Remedios Copa
Colectivo Prometeo
Decía Mahatma Gandhi que la tierra tiene recursos suficientes para satisfacer las necesidades de todos, pero no la codicia de algunos.
La realidad está mostrando la cara de las verdaderas consecuencias que tiene para la humanidad y para el planeta la conducta codiciosa y descarnadamente especulativa con la que una minoría se impone en función de sus intereses, pero que determina la calidad de vida y el futuro de la humanidad entera.
Destacan estos días los medios de comunicación lo preocupante que resulta una alarma por calor en el mes de octubre en España. Es un hecho insólito, como tantos otros que ponen de manifiesto las desastrosas amenazas que el cambio climático conlleva. La reactivación de incendios como el de Tenerife, la proliferación de incendios imposibles de controlar, las inundaciones cada vez más frecuentes y terribles, no solo suponen pérdidas económicas; estas circunstancias también son causantes de desplazamientos forzados por dichos acontecimientos y cada vez suponen mayor número de víctimas mortales.
Lo que no se puede olvidar es que el calentamiento global y el cambio climático tienen causas relacionadas con los comportamientos humanos y la contaminación que provocan. Unos comportamientos cuyos resultados negativos son múltiples y están causando importantes y continuas pérdidas de biodiversidad y, de seguir así, se cumplirá la advertencia de los científicos que será la extinción de la especie humana.
Hace poco leí la dedicatoria de una de las obras de José Esquinas a sus hijos, a sus amigos y a su generación, con la esperanza de que ellos sí logren cambiar el rumbo equivocado de la humanidad.
José Esquinas es doctor ingeniero agrónomo, humanista, doctor en Genética, máster en Horticultura por la Universidad de California y ejerce actividad como profesor universitario e investigador [1]. En su trayectoria profesional cabe destacar su trabajo en la ONU durante 30 años para la Agricultura y la Alimentación (FAO), institución en la que fue responsable del desarrollo de diversos acuerdos internacionales sobre biodiversidad y presidió el Comité de Ética durante 10 años. Es una persona con profunda preocupación por el cambio climático y por las generaciones futuras y por ello su actividad actual está dedicada a la concienciación sobre este tema y sus consecuencias, para ello se dedica a la educación y divulgación tanto en España como en el exterior. En "Rumbo al ecocidio" aborda cómo frenar la amenaza a nuestra supervivencia y se plantea por qué un sistema agroalimentario que produce el 60% más de lo necesario para alimentar a la humanidad tiene a más de 800.000.000 de personas que pasan hambre y por cuya causa muchas de ellas mueren. Señala además que es un sistema responsable de cerca del 30% de los gases de efecto invernadero y de más del 90% de la perdida de biodiversidad.
Se pregunta también qué falla en un sistema económico que aumenta las desigualdades, confunde el desarrollo con crecimiento, esquilma y privatiza los recursos naturales y rompe los equilibrios ecológicos y ciclos naturales del planeta provocando el cambio climático. Pero también plantea otra pregunta, y sobre la que todas las personas deben cuestionarse; esa pregunta es qué falla en una sociedad que confunde bienestar con consumismo, aún a costa de degradar la naturaleza y condenar a las generaciones futuras? Es sostenible y es más feliz está sociedad de consumo?
En palabras de Federico Mayor Zaragoza, "La constatación de la gravedad del cambio climático ha sumido a muchos en el pesimismo y en una persistente incertidumbre,como si resultase sorprendente que la situación, de la que se lleva alertando décadas, siga empeorando, y también como si no pudiésemos hacer nada por remediarlo". Y añade, "Me temo que esas emociones son fruto de la creciente desvinculación del ser humano con su entorno. No se exactamente cuándo olvidamos quiénes somos, de qué dependemos y dónde habitamos. También ignoro cuándo comenzamos a despreciar a esa madre, la naturaleza, que nos permite existir proveyéndonos de todo lo necesario".
También Mayor Zaragoza nos recuerda que estamos en una pequeña nave, la Tierra, con una despensa compuesta por recursos limitados y perecederos, y al mismo tiempo, con una interdependencia cada vez más grande entre todos los pasajeros.
José Esquinas ilustra el proceso que estamos viviendo y propone soluciones para hacer compatibles el bienestar de nuestra especie y la salud del planeta y toda la vida que este sustenta.
Resulta imperativo reflexionar sobre dónde estamos y a dónde queremos ir. No sirve correr sin saber en qué dirección estamos corriendo; es preciso marcar el norte, o un sur que nos guíe porque no nos podemos permitir que la Tierra sea una nave a la deriva. Y esa orientación debe ser definida por los valores, la ética, la conciencia, la política y la humanidad. Antes de correr sin rumbo ni saber qué destino y qué clase de futuro queremos tener, debería imponerse un análisis profundo de las alternativas posibles y de sus consecuencias.
[1] Además de todas sus virtudes personales y méritos académicos Pepe Esquinas es también un querido compañero del Colectivo Prometeo
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