Remedios Copa
Colectivo Prometeo
“Mentir no es ilegal”. Con esta frase justifica el PP la mentira, (bulo, falsedad, calumnia, o como le quieran llamar), de Miguel Ángel Rodríguez, actual Director del Gabinete de Isabel Díaz Ayuso, acusando al Fiscal General del Estado de haber filtrado información confidencial sobre el delito fiscal de Alberto González Amador, pareja de Ayuso, así el PP instituye la mentira como norma.
Esta falsa afirmación, calumniando al funcionario que representa a una Institución del Estado, Álvaro García Ortiz, dio pié al proceso judicial en el que ahora se ve inmerso como acusado. La falsedad de tal afirmación fue admitida por el mismo Miguel Ángel Rodríguez ante el Juez del Tribunal Supremo. El Juez Hurtado no tomó medida alguna ante esta vergonzosa declaración.
Ahora la mentira ya no se oculta; incluso se reivindica. Cuando el PP dice que “mentir no es ilegal” no es una mera coartada para salir del paso sino un reflejo del modelo político que prospera en Occidente; la mentira gobierna la atención y la política está sustituyendo el gobernar con leyes por hacerlo con narrativas. Y el PP no miente por error, lo hace por método y sirve tanto para destruir carreras como para impulsarlas.
A García Ortiz han intentado destruirlo. Con un bulo prefabricado como base le han desacreditado, insultado, pedido su dimisión, arrastrado a un juicio sin base real ni pruebas, pero a la vez han atacado y difamado sin miramientos a una Institución del Estado. Y eso es muy grave, porque cuando la mentira es el motor del sistema la verdad se aleja de la veracidad y se sustituye por lo viral.
Hay un agravante más en este procedimiento, una vulneración de la protección de datos confidenciales de ciudadanos ajenos a la causa que, sin fundamento jurídico que lo justifique, ni filtro alguno, fueron tomados por el Juez de las bases custodiadas por el Fiscal General del Estado, sin haber aplicado filtro alguno. Es un hecho que varios juristas critican, lo mismo que las prospecciones que, de manera antijurídica y anticonstitucional a su juicio, está haciendo el Juez Peinado en el caso de Begoña Gómez en cuyo procedimiento ya fue apercibido en dos ocasiones.
Cuando la ciudadanía está desinformada porque los relatos virales han sustituido a los datos verídicos sobre los hechos, no puede distinguir entre quienes le están engañando o los que dicen la verdad y, desgraciadamente, tiende a aferrarse a relatos que sean afines a sus ideologías y prejuicios. Es un hecho que conocen muy bien los políticos y el sistema capitalista, por eso tratan de evitar con mentiras el desgaste que supondría la coherencia.
Negar la crisis climática, la escasez de recursos finitos, las limitaciones de las energías “verdes”, la contaminación de los acuíferos y falta de agua potable en muchas zonas del planeta, las propuestas de negocios como ALTRI, o las guerras promovidas por los oligarcas, son ejemplos ilustrativos de cómo los intereses políticos y/o económicos pueden hacer más rentable políticamente la mentira que el compromiso y la coherencia.
Para entender ese precio que determinados partidos políticos y muchos Gobiernos no están dispuestos a pagar tenemos el ejemplo de los insultos, descalificaciones, amenazas y manipulación de la realidad con las que atacan al Presidente Pedro Sánchez en relación con su posicionamiento sobre Palestina, el genocidio de Gaza, o las exigencias de Trump y la OTAN, entre otras cosas.
En las luchas por el poder en Occidente todo vale y la mentira es la reina. Más rentable que luchar por el poder comprometiéndose ante la ciudadanía con un programa es destruir al que está en el Gobierno con todo el arsenal de mentiras que haga falta. Ya lo estamos observando en nuestro país también. La otra modalidad que se está abriendo camino es la guerra judicial a la que, como dice Martín Pallín, tampoco España está siendo ajena. Combinando ambas estrategias, ¿qué Gobierno no sucumbirá?
La información veraz es imprescindible para salir de este embrollo, pero el derecho a la información y la libertad de prensa cada día están más amenazados porque los medios de comunicación libres son una amenaza para los objetivos de la desinformación y por tanto los vetos, prohibiciones e incluso asesinatos de periodistas van en aumento.
Y cuando la mentira campa a sus anchas, la democracia muere.
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