domingo, 8 de septiembre de 2019

La tranca en la puerta


Juan García Ballesteros
Presidente del Colectivo Prometeo

Cuando el PSOE en abril ganó las elecciones ya tenía claro su estrategia para volver a gobernar. Todos los poderes económicos, sus fieles consejeros (COE, Banca, Troyka e incluso el influyente Financial Times) le pedían un gobierno de moderación con Ciudadanos. Si este partido hubiera aceptado le habría entregado una llave de entrada y habría pactado (como lo hizo en 2016) Pero el partido de Rivera, esta vez, no estaba por la labor. Se había escorado tanto a la derecha que rozaba la extrema y ese espacio político ya estaba adjudicado y ya no podía echarse atrás. Su apoyo al partido socialista lo podría conducir casi a la desaparición.
El PSOE muy pronto se olvidó que gracias a UP había ganado la moción de censura y que habían pactado unos Presupuestos Generales del Estado. Ante la manipulada “falta de confianza”, excusa del partido socialista, la coalición federal tenía motivos más que suficientes para no fiarse de ellos. Nunca al revés, porque dónde han gobernado en coalición, UP siempre ha mostrado una total lealtad a lo pactado. Recordemos que del programa de gobierno firmado para la moción de censura, lo poco que se cumplió, fue a regañadientes. Esta gente no es fiar, por eso UP no podía aceptar un gobierno de “cooperación” como pretendían, puesto que los dejaba en la calle y sin posibilidad de decidir nada. Después de obtener el apoyo y un posible programa conjunto para gobernar, se hubieran burlado de ellos. Hubieran mejorado algunas propuestas sociales, pero pactado con la derecha (ya lo ha hecho el PSOE en todas las legislaturas) la paralización de aquellas reformas necesarias (profundas en lo económicos) que se necesitan de verdad para mejorar la vida de la gente.
Para ilustrar la desconfianza hacia el PSOE voy a poner algunos ejemplos. A pesar de tener firmado el acuerdo con el grupo confederal sobre limitación del precio de los alquileres, no lo cumplió. La presión de la banca y grandes empresas, dueños de más de 600000 viviendas, ha abortado esa posibilidad tan necesaria para regular el abuso de los alquileres de viviendas. No ha derogado la nefasta reforma laboral que tanto daño ha hecho a los derechos de los trabajadores, a pesar de su compromiso programático. Para acabar con el abuso de la subida de la luz, UP le ha propuesto la creación de una empresa energética pública que el partido socialista ha rechazado, así también con el apoyo de la derecha, que se transforme Bankia en una banca pública. El partido socialista veta una moción de UP para obligar a la Sociedad de Activos de la Reestructuración Bancaria (Sareb, 45 % de dinero público) a ceder su pisos a un Fondo Social de Viviendas que posibilite alquileres sociales. Son sólo algunas pinceladas de quién manda en nuestro país.

Sin el apoyo buscado de C´s, el partido socialista estaba en un callejón sin salida y su marcha atrás era la única posibilidad de sacar adelante el nuevo Gobierno. Se quedó en la oscuridad de la calle durante casi tres meses. Cedió, por fin, para abrirles la puerta, como pedía UP, a un Gobierno de “coalición”. Si analizamos los resultados del 28A, UP consiguió un tercio de diputados (42) comparándolos con los del PSOE (123). El Gobierno tiene 17 ministerios. Si fuera reparto proporcional a UP le habrían correspondido al menos cinco. Pero esta coalición pidió una vicepresidencia y tres ministerios. El partido socialista accede cuando faltan sólo tres días para la sesión de investidura. Parece que todo va por buen camino. A las muchas trabas y excusas puestas anteriormente, se suma el peñasco puesto en el camino que para los socialistas sería insalvable “Pablo Iglesias no puede entrar en el Gobierno” ¡Qué desfachatez! Esta humillación no la van aceptar, pensaban, y UP se retirará de la negociación. Quedará que le importaba poco el programa y que lo único que quería era un puesto en el consejo de ministros. Pero la jugada les salió mal. Pablo encaja con valentía la humillación y el paso al lado que da el líder de UP, aceptando algo tan vergonzoso, descoloca al PSOE. No se lo esperaban y les salió mal. Pablo demostró que no estaba exigiendo sillones, sino un Gobierno serio de cambios profundos sociales, políticos y económicos.
No hay vuelta atrás. El partido socialista no tiene más remedio que aceptar la entrada en el Gobierno de miembros de UP. ¿Cómo arreglar la trampa en la que ellos mismos han caído y que no gusta a los poderes económicos –grito en el cielo, cuidado-? ¿Qué hacen? Se sientan a negociar y le dan la llave de entrada (una vicepresidencia y tres ministerios), pero para que entren con la cabeza gacha, disimuladamente, por la puerta trasera. Cuando UP comprueba el contenido de las parcelas ministeriales adjudicadas, desgajadas de otras, están casi vacías, sólo son continente de palabras huecas. Sus pocas competencias y los escasos medios económicos que le asignan los relega, son puestos honorarios que les impide influir en los cambios sociales que UP pretende hacer desde un Gobierno de progreso ¡Cómo va a aceptar la coalición de izquierdas formar parte de un Gobierno como meros espectadores! ¡Cómo va a aceptar serpeleles” en manos de un PSOE sin voluntad para mejorar la injusta situación social! Se rompe la baraja y en la votación UP se abstiene. A pesar de la llamada rogatoria desde la tribuna de Pedro Sánchez para que PP y C´s se abstengan y pueda ser elegido presidente, la derecha extrema en bloque tumba la investidura.
Después la Vicepresidenta, señora Calvo Poyato, que ya anteriormente se lució por ser la responsable de filtrar a los medios el primer documento de UP, manipulado, para culpar a la coalición de intransigente”, les cuelga el sambenito de “querer formar un gobierno paralelo”, de “pedir el gobierno entero”. Pero siguiendo con su falso relato, con la mentira como montera, acusa a UP “aliarse con la derecha para impedir por segunda vez la elección de un presidentes socialista y los coloca de pinza con la derecha”. ¡La “pinza”, otra vez! Lo sabe, pero olvida que no votaron con la derecha, que se abstuvieron, al igual que hicieron los partidos nacionalistas (PNV, ERC, PdeCAT, Bildu y Compromis). Tiene mala memoria, esta señora, y calla los muchos acuerdos con el PP en todas las legislaturas, olvida todo el “negro” pasado de su partido (¿de izquierdas?). Omite que pactó en Andalucía un Gobierno con Ciudadanos, la derecha y que firmó un acuerdo de Gobierno (como ya he recogido) con este partido en 2016.
Resulta preocupante la situación de ingobernabilidad de nuestro país. Después del rechazo del Congreso a la investidura de Sánchez, en amplios sectores de la ciudadanía quedaba la esperanza que en estos dos meses (Agosto y Septiembre), con tiempo suficiente, se sentaran los mismos protagonistas a negociar un nuevo acuerdo programático y competencial que satisficiera a ambas parte. Pero el PSOE ha dado marcha atrás de su posición en Julio y colocado una “tranca” en la entrada que cierra cualquier posibilidad de coalición. Durante todo el mes de Agosto han mostrado una postura intransigente y firme para lograr su gran objetivo: un Gobierno en solitario.
A pesar de todo, UP toma la iniciativa, con voluntad de acuerdo, pero partiendo del momento en que quedaron rotas las negociaciones en Julio. Por ello, el pasado 20 de Agosto, presentó al PSOE un documento para iniciar las conversaciones. Contiene la distribución de competencias con ministerios (entrando en coalición) y propuestas programáticas, entre ellas: la subida del salario mínimo a 1.200 euros al final de la legislatura, la derogación de la reforma laboral, la aprobación de una ley de eutanasia, la prohibición de las puertas giratorias, la prohibición de la privatización de la sanidad y la educación, la bajada de los precios de los alquileres o la aprobación de una reforma fiscal justa y progresiva que incluya un recargo especial para la banca en el impuesto de sociedades. En cuanto al reparto ministerial, el grupo confederal ha mostrado una actitud flexible y ha presentado cuatro posibles opciones de reparto de responsabilidades para la formación de la coalición: una vicepresidencia con competencias de carácter social y tres ministerios. Las cuatro posibilidades de ministerios son: 1) Trabajo, sanidad y vivienda, 2) Transición ecológica, ciencia y vivienda, 3) Transición ecológica, ciencia y agricultura y 4) Trabajo, ciencia y cultura. La propuesta incluye las competencias reales que tanto la vicepresidencia como los diferentes ministerios tendrían. No serían dos Gobiernos paralelos como dice el PSOE para rechazar la propuesta, pues siempre el partido socialista tendría mayoría en el Consejo de Ministros, que como órgano colegiado controlaría el desarrollo programático pactado. El partido socialista se ha mostrado contundente y ha rechazado la propuesta con una rapidez inusitada.
Para enmendar la plana y quedar bien, el PSOE ha preparado una propuesta programática (370 medidas) que ha enviada a UP. Ha sido elaborada por el PSOE, no es un acuerdo entre las dos fuerzas políticas. Intenta convencerlos explicando que esta oferta recoge algunas de los puntos del grupo confederal y además han asumido las de los colectivos sociales ¡Poe cierto, estos ya han denunciado que ese programa no recoge sus demandas! Pero, claro, olvidan que para “ser socios” se necesita sentarse a negociar, con tiempo, tranquilos, sin líneas rojas y cediendo las dos partes. Esto nunca lo va a hacer el partido socialista ¿Qué pide el PSOE y Pedro Sánchez? Que el grupo confederal de izquierdas le regale sus votos, lo convierta en presidente a cambio de puestos secundarios irrelevantes y promesas de control que nunca se cumplirán (ya hay ejemplos de ello).
Ante tanta trabas, tantos obstáculos, tantos cambios de postura y tantas dilaciones para negociar no se puede ceder. Ya lo ha hecho UP bastante. Tengo la impresión que en la mesa, negociando, no se encontraban sólo los representantes de los dos partidos. En la retaguardia, y marcando el camino a seguir, estaban vigilantes los poderes económicos que, en definitiva, han decidido ya que antes de pactar con estos radicales de izquierdas es preferible unas nuevas elecciones. Por eso el PSOE ha puesto la “tranca en la entrada El partido socialista sabe que tendrá todos los recursos que necesite y, sobre todo, contará con unos medios de comunicación de masas que machacarán al que, para ellos es el enemigo, Unidas Podemos.
No hay que temer a unas elecciones. UP tiene muchos militantes y simpatizantes, cuenta con colectivos sociales y asociaciones que se tienen que volcar en una campaña, que aunque dura, ha de llegar a cara barrio, a cada rincón, a cada fábrica, a cada tajo para exponer claramente qué ha ocurrido en estos meses difíciles de negociación y por qué no se ha llegado a un “Gobierno progresista”. Además Hay que explicar la dura situación que vive la inmensa mayoría de la población y señalar a los culpables. Se tiene que difundir un programa, elaborado con la participación de una ciudadanía consciente y comprometida, que recoja y proponga soluciones serias, necesarias y viables que ilusione a esta sociedad desencantada para que entienda cada ciudadano que puede aportar su granito de arena para construir una nueva y justa realidad social.


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