domingo, 14 de julio de 2024

Reflexiones que remueven e inspiran

 

Pepe Mujica

Manifestación contra Altri en Palas del Rei



Remedios Copa
Colectivo Prometeo

En un mundo tan loco, amenazante y desmadrado, en el que de un tiempo a esta parte se estilan los gobernantes con aspecto de loca extravagancia, tanto en su estilo personal y manifestación en público como en la sarta de disparates que contienen sus discursos, por otra parte carentes de interés y contenido serio y planificado que verse sobre los verdaderos problemas de la ciudadanía a la que pretenden gobernar. De lo que no carece ninguno de esta clase de especímenes es de bravuconadas e insultos a quienes no estén en su línea y a su favor, e incluso hirientes para sensibilidad de la mayoría de la sociedad y contrarios al prestigio de las instituciones que representan, en unos casos, o las que aspiran a llegar.

No necesitamos dar nombres de este tipo de especímenes porque lo más probable es que a estas alturas ya tenga más de uno en su memoria.

Por eso resulta tan grato y edificante, como me ha ocurrido esta tarde, escucha una entrevista a una persona de la talla de Pepe Mújica. Hombre sencillo, competente, luchador y fiel a sus ideales, al que ni la cárcel primero por defenderlos, ni la Presidencia del Gobierno de su país que alcanzó para tratar de implementarlos, cambiaron sus principios ni la sencillez en su forma de vida, la bonhomía y cercanía con la que desgrana esas sabias reflexiones que dan muestra de su preocupación por la humanidad y la calidad de las relaciones humanas.

Mújica, consciente de lo finita que es la vida, no ceja en su esfuerzo por trasmitir a políticos, gobernantes, o el común de los mortales que la esencia de la vida humana no está en tener; la esencia está en ser. Tal como él recalca, no solo hay que ocuparse por facilitar a la sociedad recursos suficientes para tener una buena vida, porque procurar lo necesario es una meta, pero el despilfarro y el consumo de bienes y cosas innecesarias no nos ayuda a crecer como personas ni a ser más felices que quienes viven con menos pero que conservan una buena calidad en sus relaciones humanas. Amontonar posesiones es el objetivo del actual sistema de capitalismo exacerbado, pero ese paradigma no se preocupa ni ocupa en procurar que las personas sean felices.

Crear comunidad y evitar el aislamiento y la soledad da sentido a la vida y genera felicidad, pero al sistema le interesa justamente lo contrario: que la gente sea individualista y canalice sus frustraciones hacia el consumo de cosas, no que piense en para qué se esclaviza en acumularlas, en cómo esa conducta genera soledad e impide disfrutar en comunidad con sus semejantes.

Por otro lado, las relaciones humanas y los vínculos comunitarios generan bienestar afectivo, sentimiento de pertenencia, conocimiento de deficiencias y problemas reales que les afectan directamente a todos ellos, lo que posibilita el debate y la búsqueda de soluciones comunitarias; son espacios de cultivo del ocio compartido y también de desarrollo de pensamiento crítico. Lógicamente, un planteamiento comunitario chocará con los intereses del sistema  porque la unión hace la fuerza y la comunidad unida puede plantearse el rechazo de ciertas propuestas o exigir actuaciones concretas en determinado sentido.

Por eso es tan importante lo local, el conocimiento del medio, la importancia de su cuidado y conservación y los vínculos de apoyo mutuo. El individualismo facilita el encasillamiento en la globalización y ésta facilita que determinadas élites manejen el cotarro al socaire de sus intereses.

En nuestra tierra tenemos buenos ejemplos de este tipo de proyectos en los que grandes empresas ajenas al territorio, presionan a los políticos locales y en los Parlamentos para que autoricen proyectos tan nocivos como ALTRI, la mayor papelera de Europa, que la Xunta  no solo apoya y quiere subvencionar con dinero público, si no que amenaza a los vecinos de Palas de Rei con llegar a la expropiación forzosa si se niegan a vender sus tierras a una industria que arruinará la vida de la gente, destruyendo su economía y la forma de vida de un inmenso territorio en el corazón de Galicia. Y todo ello para que esa producción termine yendo para Europa y la contaminación del aire, el agua, la flora  y la fauna se la tiene que comer Galicia. El agua del río Ulla subirá a 27º la temperatura con los vertidos de la fábrica,… ¿Qué les voy a contar que no sepan ya sobre el tema?

La invasión de molinos eólicos y la de eucaliptos o la minería propuesta, son proyectos igualmente desastrosos que requerirían varios artículos para exponer todas las repercusiones altamente negativas que tendrán para la Comunidad de Galicia.

Son ejemplos de obviedades de cómo el sentimiento de comunidad  hace que se vean las cosas de otra manera y surja la repulsa ciudadana a proyectos perniciosos para la vida y la salud.

Gracias a los recursos presentados por los ciudadanos y organizaciones de la comunidad ya se han parado proyectos de instalaciones eólicas y se frenó el desmadre de los vertidos de alguna mina en Galicia.

En los últimos años varios filósofos y escritores, terapeutas, científicos, ecologistas, decrecentistas, y algunos políticos excepcionales como Mújica, vienen cuestionando el modelo de sociedad actual que pone en riesgo la salud de la población y del planeta. Fruto de ese tipo de riesgos y actualmente, con la escalada belicista, el de la guerra nuclear, están provocando una avalancha de crisis de ansiedad, depresión y suicidio que requiere la exigencia inmediata de un cambio en el enfoque de nuestra sociedad y un cambio de paradigma ya.

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