sábado, 26 de febrero de 2022

La verdad escondida



Remedios Copa
Colectivo Prometeo

Tal como temía cuando escribía los dos artículos anteriores, (Apuestas equivocadas y Las razones de una guerra), los intentos de una salida política a la situación de Ucrania terminaron conduciéndose por el camino que reiterada y machaconamente nos trataron de mostrar como ineludible, de tal modo que, cuando se lograra que la situación explotase, el miedo no nos permitiera ver lo que la verdad esconde y, tal como ocurre con la profecía auto-cumplidora, lo único que tuviéramos en mente era la advertencia de Biden, (“que es muy listo y muy bien informado”), y ya nos había indicado el final previsto, (o preparado).
En esa orquestación de que Putin atacaría a Ucrania participaron activamente la gran mayoría de los medios de comunicación insistiendo, aunque sin pruebas materiales convincentes que permitieran constatarlo, en que esas eran las únicas intenciones de Putin y negando toda credibilidad a cualquier declaración que procediera de Rusia. Pocos fueron los medios que permitieron expresar otra interpretación de lo que desde 2014 venía aconteciendo en Ucrania y que, independientemente de los intereses y discrepancias entre EE UU y Rusia, viene desangrando al país en una guerra interna entre ucranianos pro rusos frente a partidarios del régimen nacido del golpe de Estado neofascista de 2014, hecho al que EE UU prestó ayuda e instrucción a los golpistas.


Y, tal como ocurre con las profecías auto-cumplidoras, el sujeto designado, en este caso Rusia, termina avocado a cumplirlas porque se ha instaurado una imagen de él que poco a poco va cristalizando en la mente de todos y finalmente, entre todos terminan obligándolo a actuar conforme a lo que para él se haya establecido.

¿Alguien se acuerda hoy de quién se levantó de la negociación en la desescalada de la tensión en la zona? ¿Alguien recuerda que hubo responsables políticos, incluso con responsabilidades de Gobierno, y en alguna ocasión al propio Presidente de Ucrania, abogando por la desescalada y pidiendo a occidente prudencia y dejar de intervenir porque no eran ciertas las acusaciones contra Rusia y que lo único que estaban haciendo era exacerbar los enfrentamientos entre ucranianos?. Seguro que no claro está, porque esa cuestión apenas se mencionó, o se hizo de pasada y en contados medios de comunicación.

Cómo tampoco se mencionan las advertencias de miembros del ejército ucraniano en el mismo sentido de que la división interna que se estaba fomentando entre ucranianos conduciría a un recrudecimiento y posible guerra civil abierta en Ucrania, situación en la que los ucranianos serían los verdaderos perdedores.
Es difícil determinar cuál es la verdad de lo que a diario se nos cuenta en nuestros días. Y ninguna sociedad puede ser libre cuando no está bien informada. Cuando la información está plagada de fake news, se practican atentados de falsa bandera para descalificar a gobernantes o incluso justificar intervenciones extranjeras en un país soberano, se distribuyen vídeos retocados y con contenidos falseados, ¿de qué nos podemos fiar?
Por eso es imprescindible profundizar en lo que subyace en aquello que aparece como real; intentar descubrir cuál es la verdad que se esconde tras un escenario de guerra que la lógica invita a cuestionar por varias razones; y la primera sería ¿por qué un estratega de la talla de Putin no practicó una invasión sorpresa sobre Ucrania en lugar de dar tanto tiempo al enemigo para frustrarla? Salvo que nunca tuviese tal intención en la cabeza no se comprende esa espera y además pidiendo una salida negociada como vino haciendo.
¿Puede ser cierto que los ataques desatados en Ucrania obedezcan a acciones de miembros del propio ejército ucraniano y que por eso estén involucrando al país entero? ¿Nos debemos creer que el Gobierno ucraniano, o una parte de él estén utilizando mercenarios o miembros de un ejército privado, o que tal cosa sea cierta pero se deba a una mano negra movida por intereses extranjeros?
Pero lo cierto es que se está jugando con fuego porque se están enfrentando dos potencias con armamento nuclear en lo que ya se está llamando la tercera guerra mundial, si bien es una guerra por razones económicas y por ello bien distinta de guerras anteriores, aún así, llama la tención que se esté escenificando, por ahora, con métodos de guerra convencional entre una potencia económica, EE UU, que quiere mantener su hegemonía mundial y otra, Rusia, a la que se está acorralando y estrangulando económicamente para, como decían ayer la Presidenta de la Comisión Europea, El Secretario General de la OTAN, se le impondrán las medidas económicas más duras jamás conocidas para impedirle cualquier posibilidad de desarrollo económico futuro.
Lo único evidente es que estas guerras y las consecuencias de esas sanciones económicas las va a pagar la ciudadanía, sea rusa, ucraniana o de la UE. Hoy mismo ya podremos ver el comienzo de las repercusiones económicas en nuestra vida cotidiana, mientras que los EE UU revitalizarán su economía con dichas sanciones.



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