domingo, 12 de abril de 2020

Qué nos está enseñando la Pandemia

Fuente:Mesa en Defensa Sanidad Pública.Madrid

Antonio Prieto Ballesteros
Médico

    Soy de aquellos a quienes las primeras medidas adoptadas (suspensión del Barcelona Mobile, limitación de aforos de reunión, etc.) para el control del coronavirus les parecieron desmedidas. Mas partidario de actuar identificando a los infectados y sus contactos, aislar a los positivos y tratar a los que presentaran sintomatología, nueve días después de declarado el estado de alerta compartí con mis contactos un artículo-informe en http://diariodetierra.com/la-histeria-interminable/, que recogía la opinión de destacados científicos que proponían medidas dirigidas a detectar a infectados y cuestionaban las medidas dirigidas a confinar a la población sana y paralizar la economía.
    Durante este tiempo he aprendido que el COVD19 tiene una expansión rápida y silente, que su demanda de hospitalizaciones es alta y que un 12% de estas requieren ingreso en la UCI, que no se dispone de un tratamiento específico por lo que se va improvisando en función del descubrimiento de su mecanismo de actuación y que la tasa de mortalidad es importante. Que el mayor riesgo se deriva del estrés al que se somete al sistema sanitario por la demanda de recursos humanos y materiales en un breve espacio de tiempo, lo que contribuye a aumentar la mortalidad. Que la detección de infectados requiere la realización de pruebas fiables, que los tests de los que disponíamos no pueden aplicarse de manera generalizada porque requieren de personal cualificado que los lleve a cabo y de laboratorios que los analicen y se corre el riesgo de bloquearlos. Que existen tests rápidos, aunque menos fiables, pero de los que nos disponíamos y hubo que comprarlos a la mayor brevedad.       También descubrí que nuestro sistema sanitario público, del que tan orgullosos nos sentimos, está gravemente herido por medidas de recortes de personal y de recursos, y por las privatizaciones llevadas a cabo en nombre de la eficacia. Que para atender esta epidemia faltaba personal, equipos sanitarios como respiradores y medios de protección del personal sanitario, carencia que ha originado que más de un 12% los infectados sean sanitarios, que los sistemas de vigilancia epidemiológica funcionan con la información que les aportan los distintos organismos descentralizados que no siempre lo hacen a tiempo ni con criterios uniformes. También he descubierto que cuando se ha decidido adquirir los tests diagnósticos, los respiradores, los trajes de protección, guantes e incluso las mascarillas necesarias para la protección del personal sanitario, no hay un mercado nacional, ni siquiera europeo capaz de proporcionarlo, porque la globalización liberal ha deslocalizado la producción y la ha trasladado a los países asiáticos. Hemos acudido a ellos y nos hemos encontrado que la pandemia ha atacado a todos los países a la par y todos estamos comprando a la vez a los mismos proveedores que, siguiendo las leyes del mercado, ha encarecido el producto, ha bajado la calidad y favorecido el fraude. Que en este escenario los países, incluso con los que mantenemos lazos más estrechos, se han desentendido del trabajo colectivo y, en un sálvese quien pueda, han ido a lo suyo rompiendo los más elementales principios de solidaridad.

Pese a todo ello, las medidas adoptadas comienzan a dar sus frutos. Desde el día 31 de marzo hay más recuperaciones diarias que ingresos hospitalarios. Han surgido iniciativas para reconvertir industrias y suministrar equipos de protección, respiradores, etc. Creo que como comunidad hemos tomado conciencia del valor de la sanidad pública, de la fragilidad de nuestra organización social y de las organizaciones internacionales en las que participamos y del disparate de mercado al que nos ha llevado la globalización neoliberal.

Por eso, no entiendo a quienes desde una sapiencia, que hasta ahora no nos habían demostrado en su gestión, se dedican a buscar culpables, critican lo que se hace, lo que se dejó de hacer y se dedican a difundir bulos e infundios con el único ánimo de convertir el lógico miedo y malestar

de los confinados en odio hacia los que en este momento tienen que gestionar esos recursos, en un contexto en el que todos hemos contribuido a generar y, a veces, estos voceros han sido los que más han contribuido al deterioro del sistema sanitario, a la instauración del modelo de mercado que tenemos y de las estructura organizativas internacionales que hoy nos lastra frente a la pandemia.




1 comentario:

Anónimo dijo...

Extraordinario análisis, compañero, de la situación y de los motivos que nos han llevado a ella actualmente y a pesar de la precariedad por recortes, privatizaciones y reducción de personal sufrido en las últimas décadas por TODOS LOS GOBIERNOS anteriores, se está demostrando la eficacia y profesionalidad de los trabajadores de la Sanidad Pública, que esperemos nuestros POLÍTICOS ACTUALES TOMEN CONCIENCIA y doten de los recursos necesarios en el futuro.