Juan Balsera Santos
Colectivo Prometeo
Fuente: Diario Córdoba
En estas fechas estivales se han venido sucediendo una serie de noticias y acontecimientos que han estado pasando desapercibidos para la inmensa mayoría de los ciudadanos españoles. Estas acontecimientos han tenido, y tienen, como principal protagonista a los Estados Unidos y como actores secundarios a Corea, China, Rusia, Siria, Irán, Unión Europea y, cómo no, Venezuela.
Donald Trump ha llegado a la presidencia del país con el ejercito más poderoso del planeta para intentar imponer al resto del mundo su poderío militar, ya que el económico voló hacia otras latitudes hace décadas. Como botón de muestra de lo que digo tenemos la deuda externa de EEUU, si China y demás países exigieran su pago, inmediatamente pasaría a estar en banca rota; aunque sus mensajes suelen ser catalogados de paranoicos y contradictorios, no debemos en ningún momento perder de vista que representa al mayor imperio de nuestra época.
En mi modesta opinión, lo que lo diferencia de otros presidentes anteriores es que su lenguaje es más directo y la sumisión que requiere la va solicitando de sus aliados-súbditos de forma descarada y sin retórica, como se suele decir, por la cara, que para algo soy el que mando. Los únicos países a los que da un trato preferencial son Reino Unido e Israel, sus fieles escuderos.
La estrategia durante el último siglo ha consistido en generar o incentivar el mayor número de conflictos posibles entre países y pueblos de nuestro planeta a la vez que iba creando una red de bases militares en el mundo jamás conocida con anterioridad, con un denominador común, crear guerras, golpes de estado, terrorismos, etcétera; conflictos que siempre quedaban fuera de sus fronteras. Se trataba no tanto de ganar territorios sino más bien de destruir países y aniquilar poderes locales para poner a títeres a su servicio y de esta manera vivir de los botines de guerra que le reportaban sus multinacionales. Como ejemplo de ello tenemos las guerras de Irak, Siria o Libia.
Europa ha sufrido en sus carnes dos guerras mundiales y si nadie lo remedia posiblemente estemos camino de la tercera. EEUU, en coherencia con su estrategia busca un enemigo para ello no tuvo mas que rebuscar en la época de guerra fría y reactivar a Rusia como enemigo nímero uno. De esta manera el escenario volvería a Europa y su territorio quedaría una vez más libre de guerra, claro está, si la Unión Europea no lo remedia; por otro lado, como China queda muy retirada y económicamente es en la actualidad la principal economía del mundo, intenta desestabilizarla a través de Corea del Norte, aunque este frente no se activara el primero por mucha retórica que se emplee. Mientras esto se va planificando, tened en cuenta que el Brexit todavía no se ha materializado y por tanto su lugarteniente no está a salvo, se seguirán azuzando conflictos locales, Venezuela tiene todas la papeletas de ser el más inminente, Turquía y el pueblo Kurdo espera a la vuelta de la esquina, además de los clásicos en África y Sudamérica.
Con este panorama nos debemos preguntar qué debemos hacer los patriotas para salvaguardar a nuestro país de esta guerra en ciernes. ¿Debemos seguir los dictados del emperador Donald Trump o por el contrario deberíamos reforzar alianzas con países europeos, Alemania, Francia, Italia, etcétera, para alejar el conflicto de nuestros territorios?. Eso nos llevaría al tema de las bases militares americanas en nuestro territorio. Si el pueblo español quiere la paz debe desmantelar cuanto antes las bases militares, ya que si son utilizadas para atacar a Rusia, Irán, etcétera, nos encontraremos, por nuestros actos, inmersos en una guerra en la que posiblemente pudieran morir millones de ciudadanos españoles.
Mariano Rajoy como digno sucesor de Aznar y excelente lacayo de Trump --lo ha venido demostrando con sus actuaciones y comportamientos en los años de mandato-- esta más por la labor de ser un buen servidor del imperio que por construir alianzas de paz con otros países europeos; claro que tiene su propia contradicción interior: el país referente del catolicismo puede estar contribuyendo con sus actos a la desaparición del mismo, con lo que podemos estar salvando a millones ciudadanos de los Estados Unidos a cambio de la aniquilación de nuestra cultura y nuestros territorios.
Los imperios suelen caer por la conjunción de varios factores: crisis económica, conflictos políticos internos y, en última instancia, derrota militar. La aparición de Trump viene motivada por que EEUU ya no es la primera potencia económica, eso ha llevado a un fascista a la presidencia, los conflictos políticos, clasistas, raciales y de supremacía se reactivarán y multiplicarán como los hongos y la última salida que le quedará al imperio será una guerra total, que es muy posible que termine perdiendo. La suerte, si no lo remediamos los patriotas, puede estar echada, solo nos queda hacer apuestas; seguramente todos perderemos.
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