El Bosco: La extracción de la piedra de la locura |
Julio Anguita
Colectivo Prometeo
La
filtración de la sentencia sobre el procés
constituye el último y más
cualificado escándalo de los que siguen laminando,
socavando y degradando la seriedad, la dignidad y la ejemplaridad
que debieran ostentar las instituciones de un Estado democrático. Es un acto
que denota la carencia de ética pública pero también de ética personal, e
incluso corporativa. Creo que el texto filtrado es el que deberán firmar
finalmente todos los miembros del alto tribunal; y lo digo porque escribo antes
de que la sentencia sea publicada. A expensas de que esto sea así, al menos en
lo verdaderamente importante, me atrevo a comentar lo que valoro como más
adecuado porque puede, si hay voluntad
política, ser un marco de reflexión, debate y búsqueda conjunta de soluciones. Me explico.
De la
sentencia ha desaparecido una auténtica monstruosidad jurídica que no es otra
que la imputación de Rebelión a los hechos de carácter institucional y
callejero desarrollados en torno al 1 de Octubre del 2017 en Cataluña. De
haberse mantenido, se habría cerrado totalmente la oportunidad para el diálogo
y el choque de trenes se acentuaría. El que la oportunidad exista no significa
en absoluto que los incendiarios de una y otra parte dejen de aferrarse a sus particulares
ilapsos de carácter nacionalista: tanto el del nacionalismo mayoritario en la
Generalitat como el de la España esencialista, imperial y abstracta que, por
cierto, no aparece en la Constitución de 1978. Empecinarse en que la única
sentencia que cabe es la absolución, es tan irracional como adelantarse a unos
hipotéticos hechos de la acción gubernamental en torno a la concesión del
indulto. Unos y otros siguen pensando
que cuanto peor, mejor.
Despejado
el mayor y más peligroso escollo, el del delito de Rebelión, quedan algunos extremos que todavía resultan
dificultades de importancia para crear otra atmósfera más proclive al diálogo,
pero una dificultad no es en absoluto un obstáculo insalvable. Me refiero a lo
controvertible que puede ser la calificación de Sedición para los hechos
ocurridos. Por otra parte, ¿qué ocurre con los juzgados exclusivamente por
Rebelión y que llevan en la cárcel dos años por ello?
Es de
destacar el rechazo por parte del Supremo a la petición de la Fiscalía de que
los presos no pudieran disfrutar del tercer grado hasta que no cumplieran
la mitad de la pena si así lo decidieran
las Juntas de Tratamiento y las autoridades penitenciarias. Tras la decisión
del Supremo podrán hacerlo cuando cumplan la cuarta parte de la misma.
Desde la
lógica independentista podrá aducirse - y con razón – que una opción política
democrática no puede ser sentada en el banquillo por ello. Pero lo que no
podrán obviar tampoco es que los pasos institucionales y de movilización ciudadana
puestos en marcha chocarían
irremediablemente con el Estado y sus aparatos jurídicos y policiales. Un
Estado cuyos últimos Gobiernos conservadores prefirieron siempre judicializar
la Política.
Corresponde
a ambas partes crear las condiciones emocionales, políticas y jurídicas para que sea posible reconducir el problema (que
existe y es real) por los caminos del diálogo y la negociación política, Ni el
independentismo es capaz, por ahora, de concitar en torno a él una mayoría
social suficiente para conseguir sus fines, ni tampoco los Gobiernos y las
fuerzas políticas que se autodenominan constitucionales pueden
obviar que somos un precipitado histórico plurinacional.
Con
muchísima modestia recomendaría a tirios y a troyanos la lectura de los acontecimientos
que entre 1640 y 1652 tuvieron lugar en Cataluña: la visión centralizadora de
la Monarquía Hispánica del Conde Duque de Olivares, la sublevación de Cataluña
en el Corpus de Sangre, la declaración e independencia por parte de Pau Clarís,
la revuelta social de los desfavorecidos, la enajenación de la soberanía
catalana en favor de Luis XIII de Francia, el rechazo popular a los franceses y
el fin de la guerra con la vuelta a la monarquía de Felipe IV. Conviene, de vez
en cuando, consultar la Historia.
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