martes, 5 de noviembre de 2019

Las cartas están marcadas por los poderosos


 Juan Balsera Santos
 Colectivo Prometeo

   La repetición electoral del 10 de noviembre tiene lugar fundamentalmente porque los grandes poderes fácticos  (IBEX, IGLESIA Y EJÉRCITO) de esta querida España, no están dispuestos a permitir que entre en el gobierno de la Nación la  coalición de izquierdas Unidas Podemos. Esto ha convertido a nuestra gloriosa España  en un tubo de ensayo y transmutación de la realidad social  de  esos poderes ocultos que nunca dan la cara y se esconden entre  bambalinas, moviendo los hilos  hacia el bipartidismo. Los ciudadanos y las ciudadanas son sus  auténticos conejillos de laboratorio, manejados por algunos medios de comunicación de masas y la inoculación del miedo y la culpa entre sus células para conseguir sus objetivos.

Pedro Sánchez, el breve, es su baza más importante en esta coyuntura, en ese intento de manejar a las masas con un resultado final con las cartas marcadas. Su repuesto, como es lógico, es Pablo Casado y de esta manera quieren restauran el régimen que lleva  cinco años tambaleándose.

El presidente del Gobierno en funciones quiere pactar los grandes temas de estado con su teórico adversario principal: el P.P. dicho de otra manera, está dispuesto a plegarse a los que vienen mandando en este país desde 01 de abril del 1939. Sin embargo, además,  pretende doblegar al resto de  grupos contrarios a ese régimen del 78: republicanos, comunistas, anarquistas, Independentistas incluyendo  hasta nacionalistas vascos (católicos). Para ello cuentan con las cartas marcadas que le ofrece el “Jefe del Casino”, que ha dictaminado, por encima de cualquier norma escrita en nuestra Constitución, que el partido más votado se queda con todo el botín y que al resto solo le queda la posibilidad del pataleo.

La coyuntura que se vislumbra en el horizonte no es nada halagüeña para nuestro pueblo y mucho menos para las clases populares ( personas asalariadas, pensionistas, agricultoras, etc). La guerra comercial iniciada por Estados Unidos con China tiene su continuidad con la Unión Europea,

Los conflictos bélicos en territorios tan cercanos a nuestra frontera se van implantando como setas: Irak, Siria, Libia, Egipto, Turquia, Ucrania... ; el Brexit  impactará de lleno a nuestras exportaciones y al turismo de sol de nuestro país; se avecinan tempestades sociales y políticas de austericidio que sirvan para inocular ese miedo a las clases populares.

El problema de Cataluña se agrandará con la sentencia del Tribunal Supremo, aderezado de un toque de Terrorismo para que no falte nada.

Hace unos años vivimos un punto de inflexión que tambaleó de manera significativa al Régimen del 78. Fue cuando las clases populares entendieron que el miedo debía de cambiar de bando. Hasta ese momento la responsabilidad la hacían recaer de forma miserable en las espaldas de las clases populares. Por otro lado, la gente joven tomó conciencia de que había que movilizarse y cambiar su futuro. Emergieron del hartazgo de tanta mentira, corrupción y tomadura de pelo. Las movilizaciones sociales se extendieron por doquier. Entonces, se abría una puerta a la esperanza que no debemos ni podemos cerrar ahora.

Quien esté en contra de esta farsa debe de tener claro unas cuantas cuestiones: primera, que la mejor manera de defender nuestros intereses es procurar no distraer ningún voto hacia los partidos del Régimen del 78. Segunda, que también deben de movilizarse en las urnas aquellas fuerzas minoritarias que participaron activamente en las movilizaciones del 22 de marzo del 2014. Y, tercera,  recuperar ese espíritu de unidad y de esperanza  que nos hizo pensar que la realidad se puede transformar. Es muy importante que la gente joven y las personas adultas, desencantadas de la política actual,  no se dejen  influenciar por el pasotismo y la dejadez.

Unidas Podemos se ha convertido en el grupo principal de la resistencia hacia una República Popular  integradora, sobre la base de la Justicia y Libre de corrupción. Por tanto deberíamos tenerlo presente a la hora de hacer valer nuestro voto, junto con el de millones de personas más.

Aunque las cartas estén marcadas, esta partida la podemos y volveremos a ganar. No se trata de si vamos a gobernar o no, se trata de derrotar al trilero que viene jugando con este pueblo, demostrándoles que hemos aprendido la lección y no daremos un paso atrás.


                                                                                 

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