sábado, 12 de julio de 2025

Europa Laica en la España de 2025




José Antonio Naz Valverde
Colectivo Prometeo 
Presidente de Europa Laica


Recientemente la Asamblea de Europa Laica ha elegido una nueva Junta Directiva. Ha sido el momento adecuado para debatir sobre la actividad de nuestra asociación, cuando van a cumplirse los 25 años de su creación, de plantearse si tiene sentido, en pleno siglo XXI, en un país «moderno» y de los más desarrollados, mantener asociaciones que defiendan la necesidad del laicismo en un Estado democrático. La respuesta, a nuestro modo de ver, es un rotundo sí, por dos grandes razones:

A. Por el omnipresente, al mismo tiempo que inexplicable y atípico, confesionalismo en las instituciones y en la vida diaria. Pasados ya 47 años de la Constitución en la que se dice en su Art. 16.3: «Ninguna confesión tendrá carácter estatal», la Iglesia católica conserva un inmenso poder y un sinfín de privilegios. La explicación de ello se basa en la continuación del texto de ese artículo: «Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones». La interpretación, un tanto torticera, de este párrafo, junto a los acuerdos con la Santa Sede, claramente preconstituciones (elaborados entre 1976-78, aunque firmados unos días después de la aprobación de la Constitución), sirven de excusa para numerosos comportamientos confesionales de las Instituciones del Estado. 


Pero no se tienen en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española, ya que, según datos del CIS de 2025, el 40% de la ciudadanía (con mayor porcentaje entre los jóvenes) dice no tener ninguna y solo el 18% declara practicarlas.

Aparte de que «mantener colaboración» no tiene que implicar el confesionalismo del que el Estado hace gala: participación oficial en actividades religiosas; reconocimiento de los líderes religiosos como autoridades públicas; mantenimiento económico del clero, la jerarquía, las estructuras; exención de impuestos y privilegios fiscales; cesiones de suelo; adjudicación de servicios públicos como la Sanidad o la Educación, así como todo tipo de servicios sociales (casi 13.000 millones de euros anuales); cesión de la mayor parte del patrimonio histórico artístico del Estado e inacción ante el expolio inmobiliario, etc.

B. Porque, sin la continuada tarea de denuncia de estas actuaciones, la presentación de propuestas y la gran labor pedagógica y explicativa de Europa Laica durante estos 25 años ha ayudado a conseguir algunos avances en derechos individuales como la legislación sobre el aborto, las libertades sexuales, el derecho a la muerte digna o el matrimonio igualitario. La continua insistencia de nuestras campañas, denuncias y opiniones han puesto en candelero debates necesarios sobre el Estado Laico, la religión fuera de la escuela, la separación Iglesia-Estado, la propuesta de la Ley de libertad de conciencia, los derechos y la libertad de conciencia del menor, el no marcar las casillas de la asignación a la Iglesia en la declaración del IRPF; los privilegios de la Iglesia católica, etc. Con toda seguridad, podemos afirmar que, en la actualidad, Europa Laica es el referente de laicidad en nuestro país.

Estas razones junto al compromiso moral, intelectual y democrático de la persistente militancia de la Asociación, nos ha llevado a renovar y reforzar la Junta directiva, incrementando las vocalías y los grupos de trabajo, con voluntad de incentivar el plan de acción con el objetivo de que el 40% no creyente, el 40% creyente no practicante y todos los creyentes demócratas entiendan la necesidad del laicismo para la propia libertad individual y colectiva, para tener una verdadera democracia, y actúen en consecuencia, en su vida diaria y en las exigencias al Estado y sus administraciones.

En esta nueva etapa, el trabajo de Europa Laica se plantea con estas grandes líneas:

1º. Batalla cultural. Actuaciones continuadas de información y formación, llenas de pedagogía y multiplicando la difusión. Hay que aclarar conceptos intencionadamente falseados, transmitir informaciones y conocimiento, denunciar aberraciones y ataques a la aconfesionalidad que inciten a reflexionar y posicionarse. Para ello, tenemos vocalías, al tiempo que se han constituido los siguientes grupos de trabajo: de Formación, de Comunicación, de Redes, e impulsamos otro autónomo de apoyo intelectual (Grupo de Pensamiento Laico), con el objetivo de elaborar y difundir opinión. Todas nuestras actividades y campañas tendrán este componente formativo.

2º. Relaciones e interacciones con otros colectivos con los que compartimos objetivos. Por ello tenemos vocalías y grupos de trabajo específicos de Feminismos y Diversidad, Memoria Democrática, Escepticismo y una vocalía general de relaciones con colectivos, que van desde los específicamente laicistas hasta los relacionados con la educación, los servicios públicos, o cualquier otro que tenga como objetivo la igualdad, la libertad de conciencia o el bien común.

3º. Relaciones institucionales y denuncias públicas y jurídicas. El criptoconfesionalismo (término utilizado por Gonzalo Puente Ojea) existente nos obliga a estar pendientes de las actuaciones y actividades indebidas, y para ello tenemos el Observatorio del Laicismo, al que cualquiera puede dirigir sus denuncias, que serán derivadas a las instituciones respectivas, a la opinión pública y, en algunos casos, elevadas a acciones judiciales. De hecho, hay algunas en proceso en este momento, llevadas por la vocalía jurídica con la ayuda desinteresada de abogados externos a Europa Laica y del apoyo económico de la ciudadanía.

Además de denunciar, estamos en la obligación de insistir con nuestras propuestas legislativas y administrativas ante los gobiernos y los partidos políticos, aunque hasta ahora no estén siendo muy receptivos. La vocalía de Relaciones Institucionales elaborará un calendario de encuentros con los grupos parlamentarios con el fin de demandar los compromisos para apoyar iniciativas legislativas como la demorada Ley de libertad de conciencia; la reforma del código penal para eliminar el atávico delito de blasfemia; los decretos para la recuperación del Patrimonio expoliado; las normativas para sacar la religión del currículum escolar; las reformas legislativas y normativas que eliminen los privilegios económicos de las Iglesias.
 Y con los partidos políticos propondremos la discusión de Protocolos de laicidad en las Instituciones, que incluyan la separación clara de las creencias religiosas individuales y la representación institucional de toda la población, la promoción de ritos de paso civiles (recibimiento de nuevos nacimientos, alcanzar la mayoría de edad, bodas, despedidas y otros); así como ofrecernos para realizar encuentros y talleres con el fin de reflexionar sobre el desarrollo de estos temas.

4º. Escuela pública y laica. Esta es una línea de trabajo y objetivo fundamental como garantía para alcanzar una sociedad tolerante, igualitaria, respetuosa de los derechos humanos, formada científicamente y libre de supersticiones y adoctrinamientos. Debemos pedir la colaboración en este importante empeño de sindicatos y asociaciones pedagógicas del profesorado, las familias, asociaciones de alumnado...


Para esta ardua labor, Europa Laica cuenta con una Junta Directiva de 31 personas, que incluye un buen número de vocalías, de coordinadores y coordinadoras de grupos de trabajo y de grupos territoriales; y con más de mil personas asociadas por todo el territorio español, que van en constante aumento desde la creación de la asociación.

Pero sobre todo esperamos contar con la implicación y colaboración de una amplia mayoría ciudadana en la medida en que se vaya convenciendo del papel fundamental del laicismo en la consolidación de un Estado democrático.







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