar social para canalizarlo hacia el sueño de una independencia de Cataluña que devolverá el bienestar social perdido.
En esta ilusión han encontrado el apoyo de las fuerzas independentistas de larga tradición como ERC y la CUP. En su apuesta prioritaria por la “independencia formal de Cataluña”, el bloque independentista no ha respetado el propio Estatut y las reglas parlamentarias, ha traicionado la defensa de los intereses la mayoría social y de la clase trabajadora al aprobar unos presupuestos antisociales, o una “ley de transitoriedad” que preserva la relación de esclavitud de la ciudadanía de Cataluña con la deuda ilegítima con las fondos y bancos de la Unión Europea, que conserva las leyes de ajuste y austeridad que tienen su matriz en la UE, y que se compromete a aplicar las nuevas leyes que esta pueda acordar en el futuro….Por no hablar del modelo presidencialista con rasgos autoritarios de la República catalana donde el poder judicial ve disminuida su independencia.
Esta renuncia a la soberanía económica, además de traicionar los
fundamentos de una independencia real, muestra el verdadero carácter del
independentismo de Cataluña: una lucha por el reparto del poder
político para perpetuar la dominación sobre las clases populares.
Ante la erosión de la movilización independentista, como demuestran las
encuestas del Centro de estudios de opinión vinculado a la Generalitat, y
los cambios del mapa político en España, donde la irrupción de
Unidos-Podemos y los cambios en el PSOE, caminan a la par con el
desgaste de un Partido Popular lejos de la mayoría absoluta y que puede
ser expulsado del gobierno ante una moción de censura exitosa, el bloque
independentista ha puesto el acelerador.
Apostando a cuanto peor mejor, ha promovido un referéndum de
autodeterminación sin garantías democráticas, sin un mínimo de
participación para darle legitimidad, sin la transparencia exigible para
obtener su reconocimiento internacional. En estas condiciones dicho
referéndum pone en bandeja al Partido Popular y partidos centralistas el
argumentario para quitarle credibilidad democrática ante la mayoría
social en Cataluña que no es independentista y provoca su aislamiento y
hostilidad entre la gran mayoría social en el estado español.
Lejos de negociar y buscar el consenso con fuerzas políticas emergentes como “Cataluña Si Que Es Pot” o “Catalunya en Comú”
con el objetivo de ampliar las alianzas en Cataluña y en el resto del
estado, el bloque independentista se dirige a una derrota segura,
arrastrando a una gran parte de su base social a la frustración, el
victimismo o la resignación.
La enorme división social provocada, tiene carácter transversal, y puede
provocar daños difíciles de reparar en la sociedad. En estas
circunstancias, es comprensible que Catalunya en Comú al no
reconocer el carácter de referéndum de autodeterminación, rechazar su
carácter vinculante y en consecuencia oponerse a la declaración
unilateral de independencia, ha optado por una propuesta suficientemente
flexible para que su afiliación se encuentre cómoda y no se divida. La
reducción a una movilización política por el derecho a decidir persigue
mantener lazos de comprensión con una parte de la ciudadanía y
reconstruir los puentes sociales y políticos que permita impulsar una
alternativa que pueda dar una solución satisfactoria a un problema
político de envergadura. Sin embargo, el interés del bloque
independentista para implicar en el proceso la posición de Catalunya en Comú
tiene como objetivo elevar la participación en el referéndum y ganar en
legitimidad para declarar la independencia unilateral. Los riesgos de
confusión y división en la base electoral de Catalunya en Comú
son muy elevados, y solo podrán ser neutralizados con un discurso claro y
firme de no reconocimiento de su carácter vinculante, y por tanto,
desobedeciendo cualquier tentación del Presidente Puigdemont de declarar
la independencia de Cataluña.
La crisis del régimen de transición en España tiene sus raíces en la
pérdida de soberanía popular y económica con la integración en una Unión
Europea al servicio de las oligarquías centro europeas, particularmente
de Alemania. Mientras no se aborde esta cuestión crucial, y sigan
aplicándose las políticas neoliberales antisociales, la crisis social y
política en España y Cataluña continuará su curso y adoptará diversas
formas en el futuro.
Ante la grave crisis institucional que abre la aventura del bloque
independentista y la cerrazón del gobierno del estado, las
organizaciones de la izquierda transformadora y soberanista en Cataluña y
España, hemos de promover una alternativa política y social que impida
la regresión centralista del estado y la extensión de las prácticas
antidemocráticas que el gobierno intentará justificar ante el pulso
independentista.
El objetivo que puede unir a las clases populares y los pueblos del
estado español es la articulación de una amplia alianza para echar al
Partido Popular del gobierno del estado, mediante una moción censura.
Pero esta solo será posible si es promovida por una movilización popular
sostenida en calles y plazas, dirigida también a derogar todas las
leyes injustas como la contra-reforma laboral, de las pensiones, la ley
orgánica de estabilidad presupuestaria, la ley mordaza, privatizaciones,
etc., así como avanzar en las principales reivindicaciones sociales que
permitan superar el desempleo, etc. Este proceso debe basarse en
reclamar soberanía popular real, preservando la unidad y autonomía de
los movimientos sociales, así como las relaciones basadas en el diálogo,
la racionalidad y la fraternidad ante un conflicto particularmente
emocional.
En este proceso debemos oponernos a toda irracionalidad, al cultivo del
odio, a los enfrentamientos fratricidas que buscan dividir a las gentes,
a todo ejercicio de violencia por defender opiniones distintas. Ni
detenciones, ni depuraciones, ni exclusiones resolverán las cosas.
Llamamos a preservar en los objetivos comunes de emancipación y los
derechos democráticos de las gentes. Muy en particular en el seno de los
movimientos sociales y de las fuerzas transformadoras
En Cataluña ante el fracaso de la estrategia sin salida del bloque
independentista, debemos impulsar el desarrollo de la fuerza
transformadora y alternativa que desaloje del gobierno de la Generalitat
a las fuerzas conservadoras y falsamente soberanistas.
En esta tarea, debemos abordar con decisión la movilización social y
popular para romper con el régimen de la monarquía y abrir un proceso
constituyente en el conjunto del Estado que permita el encaje de las
legítimas aspiraciones de los pueblos de España en una federación de
libre adhesión, y para que sea un paso real en la recuperación de la
soberanía económica y popular, para superar el capitalismo y avanzar
hacia el socialismo.
Septiembre 2017
Xarxa Socialisme 21
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