martes, 15 de noviembre de 2022

Otras visiones, otras lecturas: La Izquierda transformadora y la guerra en Ucrania

 





Pedro Montes y Diosdado Toledano

La guerra en Ucrania ha producido, como es frecuente y no podía ser de otro modo, una nueva división en la izquierda transformadora, entendiendo por ésta a la izquierda que no acepta el orden neoliberal existente, con el predominio del capitalismo y la hegemonía de Estados Unidos, e intenta cambiarlo en un sentido progresista tomando el socialismo como referencia. Todo muy genérico pero que nos sirve para entendernos y, por consiguiente, eliminar de ella a la tradicional socialdemocracia, convertida desde hace mucho tiempo en defensora de ese orden.

Aún a riesgo de simplificar en exceso, la complejidad del conflicto por su trascendencia y su dimensión histórica, por los actores que intervienen, por sus repercusiones y consecuencias, por sus implicaciones geopolíticas , por los aspectos ideológicos que median, por la diversidad de análisis que caben, ha dado lugar a dos posiciones contrapuestas que pueden resumirse así: por un lado, Ucrania ha sido invadida por Rusia, lo que conculca principios básicos de la convivencia internacional, con la conclusión de que es necesario apoyar a Ucrania a defenderse por todos los medios posibles, ayudándola militarmente aunque acabe destruida y, como se dice, hasta la muerte del último soldado ucraniano, al tener que enfrentarse con un país mucho más poderoso. Por otro lado, hay sectores de la izquierda que sostienen, con datos y hechos muy contundentes y bien conocidos (1), que el origen de la invasión es producto de una estrategia deliberada de los Estados Unidos y sus aliados, la OTAN fundamentalmente, para debilitar cuando menos a Rusia y destruirla si es posible y apoderarse de sus incalculables recursos, utilizando a Ucrania como punta de lanza para atacarla y obligarla a defenderse.

De ahí que la guerra se ha convertido en una confrontación entre la OTAN y Rusia, que se libra circunstancialmente en terreno ucraniano y como una etapa intermedia de otros objetivos geopolíticos que incluyen a China (prolegómeno escribe Rafael Poch), aunque sin descartar provocar otros daños colaterales, por ejemplo, contra la UE, con Alemania en primer lugar por su fortaleza competitiva (2).

Naturalmente hay tantos aspectos y planos que considerar en esta situación que ambas posiciones en la izquierda están recorridas por innumerables matices, aclaraciones y reivindicaciones, de modo que el abanico de propuestas es prolijo y muy abierto. Se podría decir que cada organización o cada colectivo tiene la suya, pero que cabe agruparlas en uno u otro de los bandos reseñados.

Los análisis y argumentos están bastante refinados y cada una de las visiones los utiliza del modo que más conviene a sus conclusiones políticas finales. Los de la Ucrania ultrajada, entiéndase por Ucrania el régimen de Zelenski de turbio origen y siniestra alianza con grupos neonazis, llegan a pensar que en el suelo de ese país se está registrando un conflicto interimperialista donde Estados Unidos y los suyos conforman un bloque imperialista originario, y Rusia, todavía maltrecha pero rememorando hasta su pasado zarista, pretende recuperar el viejo estatus de la URSS y convertirse en otro bloque que dispute la hegemonía de la que ahora gozan los Estados Unidos. Así como el imperialismo en el sistema capitalista está bien analizado y descrito en los clásicos del marxismo, el nuevo surgido en la Rusia de Putin exige de más explicaciones y de nuevas y discutibles visiones de lo que constituye un país con afanes imperiales. Unos y otros utilizan sus razones como armas arrojadizas, pero no parece discutible que la fuerza militar no es comparable en los dos casos, aunque sólo sea por las 800 bases militares que los norteamericanos tienen implantadas en el mundo y la ostentación del poderío militar que los Estados Unidos han prodigado en los últimos decenios, que está en la memoria de todos. También, por la enorme diferencia en capacidad y poder económico entre Estados Unidos y Rusia (3).

Lo más característico de las desavenencias que nuevamente sufre la izquierda por la cuestión ucraniana es que, podría decirse así, es transversal, en el sentido de que las posiciones de cada organización no responden tanto a los perfiles ideológicos tradicionales, reformismo más o menos intenso, revolucionarios más o menos radicales, sino que cohabitan en cada uno de los grupos una amalgama de posiciones ideológicas extraña y confusa.

Hay tantos análisis históricos, documentos, escritos, declaraciones y debates que se puede decir que la posición sobre la guerra en Ucrania de cada organización, colectivo, e incluso la personal, no se debe únicamente al desconocimiento, o la falta de información, en un contexto inédito de guerra de propaganda mediática que manipula las emociones humanas y el mismo curso del conflicto, sino que también cabe atribuirla a la posición ideológica que se mantiene sobre el desarrollo de la historia y el proyecto político y social que se quiere alcanzar.

Con todo el respeto que nos debemos, eso no quiere decir que consideremos todas las posiciones correctas o justificadas. Políticamente siempre nos hemos identificado con la obra y el pensamiento de León Trotsky y hemos estado relacionados a la IV Internacional. Por las discrepancias y fracturas que a lo largo de estos últimos tiempos han surgido en toda la izquierda -tiempos muy complejos a todos los niveles y repletos de hechos novedosos e insólitos- ahora pertenecemos a la Asociación Socialismo 21, que ha expresado claramente su posición ante el conflicto ucraniano y puede conocerse en el siguiente documento:





por más que la situación cambiante a veces ha exigido actualizar textos, revisar análisis y reordenar argumentos, como por ejemplo el sabotaje de los oleoductos y del puente de Crimea, el ataque a Sebastopol o los riesgos de una escalada con armas nucleares si el conflicto se agudiza.

Hablábamos antes de posiciones extrañas. Entre ellas nos sorprenden, por decirlo neutralmente, las del Secretariado de la IV Internacional y las de la izquierda anticapitalista en el Estado español. La versión de la guerra interimperialista domina sus análisis y la orientación de todo lo que publican.

En días pasados y por mera casualidad recibimos (Pedro) un correo de Esteban Volkov. Es el nieto de León Trotsky, el niño que con 13 años vivía con él en Coyoacán el 20 de agosto de 1940 cuando al volver del colegio intuyó que algo anómalo pasaba en la casa: se encontró a su abuelo sangrando y con el cráneo destrozado por un golpe de piolet ejecutado por un agente de Stalin. Su larga vida, ahora tiene 96 años, ha estado dedicada a reivindicar al gran revolucionario y a limpiar su nombre de tantas falsificaciones, calumnias y tergiversaciones. Su contribución a la causa del socialismo no tiene precio y es justo reconocerlo como el albacea político de su abuelo.

Escribía Esteban Volkov el 24 de octubre:

“Difícil situación la que atraviesa el mundo, la presencia del pensamiento del abuelo está más vigente que nunca. …. Que opinan los camaradas”

La respuesta el 26 fue la siguiente:

“Supongo que sigues las dificultades y complejidad del momento trascendental que vive la humanidad, uno de cuyos aspectos más siniestros es el desconcierto y la debilidad ideológica de la izquierda, así dicho en sentido amplio. Tan dramático es todo que incluso en nuestras filas se producen opiniones y tomas de posición que, en mi modesta opinión, rompen con la tradición que representamos. Habrá en la historia un antes y un después del conflicto de Ucrania, todo cambiará, aunque es muy pronto para calibrar las secuelas y consecuencias que tendrá. No estoy de acuerdo, o por decirlo más claramente, rechazo la interpretación de que en Ucrania hay una confrontación imperialista entre Estados Unidos y Rusia. Es una simplificación inadmisible y un intento de imitar groseramente los escritos de Trotsky sobre la primera guerra mundial. Por mi parte, junto con los compañeros que sostenemos una modesta pero activa organización -Socialismo 21-, rodeados y presionados por una campaña inaudita en los medios mundiales occidentales y las organizaciones políticas, hablamos en nuestros escritos de la lucha por la paz, pero no dejamos de reconocer que Rusia es la víctima del acoso y las provocaciones de la OTAN, según un proyecto diseñado por los Estados Unidos desde hace mucho tiempo.”

La respuesta de Esteban el 28 fue:

“Gracias por tu respuesta, efectivamente vivimos momentos que marcaran la historia y reconozco al igual que tú que Rusia es víctima de USA y países aliados”

La respuesta (Pedro)al día siguiente:

“Por la trascendencia del conflicto USA Rusia, que perdurará largo tiempo, y por la necesidad que sentimos Diosdado Toledano y yo, como viejos y activos militantes de la IV, de clarificar la posición de una parte del trotskismo en dicho conflicto, quiero saber si podría utilizar tu respuesta en la tarea que nos hemos propuesto de combatir la falsa interpretación de que se trata de una confrontación interimperialista, en la que una de las partes tiene una historia terrorífica y solo unas 800 bases militares en el mundo. Agradezco de antemano tu respuesta, cualquiera que sea lo que consideres oportuno. Un saludo fraternal.

La última frase, lo que consideres oportuno, era la forma de reconocer que Esteban Volkov, por el papel histórico que ha desempeñado tanto dentro como fuera de las corrientes trotskistas, tiene unas responsabilidades y unas relaciones políticas y al tiempo unos equilibrios que mantener que eran imprescindibles respetar, pues solo el mismo está en condiciones de valorar. No cabía aprovechar correos privados para implicarlo o comprometerlo.



Su respuesta, el 30 de octubre, fue escueta:



“Adelante”.



Pues en eso estamos y este es el sentido último de este escrito.





1. de la OTAN La expansión hasta rodear Rusia incumple los compromisos entre los dirigentes de Estados Unidos y la Unión Soviética tras la disolución de esta.

El golpe de estado orquestado por Estados Unidos y grupos neonazis en 2013 en el llamado EuroMaidan, provocó una guerra civil con una terrible represión en Odessa con el incendio del local de los sindicatos, en Mariupol, etc., y provocó la rebelión de la población de las regiones de Lugansk y Donetsk. Durante los últimos 8 años el régimen ucraniano ha matado más de 14.000 personas, de los cuales cientos de menores de edad. Hay que añadir el incumplimiento por el gobierno de Ucrania de los acuerdos de MINSK II, así como la prohibición del idioma ruso que es mayoritario entre la población ucraniana. Sobre todo esto, los medios de comunicación controlados por EEUU y la OTAN mantienen un silencio escandaloso.

2. Ver documento “NATO 2030, Unidos por un Nueva Era, Análisis y Recomendaciones del Grupo de Reflexión designado por el Secretario General de la OTAN”, apartado sobre China. Este Documento sirvió para preparar la cumbre de la OTAN en Madrid el pasado 29-30 de jujio de 2022. https://www.nato.int/nato_static_fl2014/assets/pdf/2020/12/pdf/201201-Reflection-Group-Final-Report-Uni.pdf.



3. En la lista de Forbes sobre las 2.000 empresas más importantes del mundo basadas en ventas totales, beneficios, activos y valor de mercado Estados Unidos está en la cabeza con 560 empresas, China 291, y Rusia 25. En la producción manufacturera encabezada por China y Estados Unidos, Rusia ocupa el puesto 15 detrás de India, Taiwan, México y Brasil…Entre los países exportadores en 2017 que encabeza China y Estados Unidos, Rusia ocupó el puesto 17 detrás de México, Emiratos árabes Unidos y Singapur…Estos datos evidencian que Rusia tiene un poder económico limitado para ser considerada como un imperio capitalista.



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