Remedios Copa
Colectivo Prometeo
Recientemente España fue objeto de un reportaje en el diario francés Le Monde en el que retrata la situación que se vive en nuestro país, convertido por la extrema derecha en un laboratorio internacional de propaganda extrema de la mano de influencers-periodistas y redes sociales que se dedican a atacar al Gobierno y a la democracia.
El periódico francés desnuda y desmenuza la maquinaria ultra que opera en España y traspasa nuestras fronteras. Es una guerra mediática disfrazada de periodismo en la que supuestos informadores al servicio de la extrema derecha operan desde y en contra de las instituciones democráticas españolas.
Recientemente, algunos de estos elementos han protagonizado situaciones de acoso, insultos, empujones y otras lindezas en la calle a políticos y a personas de ideologías democráticas cuando se dirigían al Parlamento o simplemente transitaban sin más. Situaciones que tiempo atrás serían inconcebibles se están repitiendo actualmente sin ningún reparo o pudor. Todos tenemos en la retina imágenes recientes de comportamientos en este sentido que dejaban estupefacto a cualquiera.
La situación es tan escandalosa que periodistas profesionales se han visto obligados a abandonar la sala de prensa del Congreso para evitar dar legitimidad a las actitudes y mensajes de los agitadores disfrazados de informadores y, estos periodistas profesionales, han solicitado que se retirase la acreditación a esos elementos que van a provocar altercados y que Le Monde describe como “constelación porosa de influencers- periodistas al servicio de la extrema derecha”, que están infiltrados en el Parlamento y otras instituciones democráticas españolas.
La respuesta del PSOE frente a este panorama es tardía y débil. Ha puesto en marcha la tramitación de una reforma que permita revocar las acreditaciones a quienes obstaculicen gravemente el funcionamiento del Congreso, pero incluso ante algo tan grave como un fenómeno que erosiona directamente el derecho constitucional a la información, tanto el PP como Vox intentan boicotear la reforma.
Estos altercados no solo son síntomas de la degradación política española, donde ya se ha perdido la decencia, el respeto parlamentario y el decoro; a ninguna Institución se respeta, ni a quién la representa. Cuando un representante de la ultraderecha se permite insultar al Presidente de la nación sin que nada le suceda, aún a sabiendas de que ese insulto a la Institución del Estado ostentada por Presidente es un insulto a todos las personas que están representadas en ella, fruto de un Parlamento democráticamente elegido conforme a la Constitución Española, la situación es más que preocupante.
Esa guerra sucia, vestida de periodismo, la describe el periódico francés como una maquinaria perfectamente engrasada formada por plataformas, (EDA TV, Ok Diario, El Toro TV, Libertad Digital, -y algunos más podríamos añadir-), que no pretenden informar sino crear mensajes virales para difundir en diversas plataformas, (X, Tik-Tok, You-Tube, Instagram), en las que al igual que lo hacen en las ruedas de prensa, lo único que buscan es fomentar la confrontación y el odio, provocar la humillación del entrevistado e ignorando la respuesta, los datos y las explicaciones que pueda estar dando, zanjan la información con afirmaciones de su cosecha o diciendo que “no ha querido contestar”.
Este modelo de bajo coste que funciona revistiendo de “información” mediante “falso periodismo” los contenidos que alimentan la maquinaria de la manipulación y el odio. Están convirtiendo el Congreso y otras Instituciones del Estado en platós, las redes sociales en amplificadores en las que los influencers-periodistas llevan a cabo una guerra que no respeta las reglas democráticas; son meras redes de poder y exportación de veneno cuya finalidad es la colonización del espacio público para intoxicar el debate, crear confusión y destruir las barreras entre información y propaganda.
Lo más inquietante, señala Le Monde, no es su éxito local sino su proyección internacional. Un éxito que no sería posible sin complicidades internas y el apoyo silencioso del poder económico y político. En este sentido señala como Negre, que ha adquirido el 50% de La Derecha Diario, (medio vinculado a Javier Milei), se enorgullece de transformar jóvenes de aspecto progre en caballos de Troya del nuevo reaccionarismo.
Javier Negre ha convertido su canal en una factoría de agitadores, convirtiendo a perfiles que eran irrelevantes en herramientas clave en la ofensiva de la ultraderecha; Vito Quiles o Bertrand Ndongo son ejemplos creados por Negre, quien ha creado alianzas con Visegrad 24 y conexiones con Bolsonaro y Kast.
España ha dejado de ser un laboratorio a convertirse en plataforma de exportación de técnicas de intoxicación ultra.
Por mucho que se quiera trivializar, las evidencias de que España se ha convertido en un nodo clave en la internalización del autoritarismo digital, como refleja Le Monde, son compartidas por los verdaderos profesionales de la información que observan con verdadera preocupación la viralización del odio, la destrucción del debate público y la colonización del espacio mediático.
De la exportación del modelo que Le Monde denuncia ya cosechamos artículos dedicados a España como el que The Times dedica a Pedro Sánchez y que Juanjo Martín amplifica en ondacero.es exaltando “la corrupción del PSOE”, (pero olvidando las páginas que llenan la del PP), y pidiendo a Pedro Sánchez que convoque elecciones.
Seguir sin combatir seriamente esta deriva nos va a costar muy caro.
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