jueves, 23 de enero de 2020

El Consejero Jesús Aguirre y la Sanidad Pública Andaluza



 Pepe Aguza
Colectivo Prometeo.

    El Consejero de Salud de la Junta de Andalucía, Sr. Jesús Aguirre, médico de Atención Primaria para más señas, sigue empeñado en hacer creer a la opinión pública, que disponemos de la mejor sanidad del estado “aunque hay que darle unos brochazos de brillo” y nada más lejos de la realidad, a poco que tengamos que acceder a uno de sus servicios y no es por sus abnegados y excelentes profesionales, que en su mayoría y multitud de ocasiones, mal pagados y sin recursos, sacan adelante el sistema con gran responsabilidad y capacitación.
Es inaceptable seguir culpando a las anteriores administraciones socialistas (y no es justificarlas ni defenderlas, vista su evolución, errores y despilfarros), cuando tanto él como su actual equipo, siguen incidiendo en los mismo errores, cuando no aumentándolos: ineficacia, conciertos y privatización de servicios, recortes o deficientes salarios y jornadas excesivas, que favorecen la emigración de nuestros profesionales a otras comunidades o al extranjero (por poner un ejemplo, decir que en el pasado año 2019, más de 4100 médicos se marcharon de Andalucía), etc.
   No se puede estar afirmando la fuga de profesionales y no hacer nada para atajarla. Miles de alumnos vienen a formarse en nuestras Facultades de Medicina y Escuelas de Enfermería, donde matrículas y estancias son más baratas que en otras comunidades del estado español y una vez terminados sus estudios, no se les ofrecen unos contratos atractivos de interinidad o larga duración y bien retribuidos, lo que supone su inmediato retorno a sus lugares de origen u otras Autonomías mucho mejor retribuidas.

    La inversión por habitante y año, del pasado curso en Andalucía fue de 1166´39 Euros, 278 menos que la media nacional y 527 inferior a la del País Vasco que disponía de 1693 Euros por hab./año, lo que supone convertirse en la última en presupuestos sanitarios del país.

La situación de la Atención Primaria es alarmante: es inadmisible tener que esperar en ocasiones hasta una semana de lista para una cita del Médico de Familia, lo que supone acudir a Urgencias Hospitalarias innecesariamente. La enfermedad común no espera y el paciente ante un dolor, una infección o una fiebre deben ser atendido en el día. Esto hace que cuando llegan epidemias como la gripe, las Urgencias de los centros hospitalarios se saturen. En las pasadas Navidades, han sido numerosos los centros de salud y consultorios donde sólo se contaba con menos de un tercio de sus facultativos y enfermeras e incluso ausencia de pediatras en algún dispositivo, llegando a repartir hasta tres cupos por facultativo.
Cuando las pasadas movilizaciones de médicos en octubre de 2019, para exigir un mínimo de 10 minutos por consulta, el Consejero Sr. Aguirre se comprometió hasta siete minutos por paciente y un máximo de 30 citas diarias en Atención Primaria, sin que hasta la fecha se haya llegado a implantar.

Las previsiones para el futuro de la sanidad pública cordobesa, no auguran nada positivo: el Plan Director de Reina Sofía sigue paralizado desde 2008, o sea la friolera cifra de doce años.
Los Presupuestos Generales de la Junta de Andalucía, siguen sin incluir mejoras para las Urgencias de Sector Sur o del CARE Castilla del Pino, donde son fundamentales recursos humanos y servicios de laboratorio o radiología. Y por supuesto, el prometido tercer punto de Urgencias para el Centro de Salud de Levante Sur o Fuensanta, siguen durmiendo el sueño de los justos.

Las promesas electorales, han pasado al baúl de los recuerdos: la remodelación y utilización del Hospital de Los Morales, es imprescindible, donde podrían aumentarse las intervenciones quirúrgicas, reduciendo sensiblemente las listas de espera o el traslado del servicio de Oncología (masificado  y falto de intimidad en ocasiones en el Hospital Provincial) que sería totalmente beneficioso por la tranquilidad de su entorno saludable en la naturaleza y sin contaminación, el espacio de sus salas, terrazas y ventanales. Igual podría ocurrir con Urología.
Hay que recordar que en mayo de 2018, cuando las movilizaciones sindicales para la recuperación del Hospital, el entonces senador Jesús Aguirre, se comprometía públicamente (ver hemeroteca de la fecha) a “no dejar morir a Los Morales ante el lamentable estado en que se encuentra” y pedía un plan específico a la mayor brevedad  para su rehabilitación y uso… pero claro, en aquella época era oposición y no ostentaba el cargo que hoy tiene y ya dice el refrán “del dicho al hecho, hay mucho trecho”.
Mucho me temo, que lejos de actuar en una mejora de los recursos, de contrataciones, retribuciones, reducción de listas y calidad de la Sanidad Pública, todo se concentre en cambiar los peones de sus jefaturas, amiguetes o familiares. Baste decir algunos de los cambios que con toda seguridad se aproximan en Córdoba, como la creación de la figura de la Enfermera Gestora de Casos de Violencia de Género a domicilio, impuesta según parece por VOX, una enfermera (del OPUS), muy conocida en algunos centros de nuestra ciudad, que coordinará a dos Enfermeras, un Psicólogo, una Trabajadora Social y algún administrativo, o la sustitución del Director Gerente que podría ser José Manuel Rumbao Aguirre, director médico en Reina Sofía y sobrino del actual consejero, que prevé un drástico y peligrosísimo plan como es crear un “Área de Gestión Sanitaria” que harían desaparecer los Distritos Sanitarios de Atención Primaria de Córdoba y Alto Guadalquivir (Palma del Río – Montoro) e integrarlo todo en Reina Sofía, como ya hiciera en el pasado Arturo Domínguez con los Distritos de Cabra, Lucena y Montilla con el Hospital “Infanta Margarita” de Cabra y creando el “Área de Gestión Sanitaria Córdoba Sur”. Mientras las jornadas laborales en Atención Primaria siguen siendo excesivas, en especial en los Dispositivos de Cuidados Críticos, el abusivo número de guardias y las ridículas subidas salariales, así como la falta de personal y la mejora de los centros.
La ciudadanía debe ser consciente de la situación de quienes tienen que velar por su salud y no limitarse a criticarla verbalmente al acudir a la consulta, sino hacer uso de las reclamaciones por escrito de las deficiencias a que la Administración les somete, teniendo en cuenta la precariedad y la profesionalidad de la persona que les atiende.


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