viernes, 15 de noviembre de 2019

Necesidad de Cambios






Remedios Copa

     La intención de agrupar a las múltiples soluciones y alternativas actuales al sistema neocapitalista ya se habían expresado en el Foro Mundial de Montreal en 2016; allí se reconoció la necesidad de hacer converger aquellos movimientos que provenían de todo el mundo y abrirse a las redes que pudieran tener más impacto creando estrategias comunes con universidades y autoridades públicas.
La conclusión es que las soluciones hacia una sociedad resiliente ya existen si se actúa de forma cooperativa y solidaria expandiéndolas para favorecer el reconocimiento público de las economías transformadoras.
     En abril de 2019, Barcelona acogió el Foro Social Mundial de las economías transformadoras, tal como se había acordado en el Foro Social Mundial de Salvador de Bahía cuyo lema fue “Re modelo de economía alternativa resistir es crear, resistir es transformar”.
    Este modelo de economía alternativa se fundamenta en principios de economía social solidaria, igualitaria en cuestión de género, colaborativa “procomún”, basada en finanzas éticas y comercio justo, respetuosa con el medioambiente y enfocada al decrecimiento y la soberanía alimentaria.
Nada tiene que ver este modelo de economía encaminada al desarrollo sostenible con el actual modelo imperante de economía neoliberal que preconiza el carácter depredador de la economía extractiva sin consideración alguna con el deterioro que genera en el planeta, ni con las situaciones de desigualdad y miseria que genera y perpetúa en la humanidad.

No se puede decir que consumir naranjas de Sudáfrica en España, u otros alimentos procedentes de China, por poner dos ejemplos, sean un modelo sostenible y justo. No es sostenible por el derroche de combustible y la contaminación ambiental que supone su transporte, ni justo porque en aras de mayor beneficio para los intermediarios se arruina a los productores españoles y se explota a los del otro extremo.
Pero justamente en eso consiste la globalización, instrumento vital de las políticas del capitalismo neoliberal, en la extracción del máximo beneficio económico para el capital y el debilitamiento cada vez mayor de la clase trabajadora, cada día más sumergida en la pobreza y desposeída de sus derechos a la vez que los Estados van perdiendo su soberanía y los Gobiernos se van convirtiendo en meros ejecutores de los intereses de las grandes Corporaciones financieras y de una cúpula de poder mundial cada vez más reducida que, cuando no los seduce y compra, los somete mediante amenazas y medidas de estrangulamiento económico y en muchos casos, provocando el derrocamiento de los Gobiernos que se resisten u oponen a sus intereses. El ejemplo más reciente lo tenemos en Bolivia
La desconsideración de los grandes poderes económicos hacia el resto de los seres humanos y la conservación del planeta no tiene límites. En una situación como la actual en que los desastres climáticos están siendo una amenaza real e imposible de ocultar, ¿cómo es posible que este verano se haya provocado en la Amazonía brasileña la mayor “queimada” de la historia y lo mismo esté sucediendo en África? Desde luego que eso no está ocurriendo por casualidad.
    Este año, cuando el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales brasileño informó de que los incendios habían aumentado de forma exponencial con respecto al año anterior, fue descalificado y desautorizado por Jail Bolsonaro. Pero cuando más de mil camiones cargados de soja en la región de Pará en Brasil, con el puerto de Itaituba como destino tal como captó y documentó con imágenes un equipo de Igualdad Animal que estaba en la zona para documentarse sobre la deforestación de la selva amazónica con la ganadería, se confirmó la relación directa que guardan ambas y su conexión con el aumento exponencial de los incendios en la zona de Pará durante los meses pasados.
    Esas grabaciones satélites muestran como la deforestación precede a los incendios y según datos del INPE las alertas por deforestación habían aumentado bajo el Gobierno de Bolsonaro y en agosto suponían ya un 321,69% más que en el mismo mes del año anterior.
    No hay que olvidar que Brasil es el mayor exportador mundial de soja y que Igualdad Animal documenta que en torno al 79% de la soja que se produce en el mundo se tritura para alimentación ganadera, lo que según estas organizaciones relaciona los incendios no solo con la soja sino que podrían estar vinculados con la producción de carne, así como los cultivos de aceite de palma. Sin embargo no son los únicos cultivos insostenibles; también el cultivo intensivo de aguacates, entre otros.
    En cuanto al aguacate, California y en especial San Diego, junto con México y Chile, son los principales productores. México tiene problemas por la extorsión mafiosa a los productores de un fruto altamente rentable. En EE UU y en Chile el problema es la falta de agua para mantener ese tipo de cultivo, obligando en unos casos a dejar secar los huertos de aguacates porque no pueden pagar el precio del agua privatizada y en otros, obliga a la población local a abastecerse del agua mediante camiones cisterna, tanto para beber como para cualquier otro uso imprescindible, porque el riego de las plantaciones de aguacate ha provocado que el río se secara por la extracción del caudal.
Parece evidente que hay que replantearse tanto los modelos de economía y producción de alimentos como los de consumo, sin olvidar que ha de hacerse en un contexto en el que el neoliberalismo acogota y trata de derribar a cualquier Gobierno que se oponga a sus intereses. Y más aún si se trata de países ricos en recursos naturales cómo está sucediendo en América Latina.



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