viernes, 29 de noviembre de 2024

Allanamiento de Morada

 

Bakú 1846: Primer pozo de petróleo industrial



Remedios Copa
Colectivo Prometeo

Leía estos días un artículo en el que se hablaba de los grandes daños ecológicos que los intereses del gran capital están causando en el planeta y que, como bien afirmaba alguno. “si nuestra casa es la Madre Tierra, lo que algunos están llevando a cabo es un verdadero allanamiento de morada”.

Un allanamiento al que los gobernantes muestran más interés en lavarle la cara que en legislar con seriedad al respecto para corregir los daños y apropiaciones indebidas y hacer que la legislación se cumpla con rigor.

Si hablamos de los recientes acuerdos alcanzados en la COP 29, la situación no puede ser más desmoralizadora. La resolución final reduce estrepitosamente la aportación destinada a implementar en los países en desarrollo las medidas necesarias  en aras de la protección medioambiental, frenar los efectos de la crisis climática y detener el calentamiento global. Aunque eso era de esperar cuando la Conferencia de las Partes se celebra en un país que Amy Goodman y Denis Moynihan, entre otros, se preguntan si lo que realmente se pretendía era frenar la crisis climática alimentada por el uso intensivo de combustibles fósiles, por qué se ha celebrado en Azerbaiyán, “un pequeño y autoritario petro-Estado”. Un Estado que criminaliza la disidencia, prohíbe y condiciona las protestas y no respeta la libertad de prensa ni el derecho a la libre expresión.

Fue en Bakú, capital de Azerbaiyán, “dónde podría decirse que comenzó la adicción mundial al petróleo”, afirma Goodman, cuando en 1846 se perforó el primer pozo de petróleo industrial.

Esta COP 29, como apuntaba al respecto en un artículo anterior, fue un foro perfecto para la consecución de suculentos contratos para que el país comercialice sus recursos fósiles.

En las reuniones donde se decide el futuro climático del planeta se celebran a puerta cerrada y con más de 1.700 lobistas de las industrias fósiles registrados para la COP 29, con libertad para expresarse e interactuar con las delegaciones gubernamentales de todos los países e influir en las negociaciones, lo cual han podido hacer sin ser molestados por las protestas, limitadas y silenciosas, que se han llevado a cabo en zonas acotadas y alejadas de la llamad “Zona Azul”, donde se celebraban las reuniones.

Pese a que 2024 sea el año más caluroso del que conste registro, el record de la temperatura tuvo paralelamente su correspondiente en la producción y consumo de de petróleo, el mayor de la historia.

Estos datos fueron puestos sobre la mesa cuando se está apuntando, (tal vez a la última oportunidad), que medidas urgentes y contundentes podrían evitar peores impactos del cambio climático, no dejan lugar a mucha esperanza ni en las COPs ni en el neocapitalismo imperante, porque esta crisis climática continuará acelerándose si no se logra implementar una solución integral a nivel mundial, y por el contrario se continúa por la vía del no retorno en cuyo filo nos encontramos.

Pero el “allanamiento de morada” a la Madre Tierra tiene múltiples puertas y ventanas abiertas por las que se cuelan e instalan intereses espurios, (que no son fácilmente defendibles si salieran a la luz), para privatizar y extraer recursos del planeta que pertenecen a todas las generaciones y conforman el bien común de la humanidad. corporaciones económicas y fondos buitre que conforman la élite extractivista del planeta y copan en la sombra los centros de poder, (aunque cada vez ya se muestran con mayor descaro y se instalan formando parte de gobiernos), de tal modo que consiguen legislaciones permisivas y contratos proclives a sus intereses, con el respaldo de políticos y gobiernos corruptos que un día sí y otro también, permiten que se esquilme y privaticen recursos que pertenecen al pueblo y que contaminen de forma salvaje y sin cortapisas el medioambiente donde operan.

Estas conductas permisivas por parte de las Administraciones, ayudadas muchas veces con subvenciones de dinero público e incluso llevando a cabo expropiaciones forzosas, pagadas a precio de miseria, no solo contribuyen a la contaminación del planeta y al calentamiento global, también destruyen formas de vida de las personas que habitan esos territorios, afectan a su salud y eliminan ecosistemas que albergan gran diversidad de flora y fauna, alguna incluso en vías de extinción.

Podemos hablar de minería a cielo abierto, minería submarina, o de la que requiere de la explotación infantil.... Y tantos otros ejemplos que no caben en el limitado espacio de un artículo.

Estamos dejando desvalijar lo común, destruir nuestra casa Madre y encaminar a la humanidad hacia la autodestrucción y parece que no se considera un asunto prioritario porque las técnicas gebbelianas empleadas por los poderosos en pro de su discurso ciega la consciencia de la sociedad a la hora de actuar frente a los auténticos desfíos.

 

 

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