sábado, 27 de agosto de 2022

Mentiras e Ignorancia

                              


Remedios Copa
Colectivo Prometeo

    La ignorancia de la historia es el abono que convierte a la sociedad en tierra fecunda para que las mentiras fructifiquen con fuerza cual mala hierba que sin el castigo de ningún pesticida, ni mano experta que las arranque, acaban por ensombrecer y ocultar completamente cualquier intento de que el conocimiento y la verdad fructifiquen y que el conocimiento y experiencia de la historia eviten repetir dolorosos desastres.

    Nunca las técnicas de Goebbels se habían implementado con tanta eficacia, ayudadas eso sí por la globalización del neoliberalismo y la germinación galopante de una derecha que se radicaliza cada vez con más fuerza, acompañada de un resurgir del nazismo que poco a poco se inserta más entre lo que se conocía y defendía como democracia. Y es que cuando se apoya y defiende regímenes plagados de connotaciones fascistas en aras de la "democracia" es porque dicho concepto, ya contaminado, ha perdido la acepción primigenia y verdadera.

Los once principios de la propaganda nazi conocidos como técnicas de comunicación de Goebbels, ministro de Ilustración y Propaganda del Tercer Reich, abarcaban el dominio de todos los medios de comunicación. Considerado el magnate de los medios de comunicación podía controlar, según él, lo que el pueblo alemán leía, escuchaba y veía. También se vio a sí mismo como "un general que conducía al pueblo a abrazar el nacionalsocialismo". Con esta finalidad, el 2 de septiembre de 1939, Goebbels y el Consejo de Ministros prohibieron sintonizar "emisoras enemigas" de los países vecinos y además, difundir noticias para emisoras extranjeras podía ser castigado con la pena de muerte, como delito de alta traición.

Desde que se inició la guerra en Ucrania, la libertad de información ha quedado cercenada y lo grave es que ya no solo se prohíbe recibir información de Rusia, sino que la desinformación a la opinión pública de occidente tamiza la versión que los medios pueden difundir. La que discrepe de los criterios establecidos por los EE UU, la OTAN y la UE tiene serias dificultades para prosperar salvo en contados medios que son la excepción, so pena de perder el trabajo, sufrir amenazas e incluso condenas o la muerte. Todos conocemos el caso de Pablo González, detenido en Polonia, y al que se acaba de prolongar la prisión injustificada otros tres meses.

La persecución a los periodistas disidentes de los criterios de las versiones "oficiales" y aquellos que investigan y denuncian determinados delitos no es nueva y está bastante generalizada hasta el punto de que el periodismo, sobre todo el periodismo comprometido con el esclarecimiento de la verdad, hace que la profesión de periodista sea una de las más peligrosas. Y es una cuestión que no mejora sino todo lo contrario. Estos días lamentaba López Obrador que en lo que va de 2022, se estaba asesinando a un periodista cada 15 días. Otros países silencian el número de muertes y detenciones.

Cuando se fomenta la desinformación, la ignorancia y la incultura, es más fácil que se vaya diluyendo cada vez más el espíritu crítico y de ese modo la población se vuelva proclive a entretenerse con fútbol, series de televisión y todo tipo de telebasura que no solo le hacen más permeable a la manipulación de los medios de comunicación y a tragarse las mentiras que, como decía Goebbels, una mentira cien veces repetida se convierte en verdad incuestionable, sino que le disuaden de cualquier esfuerzo por formarse y le desmotivan para contrastar la información; pero sobre todo y de ahí lo más peligroso es que la sociedad se convierte en una masa acrítica, sometida e incapaz de elaborar una perspectiva alternativa aunque se le estén imponiendo condiciones que vulneren sus derechos o sean totalmente ajenas a sus intereses.

Una de las cuestiones de vital importancia a la hora de valorar la información que recibimos tiene que ver de una parte con la propiedad de los medios de comunicación, y de otra con las presiones que los lobbies económicos y políticos ejercen sobre los medios. No hay que olvidar que la utilización perversa de los medios de comunicación no fue solamente cosa del nazismo, su uso y perfeccionamiento está a la orden del día y responde a intereses de poder.

Fruto de estas técnicas es una sociedad cada vez más acrítica y adormecida, capaz de resignarse a la imposición de sanciones y vetos económicos que son totalmente contrarios a sus intereses y calidad de vida, o a sufrir las consecuencias de una guerra sobre cuya participación en la misma no le ha sido consultada, pero ahora le exigen asumir en ella «grandes sacrificios» como dice Borrell porque "estamos en guerra".

Antes, para entrar en guerra había que declararla. Ahora, parece que cualquiera desde afuera puede declararla y además estamos obligados a asumirla. Y no solo debemos asumir la inseguridad y la pobreza que nos genera, sino que pone en riesgo nuestras vidas como posibles víctimas de ataques debidos a las bases estadounidenses en nuestro país y al uso de nuestros puertos por los barcos de guerra de la OTAN, (caso de Ferrol, por ejemplo), cuestión sobre la que tampoco se ha consultado a la ciudadanía y que ha provocado el Encontro Galego contra la OTAN. ¿Quién da la autorización para ese uso?...

Todo esto, sumado al empobrecimiento, desigualdad, e inseguridad para todos, conlleva el riesgo añadido del uso de armas nucleares y, vista la ligereza con la que Liz Truss anima a apretar el botón nuclear, son razones que deberían hacer pensar.



1 comentario:

Pepe Aguza. dijo...

Excelente artículo y una realidad que el desconocimiento, la desmemoria y la incultura, hacen que sigan siendo una realidad después de más de seis décadas en el tiempo. Una mentira repetida hasta la saciedad, termina por hacerse creíble en la mente del populacho.
¡Enhorabuena!