lunes, 13 de noviembre de 2017

Rebelión





Julio Anguita
Colectivo Prometeo
FCSM
Una de las innumerables miserias del franquismo consistió en atribuir a los vencidos en la Guerra Civil el delito militar de rebelión. Todavía y a pesar de los años transcurridos, estremece la evidencia de cómo juristas de carrera: jueces, fiscales y letrados en general, pudieran tragar – y aún justificar - que los militares golpistas comandados por el general Franco, se erigiesen en jueces para imputar a sus adversarios derrotados el crimen de rebelión que ellos habían protagonizado en exclusiva.

Está claro que aquella justicia, tanto militar como civil, no estaba fundamentada en el Derecho sino en la venganza y en la “ejemplaridad” del Código de Hammurabi. Aquellos tribunales no impartían Justicia (nadie da lo que no tiene) sino venganza. Aquélla bárbara impostura dejó su huella y marcó una impronta. El que la hace la paga bien pudiera ser el santo y seña de aquellos tribunales del franquismo con el agravante de que en ellos se habían invertido los roles: victimarios juzgaban a las víctimas. La expresión clásica latina ad justitiam per ius (hacia la Justicia por el Derecho) quedó suplantada por la de ad justitiam per ensis (hacia la Justicia por la espada).

El Decreto de 9 de octubre de 1945 concedía el indulto total a los que quedaban encarcelados por el delito de rebelión militar o también auxilio a la rebelión. Las razones de la “magnanimidad” se explicitaban en el preámbulo del decreto: el gobierno consciente de su fuerza y del apoyo de la Nación, se dispone a dar otro paso en el camino de la normalización progresiva de la vida española. Aquí no ha pasado nada.

Cuarenta años de una dictadura cinceladora de conciencias, valores y actos despóticos que además se preciaba de la razón de la fuerza, y otros cuarenta de una Transición que pasó de puntillas por aquél horror, han devenido en un guirigay justiciero en el que se laminan la jurisdicción y las competencias de determinados tribunales en favor de otros sin que medien, cara a la opinión pública, las razones que lo puedan motivar. Se encarcela, se excarcela o se deja en libertad, tras una sentencia condenatoria firme. O se comprueba cómo la jurisprudencia es muchas veces papel mojado. A esto le llaman en España normalidad democrática.

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4 comentarios:

F. Franco dijo...

Efectivamente, aunke oi creo que se me an traspapelado los papeles de la sentenzia del asesinato del alcalde de mi pueblo Añora de Córdoba, i ejekutado en Peñarrolla por el uniko delito de aver sido elejido alcalde democratikamente por su pueblo.
Aze unos años se izo una plazita nueva en el pueblo i algunos vezinos propusieron que se le pusiera su nonbre, pero el ayuntamiento actual governado por el PP. lo evito.
Asi son los nuevos democratas de nuestra España.

Paco Muñoz dijo...

Siempre me ha parecido una barbaridad, y más que no hayan sido capaces de anular todas esas sentencias. Luego estaban la lápidas en el trascoro de la catedral (ahora suavizado el texto) que decían: "sacerdotes católicos vilmente asesinados en la 'revolución comunista' de 1936", durante muchos años expuesta la mentira.

LolaFer dijo...

En la foto de los prisioneros está mi bisabuelo, su único delito luchar por la libertad y por un gobierno libremente elegido, murió en la cárcel no mucho tiempo después de que esa foto fuera tomada. Dejó viuda y cinco hijos, los cuales murieron esperando justicia. Esa herida se cerró en falso para muchas personas, que a día de hoy siguen esperando que haya una condena justa y pública para los que perpetraron tanta barbarie y maldad.

LolaFer dijo...

En la foto de los prisioneros está mi bisabuelo, su único delito luchar por la libertad y por un gobierno libremente elegido, murió en la cárcel no mucho tiempo después de que esa foto fuera tomada. Dejó viuda y cinco hijos, los cuales murieron esperando justicia. Esa herida se cerró en falso para muchas personas, que a día de hoy siguen esperando que haya una condena justa y pública para los que perpetraron tanta barbarie y maldad.