lunes, 18 de noviembre de 2024

En los días nublados




Remedios Copa
Colectivo Prometeo

En los días nublados, actualmente casi todos y no porque estemos en pleno invierno, los amigos son la luz. La ciudadanía sencilla tendrá que levantarse solidariamente frente a la ignominia.

A veces, porque la extensión del egoísmo y los efectos de la maldad humana de unos pocos parece que todo lo impregna, podemos caer en la tentación de no poner nuestros ojos en la gente sencilla que nos rodea y, cuando eso sucede nos estamos perdiendo algo esencial. Lo estamos viendo estos días con motivo de la DANA.

La solidaridad y empatía que brilla por su ausencia en algunos, (no hace falta nombrarlos porque ya se han retratado bien ellos solitos con sus declaraciones inoportunas, divisorias y cargadas de odio e incitación a la discordia en lugar de arrimar el hombro y hacer causa común frente a la adversidad), mientras que los más humildes del pueblo llano suman sus manos para socorrer a los afectados sin preguntar por su ideología política, creencia o raza. Es una lección de la gente trabajadora a quienes anteponen sus intereses económicos y afán de poder al deber moral y legal que tienen de administrar con justicia en aras del bien común en el ámbito de sus competencias.

Cuando dirigentes de un gobierno llaman “animales humanos” a la población palestina y el presidente de un supuesto país democrático como EEUU apoya incondicionalmente  Netanyahu y se interpone ante la comunidad internacional para que no le frenen sus matanzas sobre una población acorralada en Gaza, en la que ya se reconoce desde hace tiempo como “la mayor cárcel del mundo a cielo abierto”, evidentemente la humanidad está perdida. Y ahora está ocurriendo en el Líbano, donde Israel amenaza y ataca a los cascos azules de la ONU, porque no quiere testigos de las masacres que está llevando a cabo.

En los desastres que nos toca vivir, ahora centrándonos en el cambio climático, existe una responsabilidad política evidente en cuanto a la contaminación del planeta y al calentamiento global. Se trata de una responsabilidad correlacionada con la permisividad y falta de legislación contundente y su aplicación efectiva frente a quienes esquilman, contaminan y desarrollan estructuras en zonas de riesgo, sin tomar las medidas preventivas eficaces para que situaciones como las que estamos viviendo en estos días en nuestro país no vuelvan a repetirse. Y en este apartado, no queda otra que hablar del delito especulativo inmobiliario y del desarrollo industrial insostenible, lo cual implica inexorablemente hablar del capitalismo neoliberal que mueve todos los hilos de la economía y la política, capaz de derribar, o eliminar, a dirigentes ariscos frente a los intereses del capital.

Estos días se habla de la reconstrucción en las zonas afectadas, de que la gente “vuelva cuanto antes a la normalidad”. ¿Pero a qué normalidad? ¿Qué clase de reconstrucción? ¿No habría qué hablar de las causas y repensar la reconstrucción y la “normalidad”?

Hay dos cuestiones ineludibles que hay que abordar antes de ciscar dinero a espuertas sin sentido.

La primera es NO OLVIDAR que hay que poner medidas concretas e inmediatas al calentamiento global. Es algo que a estas alturas ya no se puede llevar a cabo sin restricciones firmes e ineludibles a los intereses del gran capital y la especulación salvaje. El cambio climático nos está llevando a la catástrofe.

La situación actual impone centrarse en la causa y efecto.

La segunda, en relación con la reconstrucción en Valencia, está en relación con la anterior y con la especulación. Lo estamos viendo. Lluvias torrenciales y danas continúan y volverán. Si se reconstruyen las viviendas y los negocios en los mismos lugares y condiciones, habrá más muertes y ruinas. Tampoco la industria de la zona se debería reconstruir tal cual, habrá que evaluar la viabilidad, sostenibilidad, posible reubicación, o cambios necesarios en la actividad. La respuesta no puede ser de grandes titulares inmediatos; se requiere un análisis muy meditado en función de las circunstancias que toca vivir y los retos que se avecinan, que exigen un pragmatismo real ante la nueva realidad.

Ayer, una persona sencilla, creativa, formada, bien informada y con criterio, escribió algo que a mi juicio denota sensibilidad, belleza y de alguna manera esperanza, porque serán esas personas sencillas y conscientes, a las que no siempre prestamos la debida atención, o no hemos sabido descubrir pero que están ahí, las que podrán hacer que la humanidad tome otros derroteros.

No quisiera dejar de compartirlo con ustedes: “Alguien, el ser que proyecta la belleza en mi interior. Soy su decisión.

Manifiesto su energía en piedras, esquinas, maderas, en una hoja, en el camino, en el sentimiento, en el aire incluso… en la profundidad de mi memoria bajo su dominio silencioso, su aroma, la luz, la apariencia den indeterminado espacio de fondo translúcido…ahí, en el horizonte misterioso dominado por la linda luna que, ahora, sosiega el cielo”. Galmier Zemog.

La cultura enriquece el alma y hace mejores a las personas.

 

 

 

 

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