Ángel B. Gómez Puerto.
Doctor en Derecho
Profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Córdoba.
Hace escasos días, la Agencia EFE me entrevistó a raíz de la publicación de mi reciente monografía Constitución, ciudadanía y medio ambiente (Dykinson, Madrid, 2020), publicándose el contenido completo de la entrevista en diferentes medios de comunicación En la conversación con el redactor, le expresé como idea fuerza que la pandemia generada por el COVID-19 demuestra que necesitamos otro modo de vida, más conforme con los valores naturales, más protector de lo que nos rodea, de la vida, considerando que eso es lo esencial, así como otras ideas que paso a expresar.
La actual situación de confinamiento de la población se ha reflejado en la reducción de la contaminación y en la recuperación de espacios naturales por los animales. La teoría que propongo en mi nueva obra, derivada de mi reciente tesis doctoral, de una progresión del Estado de derecho, democrático y social a una cuarta fase, que sería el Estado ecologista o medioambiental, considero se ve reforzada por los acontecimientos vividos en las últimas semanas.
La naturaleza en este último mes ha demostrado que había terrenos que había invadido el ser humano, que al ser confinado en nuestros domicilios, ha vuelto a dar un paso, y especies de animales que no transitaban por algunas partes de algunas zonas naturales lo están haciendo de nuevo.
A mi juicio, situaciones como el hecho de que la no movilidad de vehículos privados esté haciendo reducir de una manera importantísima los índices de contaminación en las grandes ciudades proyectan síntomas que tienen que convertirse en lecciones a futuro.
Considero que el modo de vida que teníamos era muy agresivo con los valores naturales y este mes y pico de parón del ser humano, que es lo que se está produciendo por razón de una pandemia, la naturaleza, entre comillas, lo está agradeciendo.
Dejaba, no obstante, claro en la referida entrevista que no es deseable que se hubiese dado esta situación por ser consecuencia de una pandemia, que tendríamos que ser conscientes de esta realidad, como expongo a mis alumnos cuando les explico el medio ambiente en la Constitución, porque no es sostenible la vida que llevamos cuando, por ejemplo, una persona que pesa 60 o 70 kilos se transporte con una máquina que pesa 1.200 o 1.500 kilos.
En mi opinión, y así lo expreso en la entrevista, la pandemia no debería quedar en vacío y, aparte de otras lecciones que estamos viendo, sociales, de solidaridad, la gran lección es respetar el entorno, y que a futuro podamos dejar a los que vienen después, como se viene diciendo desde 1987, con el informe que elaboró la primera ministra noruega Gro Harlem Brundtland, el desarrollo sostenible, como mínimo la misma situación que ahora.
Cuando se está hablando ahora por parte de nuestros representantes públicos de hacer un gran acuerdo de todo el mundo, lo que me parece importante es que debe tener un contenido muy importante de la preservación de los valores naturales, introducir el estado ecologista, como una cuarta evolución del Estado de derecho, Estado democrático y Estado social.
La última de las treinta conclusiones de mi tesis doctoral, que resumo en mi reciente monografía, abogo por un Estado ecologista como una profundización y especial compromiso del Estado social. Literalmente lo expreso así: “Posiblemente, la tercera década del siglo XXI será el momento en que deba surgir el “Estado ecologista”, como una profundización y especial compromiso del Estado social. La estructura estatal, como organización racional del poder político, que empezó siendo un Estado liberal de Derecho, que evolucionó hacia el Estado democrático y, finalmente, pensando en el bienestar material general, llegó a ser un Estado social en el siglo XX, quizá en la tercera década del presente siglo, esa estructura política Estado ha de pensar en el entorno de vida que nos rodea, con carácter transversal y prioritario, y convertirse así, en una cuarta dimensión, en un “Estado ecologista”.
Finalmente, en la entrevista expreso el carácter esencial e histórico del papel de la Unión Europea en la defensa del medio ambiente, valoro el paso dado en el Gobierno al elevar al rango de vicepresidencia al Ministerio de Transición Ecológica, y destaco casos como el de la Constitución de Ecuador, que introduce el concepto de in dubio pro natura, es decir, en caso de duda en el momento de tomar una decisión de Estado, debe prevalecer el respeto a la naturaleza. En mi tesis y en el reciente libro derivada de la misma, planteo que en una futura reforma constitucional de España se inserte este principio general.
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