Fuente:El Economista
Julio Anguita
Colectivo Prometeo
Durante una sesión de la Junta de Portavoces del Parlamento Andaluz allá por el año 1994, y tras una propuesta del portavoz de Izquierda Unida, el portavoz de otra fuerza política se dirigió airado al Presiente y le espetó: " Sr. Presidente, esto es inaceptable, el portavoz de IU quiere politizar este Parlamento". Hace unos días el Vicepresidente del Gobierno Pablo Iglesias comentó en televisión que los tribunales europeos habían humillado a los españoles en relación a los procedimientos y decisiones tomados por estos últimos con respecto al procés. Precisamente una semana antes, el PP había utilizado la palabra humillación para el mismo hecho y con el mismo sentido que el comentado por Iglesias.
La respuesta del Consejo General del Poder Judicial no se hizo esperar. El CGPJ advirtió que se evitase "el cuestionamiento de la independencia, la imparcialidad y la profesionalidad de los jueces" y señaló, además, que no "se politizase la Justicia". La primera afirmación causa asombro ¿En qué momento de las declaraciones de Iglesias se cuestionó lo que los jueces apuntan? Pero lo que ya resulta preocupante, porque denota una deriva peligrosa del lenguaje y la Política, es advertir que el ejercicio de la actividad política es, puede ser en sí mismo, un ataque a la Justicia ¿Son acaso dos esferas incompatibles la Política y la Justicia? Veamos.
La RAE define la Política como Ciencia que trata del gobierno y la organización de las sociedades humanas, especialmente de los Estados. Y de la misma manera, la RAE dice que Politizar es dar contenido o carácter político a cosas, acciones o pensamientos que normalmente se caracterizan por no tenerlo.
El Estado Español, encarnación máxima de la voluntad política de los ciudadanos, en origen, se constituye en tres Poderes: el Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial. En consecuencia, el Poder Judicial es una institución política que tiene una función claramente diferenciada de los otros dos Poderes. Pero, además, ¿no son, acaso, los miembros del CGPJ prorrateados entre las fuerzas políticas con representación parlamentaria? ¿No es de uso común generalizado y aceptado, tácita y expresamente, que las correlaciones de fuerzas políticas en las más altas instituciones se manifiestan con harta frecuencia en dictámenes, sentencias y decisiones del CGPJ? Si las instituciones en las que se organiza el Poder Judicial están al margen de la Política, ¿cómo es posible que no se haya llegado todavía a un acuerdo para renovar un CGPJ que lleva un tiempo extra en renovarse?
El pensamiento y la política conservadora se han caracterizado siempre por hacer política económica, social, cultural, educativa, militar y de todo tipo, arropándose en que lo verdaderamente válido y útil es la gestión sin apoyatura política o ideológica de ningún tipo. De esta manera, la política económica capitalista es la más conveniente porque no está manchada por la Política. Y, rizando el rizo, se llegan a confeccionar candidaturas apolíticas que buscan el bien ciudadano y no los intereses de partido. Estas inconsecuencias y contradicciones benefician únicamente a los intereses económicos, culturales e ideológicos de la derecha. De esta manera, explicar a los alumnos los problemas de nuestra sociedad es aleccionar, politizar y hacer proselitismo; pero si se trata de clase de Religión es ya una cuestión de formación humana.
Es más que urgente una lucha organizada y paciente que le devuelva a la sociedad el indisoluble nexo que debe existir entre los conceptos y las palabras. Politizar, strictu sensu, no es otra cosa que someter la vida social en todos sus aspectos a la reflexión, el debate, y, sobre todo, a la decisión del demos.
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