jueves, 6 de abril de 2023

Escenas barrocas de la política española en plena Cuaresma

 





Javier Lucena
Colectivo Prometeo

"Cuando agoniza el carisma de la porra amanece el día del consenso"
Rafael Chirbes " Asentir o desestabilizar"

Que la política institucional y la partidaria, que a fin de cuentas son representación, tienen claros vínculos con el teatro es algo comúnmente aceptado. De manera similar, ambas también presentan conexiones ideológicas y rituales con la religión; en el caso de nuestro país y por obvias razones históricas y culturales, con la católica. A su vez, teatro y religión guardan estrechos vínculos, como demuestra el hecho de que en nuestro país las primeras obras dramáticas surgieran en las iglesias medievales, con los autos sacramentales. Por eso, a veces, la interpretación de ciertos hechos políticos resulta más clara desde claves escénicas y religiosas.

Me sucede así con dos acontecimientos - más conectados de lo que en principio parecen -, que se han desarrollado en la presente Cuaresma y que pueden interpretarse como auténticos autos sacramentales, con la Transición al fondo, esa Transición que fue un "se hizo lo que de pudo", pero se nos vendió como modélica y ejemplar. Uno de los acontecimientos, la moción de censura de Vox/Tamames de los pasados días 21 y 22 de marzo; el otro, la reciente presentación de Sumar/Yolanda Díaz como candidata presidencial a las próximas elecciones generales, el 2 de abril. En ambos casos, aquello que se presenta como nuevo, en realidad tiene mucho pasado por delante, un pasado tan remoto y escabroso como el barroco de la Contrarreforma.


Auto Sacramental de Vox


En el primer caso, moción de censura de Vox, cabe señalar que ha sido tildada en la mayoría de los medios como inútil, patética, sin contenido claro, etc, en definitiva, como un intento fallido de la extrema derecha, aunque algunas voces minoritarias han disentido de dicho planteamiento. En realidad - es mi interpretación -, la moción, además de un intento de desprestigio del Parlamento para fomento de la desafección política, ha supuesto una puesta en escena de Vox para servir en bandeja a la parroquia de derechas la cabeza del Bautista/Excomunista Tamames. Da igual que este hombre hubiera transitado hacia la propia derecha desde los primeros momentos de la democracia, porque lo que interesaba recalcar era precisamente su carácter representativo de excomunista, y además de uno muy concreto, el de la Transición, el del compañero de los padres de la Constitución de 1978.

Liquidado el comunismo, ese fantasma que agitan de continuo los reaccionarios como un espantajo, ya se puede proceder a darle otra vuelta de cierre a la democracia, sugieren implícitamente los de Vox. Si tenemos en cuenta que el PCE de Carrillo supuso la mayor fuerza de oposición al franquismo con ansias de ruptura democrática - con independencia de que su catastrófica gestión del partido lo sumiese luego en la marginalidad política y condujera a la frustración de las ansias de cambio real de este país, al llamado Desencanto -; y si consideramos también que la extrema derecha y gran parte de la derecha - que añoraban el franquismo, cuando no lo reivindicaban - militó contra la Constitución, a la que luego se sumarían como lastre para conseguir su paulatino vaciamiento vía leyes y, sobre todo, vía interpretaciones de los altos Tribunales. Pues bien, si tenemos en cuenta todo esto, lo que ha escenificado Vox es el cierre y enterramiento de lo poco que pervive, aunque sea a trancas y barrancas, de las propuestas de profundización democrática y extensión de derechos sociales y cívicos de la Transición y la Constitución. Liquidada ésta, de la que queda apenas una carcasa cada vez más vacía de contenido, el mensaje de Vox es claro y se dirige sobre todo al PP, a aquella parte de la derecha donde sobrevive algún rescoldo - cada vez más escaso - de liberalismo, para empujar al partido de Feijóo a darle una nueva interpretación práctica que termine de destrozarla: eliminación de las Autonomías, ilegalización de partidos independentistas, reducción de derechos, persecución de los movimientos sociales y sindicatos...; en suma, un neofranquismo sin Franco. Un sector del PP ya está, de hecho, en ello; se llama Ayuso.


El auto de fe de Sumar


El segundo auto sacramental, el de la reciente presentación pública de Sumar y la candidatura de Yolanda Díaz a la presidencia del gobierno en las próximas elecciones generales, ha supuesto la representación pública de un auto general de fe contra ausentes, Podemos, donde sólo faltaba el Iglesias de cartón, a tamaño natural, que en cierta memorable ocasión presentó Íñigo Errejón en otro acto público que bien pudiera considerarse precedente del de Sumar [Para curiosos, en los autos de fe, a los muertos o huidos que no habían podido juzgar, efectivamente se les representaba en efigie o estatua1]

También en el caso del auto de Yolanda Díaz el fondo lo pone la santísima Transición. Una de las señas de identidad de ésta fue el llamado "consenso": sobre un supuesto acuerdo general de todas las fuerzas políticas y sociales, se establecían las grandes políticas de acuerdo del país; ese supuesto pacto social en realidad encubría un pacto de élites que fijaba los límites de posibilidad de la acción política y condenaba a la marginalidad y el ninguneo, si no a la persecución, a toda expresión que se saliera del mismo, bajo el calificativo de exabrupto, desestabilizadora, etc. El consenso actuó de hecho como una de las palancas del bipartidismo y una de las principales legitimaciones del sistema y funcionó bastante aceptablemente hasta el 15M y el posterior surgimiento de Podemos, que impugnaba gran parte del Régimen del 78 y su dinámica, si bien dentro de la legalidad, incluso más tarde - cuando se le habían mermado fuerzas y cuando no le quedó más remedio al PSOE - dentro también del Gobierno.

Ya sabemos todos y todas cómo reaccionó el sistema y como desde el minuto cero comenzó una guerra sin cuartel contra esa fuerza que había osado romper los candados del mismo, tales como el del veto a formar parte del gobierno de las fuerzas del entorno comunista y alternativo, la incorporación de fuerzas independentistas a una gestión plurinacional de la gobernanza del país, la reducción de ciertos privilegios de las élites y su redistribución hacia las mayorías sociales, el reconocimiento de derechos civiles a minorías perseguidas históricamente, etc., etc.

Debilitado el enemigo Podemos, fundamentalmente por esa hostilidad que no ha respetado límites de ningún tipo, ni los legales, aunque también por algunos errores propios (¿existe alguna fuerza política perfecta y sin errores, máxime cuando está siendo sometida a permanente acoso?), hay parte de los otrora socios de proyecto, con el que consiguieron cuotas de poder y presencia como nunca hubieran imaginado ni en sus mejores sueños, que empieza a sentirse cansada, que acusa las heridas y que va captando y aceptando el "mensaje": basta de impugnación, volvamos al consenso, al entendimiento, al buen rollito; incluso, llegado el momento, a la casa común de la izquierda.

Y ahí estaba, como no, el PSOE para echar una mano a la vuelta al redil y al escarmiento de herejes contumaces que insisten en permanecer al margen del consenso. Primero, con el ninguneo de Podemos, atacando a sus dos dirigentes más destacadas: contra Irene Montero se comete la inédita aberración del Gobierno de enmendar a la totalidad una ley tramitada y aprobada por el Parlamento a propuesta del propio Consejo de Ministros, la llamada "ley del sólo sí es sí"; y a Ione Belarra, se le niega la portavocía en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros en que se aprueba la tramitación de la nueva ley de familias, que amplía reconocimientos de derechos y que es una iniciativa de su ministerio. Por otro lado y por contra, Sánchez apoya de forma decidida a Yolanda Díaz, concediéndole la coportavocía del Gobierno en la moción/auto de fe de Vox, que Díaz aprovecha para lanzar Sumar.

No me detendré en señalar que nada bueno cabe esperar para la izquierda del PSOE y sí mucho malo si se hace en oscuros despachos y con acuerdos no públicos (recuerden, por ejemplo, a la Nueva Izquierda de López Garrido y Cristina Almeida). Los mismos tipos de acuerdos a los que sin duda ha llegado en privado Sumar con Izquierda Unida, En Común, Más País y Compromís, y a los que no ha querido llegar abiertamente con Podemos, porque se trataba de eso precisamente, de dejarlo fuera de la ecuación. Pero para encubrir la componenda, lo mejor es señalar a los "verdaderos culpables", a Podemos, a sus dirigentes actuales y pasados, que no han querido estar en la foto, que se han excluido por mero capricho y afán de protagonismo o contestatario, como niños caprichosos. Y así ya tenemos conformado al chivo expiatorio, al hereje, a los herejes, y nada como la larga tradición barroca de este bendito país de condenar a los malditos heterodoxos a la quema, a la muerte simbólica (ya saben, lo que decía Ferreras: "Nosotros matamos a Monedero")

Además, la izquierda en torno a Yolanda logra así por primera vez en mucho tiempo - sí, también desde la Transición y el PCE de Carrillo - "la comunión de todos los santos", con un clamoroso aplauso del coro mediático, desde la derecha más rancia hasta el progresismo. Como escribía en estas mismas páginas hace casi un año, a propósito de cómo se abordó torticeramente la candidatura de la izquierda para las elecciones andaluzas, con participación de Yolanda Díaz incluida, "lo de la izquierda con Podemos es casi religioso, pero religioso de auto de fe: la necesidad imperiosa de abrazar al menos por una vez a los conservadores, de comulgar, de confluir esa izquierda con la derecha, de sentirse una con la España de orden, con la España toda, en la persecución y linchamiento del hereje partido y su contumaz partisano Iglesias"2. Resulta que todas las fuerzas democráticas iban a poner un cordón sanitario a la extrema derecha, pero al final, mira por donde, se lo ponen a Podemos, igual que la Unión Europea se lo hizo al izquierdista Syriza, pero ni lo ha intentado con la neofascista Meloni.

Además, la nueva edición del auto de fe de Sumar no podía haber elegido mejor fecha que la Semana Santa. Sólo espero que, a diferencia de Carmena e Íñigo en su famoso pacto de las magdalenas, logren la resurrección del muerto; por lo pronto, pónganle fe, Señora Yolanda y cía.

Como dije en mi anterior escrito en este blog, aunque esta vez lo digo con mayor pesimismo dado el tiempo trasncurrido, ojalá me equivoque, ojalá aún se reconduzca la situación, aunque nada bueno cabe esperar del probable desastre para la izquierda de la inhibición de Sumar en las próximas autonómicas y municipales, por más que aprendices de brujo quieran pensar lo contrario.


El retrasismo


En definitiva, ambos acontecimientos políticos, la moción de Vox y el lanzamiento de Sumar, tienen más de "retrasismo" - perdonen el palabro - que de futuro, y nos devuelven, con ecos de la Contrarreforma, a la Transición; unos, los reaccionarios, para liquidarla hacia atrás, hacia el neofranquismo; la otra, para anclarse en la propia Transición, aquella que supuso el nacimiento del bipartidismo. En realidad los dos autos vienen a ser una muestra de los estertores del Régimen del 78 y sus penosos intentos por recomponerse. Pero cuidado con los monstruos que pueden surgir entre lo viejo que muere y lo nuevo que nace (Gramsci); esos sí son reales y a veces vienen de la mano de quien menos los esperabas.




1https://www.artencordoba.com/blog/cordoba/el-auto-de-fe-el-festejo-perdido-del-mayo-cordobes/

2http://colectivoprometeo.blogspot.com/2022/05/tres-postales-de-mayo.html

8 comentarios:

Juan García dijo...


Amigo Javier, tu análisis sociopolítico me parece inmejorable. Das las claves sobre lo que se esconde detrás del telón del auto de fe de Sumar y argumentas lo que supone: una vuelta atrás, sin Podemos, al redil del consenso y del bipartidismo.
En estos últimos años, hemos podido comprobar cómo Podemos ha sido atacado desde todos los frentes mediáticos y políticos de la derecha, porque era el enemigo que se había atrevido a criticar e intentar superar la nefasta Transición.
Lo grave es que al ninguneo a Podemos por parte del coro mediático, se han sumado
algunos partidos que han resurgido a su sombra y el PSOE que tanto le debe por apoyar y desarrollar un Gobierno progresista.
La unidad es necesaria y Podemos, imprescindible.

Anónimo dijo...

Compañeros de Podemos:
Aceptad el fin de UP como algo políticamente natural. Su fondo y formas han fracasado por su histrionismo radical e incoherencia personales. Vuestro tiempo es ya el pasado.
Ahora es SUMAR la alternativa, como una izquierda alternativa más realista y positivista, para ganar una segunda legislatura, y lograr máas avances sociales. UP es un residuo que tuvo su momento, pero que el dogmatismo sectario de Iglesias deshizo como un azucarillo en el café.
O apoyamos a Yolanda Díaz, o estamos perdidos, Haced una reflexión honesta, compañeros.

Anónimo dijo...

Honestidad y Sumar son incompatibles

Anónimo dijo...

O Podemos se integra en Sumar, y deja de ser una mosca cojonera, o en la próxima Legislatura "disfrutaremos" a las derechas en el gobierno.
Que Podemos decida.

Anónimo dijo...

Amen

Anónimo dijo...

Amén también

Anónimo dijo...

Al sujeto/a que solo dice Amén, en tono burlesco, se le podría exigir un mínimo argumentativo. Otra cosa, es que su analfabetismo político no de para más; en cuyo caso, sería discupable... Ya sabemos aquello de que "lo que la naturaleza no da, Salamanca no lo presta".
A buen entendedor, ya se sabe.

goval dijo...

Interesante analogía teatral, claro que cabría recordar que en el teatro intervienen varios factores que no conviene olvidar , por un lado el guión y los actores( programa electoral y candidatos ) por otro el edificio teatral con su maquinaria escénica (medios de comunicación masiva) y un tercero que sin ellos nada tiene sentido EL PUBLICO ( la ciudadanía).y pienso que es ahí donde hay que poder intervenir , ya que forma parte de nosotros en tanto ciudadanos , no podemos ir al teatro solo con la crítica teatral , tenemos que impulsar una crítica más amplia ,apoyada en el pensamiento crítico ,y la cosa urge.