Portada El País 1992: Anguita da un rotundo " No" a Maastricht.Pincha enlace |
Julio Anguita
En este año de 2018 se cumplen 25
de la entrada en vigor del Tratado de la Unión Europea aprobado en la
ciudad de Maastricht. A la luz de esta efeméride convendría reflexionar
sobre dos importantes interrogantes ¿Se han cumplido las venturas y
plazos para una Europa Federal, solidaria y de cohesión social acorde
con los Derechos Humanos y la carta Social Europea de 1961? ¿Se han
visto confirmadas las críticas y rechazos a aquel tratado por
considerarlo impulsor de una Unión Europea centrada exclusivamente en la
política monetarista y neoliberal, en detrimento de una Europa
políticamente y democráticamente unida, con una Política Exterior y de
Defensa Común europea? Tres hechos nos pueden ayudar a la profunda
reflexión que debe llevarse a cabo con motivo de la efeméride:
El primero es el problema de la
inmigración y la respuesta desigual por parte de los diferentes miembros
de la Unión Europea en la que el racismo, la xenofobia y la inhumanidad
son la norma generalizada. No saben y no quieren asumir el reto
histórico que ya sufrió en toda su magnitud el Imperio Romano y que
precipitó su decadencia.
El segundo es la sorprendente propuesta de
crear, por parte de algunos países miembros de la Unión Europea, una
nueva fuerza militar de intervención inmediata al margen de la propia
UE. ¿Para qué misiones sería utilizada? ¿Bajo qué legalidad y
legitimidad? ¿Y la tan cacareada Política Europea Común de Seguridad y
Defensa (PESC)?
El tercer hecho consiste en la cuidada y
preparada reunión de los líderes europeos para el mes de septiembre en
torno a tres cuestiones consideradas vitales por ellos mismos: reformar
la arquitectura de la moneda comunitaria, establecer una red de
seguridad para las crisis bancarias que puedan ocurrir en el futuro y
reforzar las competencias del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE).
Aquí no hay concesiones ni excepciones a las posiciones particulares de
cada Estado. Con el pilar monetario, el que de verdad fundamenta la
Unión Europea, no se juega.
Y es que aquel lejano Tratado de
Maastricht, tan seductor para europeístas ingenuos tanto de derechas
como de izquierdas, así como para los dos grandes sindicatos españoles,
no fue otra cosa que la entronización de la política económica del
neoliberal de Friedrich von Hayek (1899-1992) consistente en
independizar la economía de las decisiones de la soberanía popular y en
consecuencia de la política democrática.
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