Bakú 1846: Primer pozo de petróleo industrial |
Remedios Copa
Colectivo Prometeo
Leía estos días un
artículo en el que se hablaba de los grandes daños ecológicos que los intereses
del gran capital están causando en el planeta y que, como bien afirmaba alguno.
“si nuestra casa es la Madre Tierra, lo que algunos están llevando a cabo es un
verdadero allanamiento de morada”.
Un allanamiento al que
los gobernantes muestran más interés en lavarle la cara que en legislar con
seriedad al respecto para corregir los daños y apropiaciones indebidas y hacer
que la legislación se cumpla con rigor.
Si hablamos de los
recientes acuerdos alcanzados en la COP 29, la situación no puede ser más
desmoralizadora. La resolución final reduce estrepitosamente la aportación
destinada a implementar en los países en desarrollo las medidas necesarias en aras de la protección medioambiental,
frenar los efectos de la crisis climática y detener el calentamiento global.
Aunque eso era de esperar cuando la Conferencia de las Partes se celebra en un
país que Amy Goodman y Denis Moynihan, entre otros, se preguntan si lo que
realmente se pretendía era frenar la crisis climática alimentada por el uso
intensivo de combustibles fósiles, por qué se ha celebrado en Azerbaiyán, “un
pequeño y autoritario petro-Estado”. Un Estado que criminaliza la disidencia,
prohíbe y condiciona las protestas y no respeta la libertad de prensa ni el
derecho a la libre expresión.
Fue en Bakú, capital de Azerbaiyán, “dónde podría decirse que comenzó la adicción mundial al petróleo”, afirma Goodman, cuando en 1846 se perforó el primer pozo de petróleo industrial.
Esta COP 29, como
apuntaba al respecto en un artículo anterior, fue un foro perfecto para la
consecución de suculentos contratos para que el país comercialice sus recursos
fósiles.
En las reuniones donde se
decide el futuro climático del planeta se celebran a puerta cerrada y con más de
1.700 lobistas de las industrias fósiles registrados para la COP 29, con
libertad para expresarse e interactuar con las delegaciones gubernamentales de
todos los países e influir en las negociaciones, lo cual han podido hacer sin
ser molestados por las protestas, limitadas y silenciosas, que se han llevado a
cabo en zonas acotadas y alejadas de la llamad “Zona Azul”, donde se celebraban
las reuniones.
Pese a que 2024 sea el
año más caluroso del que conste registro, el record de la temperatura tuvo
paralelamente su correspondiente en la producción y consumo de de petróleo, el
mayor de la historia.
Estos datos fueron
puestos sobre la mesa cuando se está apuntando, (tal vez a la última
oportunidad), que medidas urgentes y contundentes podrían evitar peores
impactos del cambio climático, no dejan lugar a mucha esperanza ni en las COPs
ni en el neocapitalismo imperante, porque esta crisis climática continuará
acelerándose si no se logra implementar una solución integral a nivel mundial,
y por el contrario se continúa por la vía del no retorno en cuyo filo nos
encontramos.
Pero el “allanamiento de
morada” a la Madre Tierra tiene múltiples puertas y ventanas abiertas por las
que se cuelan e instalan intereses espurios, (que no son fácilmente defendibles
si salieran a la luz), para privatizar y extraer recursos del planeta que
pertenecen a todas las generaciones y conforman el bien común de la humanidad.
corporaciones económicas y fondos buitre que conforman la élite extractivista
del planeta y copan en la sombra los centros de poder, (aunque cada vez ya se
muestran con mayor descaro y se instalan formando parte de gobiernos), de tal
modo que consiguen legislaciones permisivas y contratos proclives a sus
intereses, con el respaldo de políticos y gobiernos corruptos que un día sí y
otro también, permiten que se esquilme y privaticen recursos que pertenecen al
pueblo y que contaminen de forma salvaje y sin cortapisas el medioambiente
donde operan.
Estas conductas
permisivas por parte de las Administraciones, ayudadas muchas veces con
subvenciones de dinero público e incluso llevando a cabo expropiaciones
forzosas, pagadas a precio de miseria, no solo contribuyen a la contaminación
del planeta y al calentamiento global, también destruyen formas de vida de las
personas que habitan esos territorios, afectan a su salud y eliminan
ecosistemas que albergan gran diversidad de flora y fauna, alguna incluso en
vías de extinción.
Podemos hablar de minería
a cielo abierto, minería submarina, o de la que requiere de la explotación infantil....
Y tantos otros ejemplos que no caben en el limitado espacio de un artículo.
Estamos dejando
desvalijar lo común, destruir nuestra casa Madre y encaminar a la humanidad
hacia la autodestrucción y parece que no se considera un asunto prioritario
porque las técnicas gebbelianas empleadas por los poderosos en pro de su
discurso ciega la consciencia de la sociedad a la hora de actuar frente a los
auténticos desfíos.
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