Joan Avinyó i Parés
El cuñado que se
convierte en pretendiente. El Amante que se convierte en marido. El
marido que se convierte en divorciado.
Eso es señores, la
realidad de este país. Vemos como los pactos contra-natura van
tomado forma, mientras el ex cuñado intenta por todos los medios que
el marido no se esconda debajo del sofá. ¿Dónde está el marido?
Ha desertado. Porque las miserias que han venido arrastrando durante
años le han pasado factura. Ha provocado que el ángel y el demonio
se den la mano. Que el viento y la marea se unan para intentar dar
forma a un estado roto. Desmembrado y irreconocible. El marido está
bajo las faldas de las parcas, que pisándose televisivamente y a
codazos van tomando posiciones. El ex cuñado, todavía poco
preparado para el envite, intenta que el marido se reconcilie.
Imposible. El marido hace tiempo que ya está desconectado de la
realidad. El ex cuñado, hipócrita y traicionero, intenta maquillar
su discurso para acabar de acuerdo con los adversarios del
pretendiente, eso sí, mandándoles un recado que si acaba casándose
con la novia su vida será un infierno.
El familiar díscolo,
aquel que se baña en el Mediterráneo, asiste perplejo al
espectáculo y no sabe cómo sacar tajada, e intenta con su discurso
justificar la decapitación del marido. Más aún teniendo al “capo
familglia” comiendo mejillones.
El otro familiar
incómodo, aquel que en un pasado, no tan lejano, tantos problemas
dio a la familia y reconciliado a la fuerza, no tiene más remedio
que escupir en la mano de quien le ha provisto del “cuponazo”
para no quedarse en fuera de juego.
Eso es en resumidas
cuentas lo que pasa. Lo que pasará…..ya lo veremos.
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