domingo, 24 de noviembre de 2024

La Última COP



Remedios Copa 

Colectivo Prometeo 

La COP, acrónimo de la Conferencia de las Partes, compuesta por todos los Estados “Partes”, es la Cumbre Anual que realiza la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, un tratado adoptado en 1992 y que está en vigor desde 1994, formado por 197 partes, (196 países y la Unión Europea).

El objetivo de las Conferencias es la estabilización de los gases de efecto invernadero a un nivel que impida una interferencia antropogénica peligrosa con el sistema climático, entendiendo el término en referencia a los efectos, procesos o materiales que son el resultado de actividades humanas, a diferencia de los que tienen causas naturales sin influencia humana.

Las decisiones de la COP están basadas, (o deberían estarlo), en los informes del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático, (IPCC), el principal organismo científico internacional para el estudio del cambio climático. Aunque finalmente, el peso de dichos informes queda muy aplastado por el de los lobbies del sector de las energías fósiles y de las grandes corporaciones industriales, muy presentes en las Conferencias con sus propios informes y contramedidas a las que realmente se debieran tomar y, no solo asisten y presionan, incluso en alguna ocasión financiaron la celebración.

Pese a que la COP es una Conferencia oficial reservada a agentes acreditados que representan a los países miembros, también participan representantes de organizaciones conservacionistas, sociedad civil y grupos de interés, entre los que destacan los mencionados en el párrafo anterior, que organizan reuniones, conferencias y actividades sobre el clima, más allá de los actos oficiales. 

La dinámica se desarrolla comenzando con los informes y resoluciones de carácter técnico de cuya elaboración se ocupan equipos técnicos llegados de todo el mundo. En los últimos días se dan cita los jefes de Estado y de Gobierno y los ministros responsables de la agenda climática. Una vez expuestas las posturas de las diferentes partes implicadas, evaluados los efectos de las medidas tomadas, el grado de cumplimiento de las partes y vistas las posibilidades de llegar a acuerdos para reducir emisiones, se fijarán nuevos objetivos y consensuarán todas las resoluciones. Dichas resoluciones son vinculantes para las partes que las ratifiquen.

La COP29 se desarrolla del 11 al 22 de noviembre en Bakú, capital de Azerbaiyán, es conocida como “la COP de las finanzas” porque en ella se negociará la financiación climática. El BBVA anima a los líderes de la COP29 a “redoblar los esfuerzos” en la acción contra el cambio climático. Ahí está una parte del problema, el modo de hacer el esfuerzo y hacia qué proyectos se dirigen las inversiones.

Pagar por contaminar no resuelve el calentamiento global, lo imprescindible y urgente es detener las emisiones que lo provocan. Pagar por contaminar y seguir usando y abusando de las energías fósiles es una barbaridad, pero no es la única; las energías “verdes” tampoco son limpias porque requieren de la energía fósil y de la extracción y tratamiento de otros materiales para su implementación que contribuyen al calentamiento global; tampoco la energía nuclear por la que algunos abogan para satisfacer la gran demanda energética que necesita la industria de la inteligencia artificial es solución; al margen de los riesgos que puedan suponer las centrales nucleares, (y más en contextos de guerra como estamos viviendo), la extracción del uranio es contaminante. Claro está que a las entidades financieras y a las grandes corporaciones del sector les interesa que esos proyectos salgan adelante porque es su negocio, sobre todo contando con las subvenciones de dinero público a la industria “verde”. Pero lo cierto, a juzgar por los hechos, lo que menos les importa es el cambio climático y los desastres que provoca.

Democracy Now trasmite en directo esta la cumbre de la ONU y denuncia como las organizaciones de derechos humanos manifiestan el aumento de represión contra organizaciones de la sociedad civil, medios de comunicación y opositores al Gobierno, recrudeciéndose desde que se anunció la celebración de la COP29 en Baku. La persecución y detenciones “arbitrarias” a activistas y periodistas y los procesos judiciales con “cargos inventados” se suman desde hace un año al pésimo historial de derechos humanos en Azerbaiyán.

La abogada de derechos humanos, Zhala Bayramova, hija de un preso político en Azerbaiyán, explica algunas claves de la represión frente al activismo social, las críticas a la falta de medidas contra el calentamiento global y la ineficacia de las sucesivas COP. “Nuestra economía depende completamente del comercio de petróleo y gas, y como la COP29 es un lugar donde se concentran muchos lobistas del sector petrolero y gasífero, para el Gobierno azerbaiyano ésta es realmente una gran oportunidad de conseguir nuevos contratos de petróleo y gas”. Su padre, Gubad Ibadoghlu, fue perseguido, amenazado y agredido; ahora está detenido desde julio por sus críticas a la corrupción y al manejo de la industria de los combustibles fósiles en el país. Zhala Bayramova asegura que el gobierno ha querido “limpiar las calles” para la cumbre de la ONU.

La cumbre de Baku tuvo una ANTI COP 2024 por la Vida y el Clima en Oaxaca, México, con la presencia de personas de los cinco continentes “para alzar nuestras voces ante la crisis global del agua, la militarización, los megaproyectos, el desplazamiento forzoso de nuestras comunidades, la mercantilización de la vida, así como la inacción de los gobiernos y organismos internacionales ante la crisis climática, que marca una guerra contra nuestros pueblos y la naturaleza”.

La reunión de 16 pueblos indígenas y más de 30 países “surge como respuesta autónoma y descentralizada, como espacio para articular nuestras luchas y proponer alternativas concretas que fortalezcan nuestros territorios, que nos permita defender nuestros bienes naturales y que dignifique nuestras formas de vida” declaran.

Resulta desesperante la inconsciencia de los gobiernos y la avaricia de quienes les dirigen en la sombra. En lugar tomar conciencia de la gravedad de la crisis climática continúan pensando en el negocio económico y en escalar más y más las guerras para satisfacer sus ansias de poder.

La crisis climática trae muertes y ruina económica para la ciudadanía; las guerras también, y aceleran el calentamiento global que lo empeora todo; pero las cabezas pensantes de los neoliberales, que ni han querido escuchar las advertencias del Club de Roma ni de otras instituciones nada sospechosas de anticapitalistas, todavía no son capaces de asumir que, precisamente por esa huida hacia adelante, el paradigma actual es insostenible y que nos están precipitando al abismo.

Una COP en un paradigma suicida e insostenible y una ANTI COP cuyo modelo podría conservar la vida en el planeta.



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