Remedios Copa
Colectivo Prometeo
La crisis actual abarca múltiples ámbitos: político, económico, estratégico militar, climático, ecológico, de recursos finitos…
Tal vez por eso encontraremos referencias que aluden a crisis civilizatoria, e incluso, crisis de todo. Cada ámbito tiene sus propias consecuencias a las que se verán añadidas las de otras y, con la superposición, resultarán aceleradas y agravadas las consecuencias de algunas o de todas ellas. De ese modo nos encontraremos frente a crisis humanitarias de una gravedad inaudita.
Las guerras por controlar los recursos finitos, las rutas comerciales y las zonas de interés estratégico-militar, van a generar guerras tanto sean económicas, de intimidación psicológica de la población de una comunidad o un país, de confrontación con armas y, en muchos casos, restringiendo el acceso a la comida, el agua o la atención sanitaria. El grado máximo del horror serían los genocidios entre los que está Gaza, actualmente en el candelero por su brutalidad trasmitida en directo, pero también existen otras zonas en las que se están cometiendo genocidios que, salvo el de Sudán, los medios no mencionan. En estos momentos existen en el mundo 60 países en guerra con otros 26 implicados en ellas.
El calentamiento global y la crisis climática provocan múltiples efectos directos e indirectos, a la vez que ambos se ven agravados por la contaminación generada por la industria, la minería y como no podría ser de otra manera, por las guerras y la industria armamentista necesaria para ellas..
Entre las consecuencias están las muertes, en los frentes de guerra y en las zonas que sufren los eventos climáticos extremos: huracanes, inundaciones, sequías, o carencia de agua potable entre otras. Algo de esto ya lo estamos padeciendo en España.
Los efectos derivados del calentamiento global están poniendo en peligro la alimentación de la humanidad por su influencia negativa en la agricultura y la ganadería. Cada vez son más zonas que se van desertizando o que se vuelven inservibles para el cultivo; las cosechas se echan a perder por eventos climáticos adversos y por incendios inextinguibles, o se ven muy mermadas por los cambios de temperatura. La pérdida de en la extensión cultivable, sea por el clima, la contaminación del terreno por los efectos de la minería y otros desechos de la industria, o por la introducción de especies invasoras como el eucalipto, merman los pastizales y la producción agrícola generando problemas para la alimentación humana y de los animales, de los cuales también dependemos.
Cuando se alteran los ecosistemas se mueren a diario miles de especies; su pérdida afecta a los restantes seres vivos y también a su salud. Ahora estamos viendo como desaparecen algunas especies y se multiplican otras por carecer de depredadores naturales en su habitat u otras circunstancias que el cambio en el medio les favorecen. Con frecuencia vemos a jabalíes presentándose en zonas urbanas en busca de comida por pérdida del espacio y sus nutrientes en su hábitat natural.
Todos los cambios en los ecosistemas generan alteraciones en la salud de los seres vivos. Estos días existe preocupación por la aparición de los jabalíes muertos por la peste africana, una enfermedad que no pasa a los humanos, (aunque sí podría haber llegado a ellos desde los humanos a través de la comida), pero puede propagarse a otros animales. De hecho, ya se están generando problemas en la comercialización de la carne de porcinos criados en las macrogranjas españolas.
La escasez de huevos y el aumento de su precio repercute en la alimentación humana y también en la salud porque en este caso la enfermedad de las aves puede pasar a los humanos, causando la ya conocida gripe aviar.
En lo que tiene que ver con la situación medioambiental planetaria no quiero evitar recordar que ya hemos traspasado 7 de los 9 puntos de no retorno en la capacidad de regeneración espontánea del planeta y nos estamos acercando al límite en los otros. Como demuestra con datos el científico Fernando Valladares, vivimos en la cuerda floja y sin red.
Recuerdo una exposición suya sobre la interacción de los sistemas dinámicos y los definía como “entramados complejos en los que sus múltiples elementos interactúan de formas no siempre predecibles. Esta complejidad emerge porque las partes se influyen continuamente y generan cambios y adaptaciones constantes. Todo el tiempo, los sistemas se anidan unos en otros dando lugar a patrones comportamentales nuevos”.
Dice Valladares que las personas pueden definirse como sistemas en sí mismas porque están moldeadas por emociones, motivaciones y pensamientos y, a su vez, cada persona-sistema se anida en sistemas-sociales compuestos por muchas otras personas y ambos actúan como sistemas políticos y ecológicos tanto locales como de órdenes superiores.
Las pequeñas variaciones en los componentes de los sistemas pueden producir grandes alteraciones en los sistemas dentro de los cuales están anidados. Por ello hay sucesos que aún pareciendo insignificantes pueden acumularse y originar transformaciones profundas y en algunas ocasiones resultar irreversibles. Un ejemplo es el CO2 en el sistema atmósfera que más allá de su incidencia en las temperaturas su interacción con otros sistemas-climáticos conlleva la posibilidad de llegar a situaciones críticas de sequía, deshielos, incendios forestales, etc.
Un informe publicado en Canal Natural por Antonio Cerrillo sitúa a España en la última posición del ranking mundial de conexión con la naturaleza en el que Nepal, Irán, Sudáfrica y Bangladesh son los primeros de la lista. Para Valladares esa desconexión y dar la prioridad a la riqueza y la desigualdad resultan una amenaza para la conservación. Tal vez España debería replantearse el ir tan orientada en su desarrollo material como los países de su entorno a los que supera y centrarse más en políticas con más vinculación a la naturaleza y menos generadoras de desigualdad.
A propósito de los últimos datos sobre bienestar social y desigualdad cabe recordar que el 20% más rico de la población española recibe el 30 % de las subvenciones de dinero público, mientras que el 20% más pobre solamente recibe el 12 %. El 2,7% de la población española acumula el 50% de la riqueza del país.

No hay comentarios:
Publicar un comentario