jueves, 8 de mayo de 2014

¿Salirnos del euro?


FCSM Salamanca
“Los que invadieron con armas esa tierra bendita de islas llevaban, con su uniforme, a Hölderlin en la mochila”.
(La vergüenza de Europa, Gunter Grass)
salir del euro avatar    Quizá el motivo por el que se prevé una abstención tan elevada en las próximas elecciones europeas sea por la sensación de inutilidad de las mismas. Los lemas que nos inundarán desde el 10 de mayo se presentan insustanciales y sin contenido (“Más Europa, más España”, “Tú mueves Europa”), tal vez porque si habláramos de Europa en serio, de las consecuencias económicas y sociales, del poder de la Troika, de la deuda exterior o de la ausencia de control del Banco Central Europeo, mucho ciudadano se pensaría repetir su voto a los Cánovas y Sagasta del presente.
    Uno de los debates que va exigiendo abrirse paso es la conveniencia o no de salirnos del euro. Durante muchos años políticos y empresarios de todos los colores se pusieron de acuerdo en vendernos esta moneda como la panacea de la modernidad y la integración internacional, salvo contadas excepciones.
Lo que no nos contaron es que la entrada en el euro suponía una pérdida de la soberanía económica, que se concreta en la imposibilidad de devaluar la moneda.
    Ésta es una herramienta básica para fomentar las exportaciones y, por tanto, proteger la industria nacional. Paralelamente, y en contra de lo que nos prometieron y juraron, la unión monetaria no ha supuesto una convergencia en las tasas de inflación: ésta ha aumentado en España más de un 34% desde la entrada en el Euro, un 17% más que en Alemania.
     Estos dos factores crearon un escenario en el que, mientras los países del norte, comoAlemania, aumentaban su competitividad, los países del Sur (España, Portugal, Grecia, Irlanda…) la perdían, amputadas sus herramientas económicas para potenciar sus exportaciones y su industria.
     ¿Cómo solucionar esto? Antes de la crisis era sencillo: Alemania nos prestaba dinero para que compráramos sus productos. Desaparecía nuestra industria y nos hacíamos dependientes, pero manteníamos nuestro crecimiento. De esta manera, España ha ido aumentando su déficit exterior, mientras Alemania la reducía. Crecíamos, sí, pero a costa de endeudarnos. Y no debido a grandes inversiones públicas, ni por ampliar los derechos sociales, sino por esta dinámica perversa de dependencia y pérdida de autonomía. Tanto es así que en 2008, antes de que estallara la crisis, nuestra deuda exterior ya era de un 10% del PIB (Alemania, mientras, gozaba de un superávit de un 6%). La ayuda alemana no ha sido nunca un gesto solidario, sino la base para asegurar su crecimiento a costa de nuestra dependencia, con la celebración de nuestros sucesivos Gobiernos.
     Cuando, en 2008, estalla la crisis, los bancos europeos interrumpen dichos préstamos, motivados por la desconfianza generada por la crisis de las hipotecas subprime procedentes de EEUU. Se corta el grifo, y los países del sur nos encontramos con una enorme deuda que no podemos refinanciar. Como hemos perdido nuestras herramientas de corrección en el orden monetario, la opción que queda es reducir salarios (“deflación competitiva”) y los conocidos recortes sociales. El resto es de sobra conocido.
     Difícilmente estas medidas, recomendadas por la Troika, podrán tener efectividad, salvo que se renegocie la deuda y nos neguemos a pagar una parte importante de la misma. Cosa que, mientras sigamos dependiendo de ellos, será imposible llevar a cabo.
     Muy lejos quedan los sueños de trilero que nos contaron. Perder la soberanía económica es perder la democracia. Sin más. Los españoles podemos elegir nuestro Gobierno, pero el poder radica en instancias muy alejadas del mismo.
    Cinco premios Nobel de Economía han recomendado que España se salga del euro, como ha recordado Miguel Manzanera en un reciente artículo. También lo han hecho economistas españoles de relevancia como Juan Francisco Martín Seco (ex secretario de Estado de Hacienda y ex interventor general de Administración del Estado), Pedro Montes (ex economista del Banco de España). Otros, como Juan Torres (Catedrático de Economía de la Universidad de Málaga) o Vincenç Navarro (Catedrático de Ciencias Políticas de la Universidad Pompeu Fabra y ex Catedrático de Economía de la Universidad de Barcelona) están pidiendo como mínimo crear un debate social sobre esta posibilidad.
      Ha llegado el momento de plantear un debate sereno, pero urgente, acerca de si nos conviene permanecer en el euro. Habrá que analizar posibilidades de alianzas con otros países del sur de Europa, comprobar las posibilidades de una industria nacional o estudiar la posibilidad de una banca pública. Cualquier cosa salvo seguir creyendo, con una fe cada vez más irracional, que quienes nos metieron en el fango nos van a sacar de él.

1 comentario:

Anónimo dijo...

"¿Cómo solucionar esto? Antes de la crisis era sencillo: Alemania nos prestaba dinero para que compráramos sus productos. Desaparecía nuestra industria y nos hacíamos dependientes, pero manteníamos nuestro crecimiento. De esta manera, España ha ido aumentando su déficit exterior, mientras Alemania la reducía. Crecíamos, sí, pero a costa de endeudarnos."
¿Sabeis qué es lo que yo creo?
Que los "expertos" que hasta ahora han decidido las políticas a seguir deberían estár en prisión. Porque no se preocuparon de algo tan sencillo como querer entender lo obvio de la realidad actual y se lucran a costa de otros utilizando las falacias de las falsas teorías económicas con las consabidas consecuencias. Pensaron en SU bolsillo a costa del verdadero país; su población.
Es muy facil percatarse de que se está cometiendo una falacia de proporciones épicas Y ABSURDAS. Si crecer significa poseer mayores ingresos de capital que el año anterior a causa de vender, y sacar plusvalia en la venta. Y la deuda supone que hagan lo mismo contigo. Lo siguiente no es consistente:
1) Que exista un sistema de financiación amparado en el propio negocio que te deja sin financiación y, ademas, pueda hacerse amparandolo en deuda que no se sabe si se pagará.
2) Habiendo aceptado la aberración del punto 1) del sistema de deuda, creer que se está "creciendo" sin tener en cuenta a la misma.

El bipartidismo, que duda cabe, a propiciado esto. Y las aristocracias y burguesias (también pequeños burgueses) que, a sabiendas de la manipulación de gran parte de la población (pero no toda), han preferido forrarse para luego poner pies en polvorosa cuando fuese necesario. Han hecho buen uso de esta dicotomía bélica que genera el bipartidismo en las mentes de los ineptos.
Tambien hay que decir, que las almas de mercader que pertenecian a las clases populares se han sumado, y lo siguen haciendo, a esta ruleta rusa mundial en la que el término Homo sapiens parece ser un mal chiste.
El capitalismo no funciona. Mientras la voluntad se dirija a centralizar capital a costa de otros (negocio) es imposible que pueda crearse riqueza (computo general). La riqueza se estará expoliando. Puesto que un negocio es, per se, una actividad de expoliación del otro.
Es extremadamente preocupante que los economistas "de izquierdas" no hayan creado teorías económicas, o extendido las existentes, que definan REALMENTE a la economía y no se basen en estupideces inventadas por las aristocracias y burguesias. Estupideces que, al parecer y aún así, cuelan entre amplios sectores de la población estupidizada.
El capitalismo no funciona. Los procesos emancipatorios son imprescindibles. Y nadie se ha preocupado de crear una base moral adecuada para fundamentar a los mismos.
Habrá que volver a los textos de antiguos economistas.... puesto que los nuevos viven del cordero.