martes, 5 de marzo de 2024

Las Apuestas Dudosas

 




Remedios Copa
Colectivo Prometeo

Uno de los problemas acuciantes que debe enfrentar la humanidad en estos momentos es frenar el calentamiento global y sus gravísimos efectos sobre el clima. Es una situación que afecta a la humanidad entera y pone en peligro de extinción a la flora y fauna, (miles de especies se extinguen a diario), pero también amenaza de extinción a la especie humana.

De nada sirven los signos que confirman las peores predicciones científicas y la advertencia de que el tiempo para revertir la situación se está acabando, ni el clamor de una juventud que reclama, con razón, su derecho a que se preserve el planeta y los recursos que les permitan vivir en él a ellos y a las generaciones futuras.

En lugar de frenar de inmediato las causas que provocan la contaminación y agravan el calentamiento global y el cambio climático se están empleando cantidades ingentes de dinero público para que la rueda siga en ascenso, sin decrecer lo más mínimo, desoyendo incluso a las instituciones y organismos capitalistas que desde los años 50 vienen clamando por la contención del desarrollo basado en el crecimiento continuo y el consumo voraz de los recursos limitados del planeta, conductas que abocan al colapso del propio sistema capitalista. Pero en vez de ralentizar el crecimiento, poner fin a la contaminación que está desequilibrando el clima y la vida en el planeta, optan por fiarlo todo a mágicas “soluciones técnicas” que permitan seguir con el aumento del crecimiento continuo y al viejo paradigma capitalista.

Algunas de las soluciones propuestas como alternativa a las energías fósiles, no serán sostenibles tal como se están planteando. Por un lado porque también contaminan y por otro porque necesitan para su funcionamiento emplear determinados materiales que ya escasean en el planeta. A esto hay que añadir que, aún siendo eficaces en un desarrollo moderado, no lo son por el excesivo afán especulativo e implementación descontrolada con el que las grandes multinacionales las están sobredimensionando, dañando incluso con ese modelo de desarrollo la economía de la zona y arruinando su soberanía alimentaria. Es la implementación de lo que se conoce como “zona de sacrificio”, muy propio del modelo capitalista del viejo paradigma; un modelo que permite al 1% de la población mundial acumular mayor riqueza que la suma del 99% restante de la humanidad. Y su objetivo es seguir acumulando riqueza siguiendo el modelo extractivista.

En ese modelo está la razón de intentar que nada cambie, obteniendo la energía alternativa como sea y sin tener en cuenta el riesgo de las consecuencias negativas que esa forma de desarrollo comporta. Tratan de buscar la manera de poder obtener como sea la energía necesaria y, tanto para eso como para paliar las consecuencias de dicha forma de producir y consumir, fantasean con el desarrollo de tecnologías que al menos de momento ni consiguen energías limpias ni las propuestas para frenar el calentamiento global lo son, ni están exentas de riesgos, incluso muy serios según advierten los expertos.

En este punto procede señalar que la UNEA, principal órgano de toma de decisiones ambientales del mundo, creada en 2012 como resultado de los esfuerzos internacionales iniciados en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano, en el año 1972 en Estocolmo. La Asamblea de la UNEA sirve de foro y también de órgano de toma de decisiones  donde los países se reúnen para presentar resoluciones y decisiones sobre cuestiones ambientales; en ella participan los gobiernos del mundo, grupos de la sociedad civil, de la sociedad científica y del sector privado. (Por supuesto, los lobbies interesados en el negocio, con sus ingentes cantidades de dinero para el cabildeo, siempre están bien representados; no hay más que ver el número de representantes que participan e incluso patrocinan las reuniones de la COP).

Se reúnen para destacar los problemas ambientales más acuciantes y, en última instancia, crear la arquitectura para la gobernanza ambiental futura. En la UNEA-5.1 se reunieron los Ministros y otros líderes de más de 150 países y la Asamblea acordó una nueva estrategia, programa de trabajo y presupuesto a medio plazo para el PNUMA de 2022 a 2025; el PNUMA establece una visión para abordar la triple crisis planetaria del cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación.

La Asamblea de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente se reúne cada dos años para comprender los desafíos y así preservar y rehabilitar nuestro medio ambiente, catalizando la acción intergubernamental y contribuir a la implementación de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible.

El problema, como apuntaba al principio es que lo que se pretende sostener es el viejo sistema y su crecimiento imparable, no un modelo alternativo verdaderamente decrecentista justo y sostenible. Para muestra he aquí una breve síntesis de las ocurrencias de la sexta sesión de la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente para la UNEA-6 sobre geoingeniería: modificación de la radiación solar.

La modificación de la radiación solar (MRS) abarca un espectro de técnicas de geoingeniería diseñadas para bloquear parcialmente la luz solar y así enmascarar el calentamiento provocado por los gases de efecto invernadero. No hace nada para frenar las causas de fondo del cambio climático, es impredecible y entraña un alto riesgo de alterar un sistema climático que ya está desequilibrado.

¿Por qué se desoye a la ciencia y no se actúa para evitar daños irreversibles al clima, a los ecosistemas y a los derechos humanos causados por el cambio climático, sabiendo que el único camino para hacerlo es reducir los gases de efecto invernadero? No se está avanzando en la eliminación progresiva y rápida de los combustibles fósiles, incluso se está retrocediendo en lo acordado al respecto.

Otras técnicas como la inyección estratosférica de aerosoles o el abrillantamiento de las nubes marinas, todas ellas propuestas como mágicas innovaciones tecnológicas, (para poder seguir emitiendo gases de efecto invernadero y no cambiar de paradigma), “pueden acarrear el riesgo de un “shock de terminación” si por cualquier razón tales inyecciones se detuvieran”.

El peligro no está solamente en los severos riesgos ambientales, sociales y políticos de dichas técnicas que incluyen serias amenazas a la biodiversidad y la seguridad alimentaria, sino en el hecho de que se usen para evitar la adopción de verdaderas medidas climáticas que deberíamos estar implementando ya en el corto plazo.

 

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