Juan
García
Ballesteros
Presidente
del Colectivo Prometeo
Cuando
el PSOE en abril ganó las elecciones ya tenía claro su estrategia
para volver a gobernar. Todos los poderes económicos, sus fieles
consejeros (COE,
Banca, Troyka e incluso el influyente Financial Times) le pedían un
gobierno de moderación
con Ciudadanos. Si este partido hubiera aceptado le habría entregado
una llave de entrada y habría pactado (como lo hizo en 2016) Pero
el partido de Rivera, esta vez, no estaba por la labor. Se había
escorado tanto a la derecha que rozaba la extrema y ese espacio
político ya estaba adjudicado y ya no podía echarse atrás. Su
apoyo al partido socialista lo podría conducir casi a la
desaparición.
El
PSOE muy pronto se olvidó que gracias a UP había ganado la moción
de censura y que habían pactado unos Presupuestos Generales del
Estado. Ante la manipulada “falta de confianza”, excusa del
partido socialista, la coalición
federal tenía
motivos más
que suficientes para no
fiarse
de ellos. Nunca al revés, porque dónde han gobernado en coalición,
UP siempre ha mostrado una total lealtad a lo pactado. Recordemos que
del programa de gobierno firmado para la moción de censura, lo poco
que se cumplió, fue a regañadientes. Esta gente no es fiar, por eso
UP no podía aceptar un gobierno de “cooperación”
como pretendían, puesto que los dejaba en la calle y sin posibilidad
de decidir nada. Después
de obtener el apoyo y un posible programa conjunto para gobernar, se
hubieran burlado de ellos. Hubieran mejorado algunas propuestas
sociales, pero pactado con la derecha (ya lo ha hecho el PSOE en
todas las legislaturas) la paralización de aquellas reformas
necesarias (profundas en lo económicos) que se necesitan de verdad
para mejorar la vida de la gente.
Para
ilustrar la desconfianza hacia el PSOE voy a poner algunos ejemplos.
A pesar de tener firmado el acuerdo con el grupo confederal sobre
limitación del precio de los alquileres, no lo cumplió.
La presión
de la banca y grandes empresas, dueños de más de 600000 viviendas,
ha abortado esa posibilidad tan necesaria para regular el abuso de
los alquileres de viviendas. No ha
derogado la
nefasta reforma laboral que tanto daño
ha hecho a los derechos de los trabajadores, a pesar de su compromiso
programático. Para acabar con el abuso de la subida de la luz, UP le
ha propuesto la creación de una empresa energética
pública
que el partido socialista ha rechazado, así también con el apoyo de
la derecha, que se transforme Bankia en una banca pública. El
partido socialista veta una moción de UP para obligar a la Sociedad
de Activos de la Reestructuración Bancaria (Sareb, 45 % de dinero
público) a ceder su pisos a un Fondo Social de Viviendas que
posibilite alquileres sociales. Son sólo algunas pinceladas de quién
manda en nuestro país.
Sin
el apoyo buscado de C´s,
el
partido socialista estaba en un callejón sin salida y su marcha
atrás era la única posibilidad de sacar adelante el nuevo Gobierno.
Se quedó en la oscuridad de la calle durante casi tres meses. Cedió,
por fin, para abrirles la puerta, como pedía UP, a un Gobierno de
“coalición”.
Si analizamos los resultados del 28A, UP consiguió un tercio de
diputados (42) comparándolos con los del PSOE (123). El Gobierno
tiene 17 ministerios. Si fuera reparto proporcional a UP le habrían
correspondido al menos cinco. Pero esta coalición
pidió
una vicepresidencia y tres ministerios. El partido socialista accede
cuando faltan sólo tres días para la sesión de investidura. Parece
que todo va por buen camino. A las muchas trabas y excusas puestas
anteriormente, se suma el peñasco puesto en el camino que para los
socialistas sería
insalvable “Pablo
Iglesias no puede entrar en el Gobierno” ¡Qué
desfachatez! Esta humillación no la van aceptar, pensaban, y UP se
retirará de la negociación. Quedará que le importaba poco el
programa y que lo único que quería era un puesto en el consejo de
ministros. Pero la jugada les salió mal. Pablo encaja con valentía
la humillación y el paso al lado que da el líder de UP, aceptando
algo tan vergonzoso, descoloca al PSOE. No se lo esperaban y les
salió mal. Pablo demostró que no estaba exigiendo sillones, sino un
Gobierno serio de cambios profundos sociales, políticos y
económicos.
No
hay vuelta atrás. El partido socialista no tiene más remedio que
aceptar la entrada en el Gobierno de miembros de UP. ¿Cómo
arreglar la trampa en la que ellos mismos han caído y que no gusta a
los poderes económicos
–grito
en el cielo, cuidado-? ¿Qué
hacen? Se sientan a negociar y le dan la llave de entrada (una
vicepresidencia y tres ministerios), pero para que entren con la
cabeza gacha, disimuladamente, por la puerta trasera. Cuando UP
comprueba el contenido de las parcelas ministeriales adjudicadas,
desgajadas de otras, están casi vacías, sólo son continente de
palabras huecas. Sus pocas competencias y los escasos medios
económicos que le asignan los relega, son puestos honorarios que les
impide influir en los cambios sociales que UP pretende hacer desde un
Gobierno de progreso ¡Cómo
va a aceptar la coalición de izquierdas formar parte de un Gobierno
como meros espectadores! ¡Cómo
va a aceptar ser
“peleles”
en manos de un PSOE sin voluntad para mejorar la injusta situación
social! Se rompe la baraja y en la votación UP se abstiene. A pesar
de la llamada rogatoria desde la tribuna de Pedro Sánchez para que
PP y C´s se abstengan y pueda ser elegido presidente, la derecha
extrema en bloque tumba la investidura.
Después
la Vicepresidenta, señora Calvo Poyato, que ya anteriormente se
lució por ser la responsable de filtrar a los medios el primer
documento de UP, manipulado, para culpar a la coalición
de “intransigente”,
les cuelga el sambenito
de “querer
formar un gobierno paralelo”,
de “pedir
el gobierno entero”. Pero siguiendo con su falso relato, con la
mentira como montera, acusa a UP “aliarse con la derecha para
impedir por segunda vez la elección de un presidentes socialista y
los coloca de pinza
con la derecha”. ¡La “pinza”, otra vez! Lo sabe, pero olvida
que no votaron con la derecha, que se abstuvieron, al igual que
hicieron los partidos nacionalistas (PNV, ERC, PdeCAT, Bildu y
Compromis). Tiene mala memoria, esta señora, y calla los muchos
acuerdos con el PP en todas las legislaturas, olvida todo el “negro”
pasado de su partido (¿de izquierdas?). Omite que pactó
en Andalucía
un Gobierno con Ciudadanos, la derecha y que firmó un acuerdo de
Gobierno (como ya he recogido) con este partido en 2016.
Resulta
preocupante la situación de ingobernabilidad de nuestro país.
Después
del rechazo del Congreso a la investidura de Sánchez, en amplios
sectores de la ciudadanía quedaba la esperanza que en estos dos
meses (Agosto y Septiembre), con tiempo suficiente, se sentaran los
mismos protagonistas a negociar un nuevo acuerdo programático y
competencial que satisficiera a ambas parte. Pero el PSOE ha dado
marcha atrás de su posición en Julio y colocado una “tranca” en
la entrada que cierra cualquier posibilidad de coalición. Durante
todo el mes de Agosto han mostrado una postura intransigente y firme
para lograr su gran objetivo: un Gobierno en solitario.
A
pesar de todo, UP toma la iniciativa, con voluntad de acuerdo, pero
partiendo del momento en que quedaron rotas las negociaciones en
Julio. Por ello, el pasado 20 de Agosto, presentó al PSOE un
documento para iniciar las conversaciones. Contiene la distribución
de competencias con ministerios (entrando en coalición) y propuestas
programáticas, entre ellas: la
subida del salario mínimo
a 1.200 euros al final de la legislatura, la derogación de la
reforma laboral, la aprobación de una ley de eutanasia, la
prohibición de las puertas giratorias, la prohibición de la
privatización de la sanidad y la educación, la bajada de los
precios de los alquileres o la aprobación de una reforma fiscal
justa y progresiva que incluya un recargo especial para la banca en
el impuesto de sociedades.
En cuanto al reparto ministerial, el grupo confederal ha mostrado una
actitud flexible y ha presentado cuatro posibles opciones de reparto
de responsabilidades para la formación de la coalición:
una
vicepresidencia con competencias de carácter social y tres
ministerios. Las cuatro posibilidades de ministerios son: 1) Trabajo,
sanidad y vivienda, 2) Transición
ecológica,
ciencia y vivienda, 3) Transición
ecológica,
ciencia y agricultura y 4) Trabajo, ciencia y cultura. La propuesta
incluye las competencias reales que tanto la vicepresidencia como los
diferentes ministerios tendrían.
No serían
dos Gobiernos paralelos como dice el PSOE para rechazar la propuesta,
pues siempre el partido socialista tendría mayoría en el Consejo de
Ministros, que como órgano
colegiado controlaría
el desarrollo programático pactado. El partido socialista se ha
mostrado contundente y ha rechazado la propuesta con una rapidez
inusitada.
Para
enmendar la plana y quedar bien, el PSOE ha preparado una propuesta
programática (370 medidas) que ha enviada a UP. Ha sido elaborada
por el PSOE, no es un acuerdo entre las dos fuerzas políticas.
Intenta convencerlos explicando que esta oferta recoge algunas de los
puntos del grupo confederal y además han asumido las de los
colectivos sociales ¡Poe cierto, estos ya han denunciado que ese
programa no recoge sus demandas! Pero, claro, olvidan que para “ser
socios” se necesita sentarse a negociar, con tiempo, tranquilos,
sin líneas rojas y cediendo las dos partes. Esto nunca lo va a hacer
el partido socialista ¿Qué
pide el PSOE y Pedro Sánchez? Que el grupo confederal de izquierdas
le regale
sus votos, lo convierta en presidente a cambio de puestos secundarios
irrelevantes y promesas de control que nunca se cumplirán (ya hay
ejemplos de ello).
Ante
tanta trabas, tantos obstáculos,
tantos cambios de postura y tantas dilaciones para negociar no se
puede ceder. Ya lo ha hecho UP bastante. Tengo la impresión que en
la mesa, negociando, no se encontraban sólo los representantes de
los dos partidos. En la retaguardia, y marcando el camino a seguir,
estaban vigilantes los poderes económicos que, en definitiva, han
decidido ya que antes de pactar con estos radicales de izquierdas es
preferible unas nuevas elecciones. Por eso el PSOE ha puesto la
“tranca”
en la entrada El
partido socialista sabe que tendrá todos los recursos que necesite
y, sobre todo, contará con unos medios de comunicación de masas que
machacarán al que, para ellos es el enemigo, Unidas
Podemos.
No
hay que temer a unas elecciones. UP tiene muchos militantes y
simpatizantes, cuenta con colectivos sociales y asociaciones que se
tienen que volcar en una campaña, que aunque dura, ha de llegar a
cara barrio, a cada rincón, a cada fábrica, a cada tajo para
exponer claramente qué ha ocurrido en estos meses difíciles de
negociación y por qué no se ha llegado a un “Gobierno
progresista”.
Además
Hay que explicar la dura situación que vive la inmensa mayoría de
la población y señalar a los culpables. Se tiene que difundir un
programa, elaborado con la participación de una ciudadanía
consciente y comprometida, que recoja y proponga soluciones serias,
necesarias y viables que ilusione a esta sociedad desencantada para
que entienda cada ciudadano que puede aportar su granito de arena
para construir una nueva y justa realidad social.
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