Diego Cañamero Valle
Aquí no le podemos echar la culpa al PP ni a VOX.
Somos nosotros/as, con esos análisis que cada organización decimos tener aprobados en nuestros respectivos congresos, que si no son aceptados al cien por cien en los acuerdos de unidad, es el achaque para salirnos del proceso.
No importa que coincidamos en el 99% de las reivindicaciones, porque en el fondo no son esos los motivos para no ir juntos, lo ocultamos detrás de no haber aceptado el punto o la coma en el programa electoral.
Las verdaderas razones por las que hasta ahora ha fracasado la unidad de la Izquierda son:
-los egos personales
-los intereses particulares
-el dogmatismo de las ideologías que cada uno/a cree que es la correcta
-los intereses partidistas
-el achaque de que ese/a antes decía una cosa y ahora dice otra
-el que esa persona antes estuvo en tal o cual partido
-que no podemos ir juntos a partidos españolistas…
Todo eso y algunas cosas más solemos argumentar las personas de izquierdas para no llegar a la unidad. Pero por mucho dolor que nos hayamos causado unos a los otros/as, ¿no son razones más que suficientes el no hacerle daño al pueblo al que decimos defender?
¿Hay algún acontecimiento en la historia de la humanidad donde se haya mejorado la vida de las personas sin la unidad de la gente de bien?
¿Se puede conseguir un convenio más justo en una empresa sin la unidad de los trabajadores/as?.
La unidad es el arma del pueblo, y por muchos intentos fallidos tenemos que seguir intentándolo.
Cuando un agricultor siembra y no recoge cosecha por lluvia o sequía, al año siguiente vuelve a sembrar, porque ahí está su vida y la de su familia, pues nuestra semilla es la unidad de la Izquierda y por muchas veces que no recojamos cosechas, tenemos que seguir sembrando porque ahí está el pan del pueblo.
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