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Columna del golpista y sanguinario Buruaga entrando en Baena |
LA GUERRA Y MI ABUELO.
Antonio Bujalance Cantero.
Pablo Carrascal Meneses (ilustraciones)
Después de la publicación en este mismo medio, del artículo sobre los sucesos de 1936 ( enlace) los numerosos lectores que tuvo, muchos más de los que yo esperaba, me han urgido a que cumpliera con el compromiso, adquirido al final del mismo, y contar las tribulaciones de mi propia familia, pues la anterior entrega ya tenía una extensión considerable para un artículo.
Ya avancé, como un final propio de una serie por entregas, donde cada capítulo debe terminar en un momento “in crescendo” para asegurar la fidelidad del lector en el siguiente, después de contar la masacre que vivió Baena la tarde del 28 de julio y siguientes días, con un apunte rápido, cómo por los pelos se salvó mi abuelo del tiro en la nuca, el fatídico 28 de julio de 1936.
Sobre lo ocurrido en el paseo del Ayuntamiento esa tarde hay numerosos testimonios de testigos directos, lo cual debemos agradecer a la gran labor que en los años 80 hizo Francisco Moreno Gómez, que pudo escuchar de los propios labios de algunos de sus protagonistas testimonio de lo ocurrido, de uno y otro bando.
Su primer libro “República y guerra civil en Córdoba” ve la luz en 1982. Este libro ha tenido varias revisiones y ampliaciones a lo largo de los años, la más actual de la que tenga constancia, publicado por la editorial Crítica, “El genocidio franquista en Córdoba”, fácil de encontrar todavía.
Si no fuera por él, que tuvo la ocasión de entrevistarlos cuando todavía vivían, hoy ya no queda ninguno, habríamos perdido en buena medida la verdadera historia de lo que ocurrió en Baena y en otras localidades, más allá de la versión camuflada de la propaganda franquista, pues se recorrió toda la provincia durante sus vacaciones como profesor de secundaria.
Para no ser tildado de tendencioso me limitaré a recoger de todos los que aporta Moreno Gómez, sólo el testimonio de Juan Martínez Imbern, que entró en Baena como integrante del ejercito rebelde, en la columna del coronel Sáenz de Buruaga:
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Teniente de la Guardia Civil Pascual Sánchez asesinando a baenenses |
“Se oyó un disparo y fue el teniente de la guardia civil (Pascual Sánchez Ramírez) que disparó sobre uno de los tendidos (es decir no los fusilaban, los tendían en el suelo y les disparaban en la nuca, seguramente para ahorrar munición)… Me parecía estar durmiendo, en medio de una pesadilla… A medida que subía la calle, me daba cuenta que no era una pesadilla, que era verdad lo ocurrido, pues al lado del bordillo de la acera bajaba un líquido rojizo, agua mezclada con sangre. Al llegar a la plaza vi dos montones de cadáveres, unos encima de otros, como si fueran sacos. En algunos lugares de la plaza echaban agua para lavar la sangre, pero en otros hacían estirar a los detenidos que iban llegando (de sucesivas redadas) sobre la sangre de los anteriores fusilados” (aunque no se trató en ningún caso de fusilamientos, técnicamente hablando, sino de algo mucho más indigno).
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Las ejecuciones en la plaza del Ayuntamiento |