martes, 24 de marzo de 2020

Tiempos difíciles




Remedios Copa
Colectivo Prometeo
     Tiempos extraños, difíciles de vivir y de entender. Tiempos confusos dónde la mentira lo impregna todo de tal modo que corremos el riesgo de no atender ni a la verdad imprescindible; muchas veces imprescindible incluso para salvar la vida. Pero ya no creemos.
      No creemos porque estamos hartos de mentiras, manipulación y corrupción. Pero hoy la realidad se impone y es que afecta a nuestra vida y eso obliga a creer y la duda es ¿a creer en qué, en quiénes?
Esta etapa de aislamiento nos aboca a intentar discriminar lo cierto de lo incierto, lo importante de lo accesorio. Es tiempo de obligada reflexión.
     En primer lugar, en situaciones como la que nos ocupa, la ciencia está por encima de la mentira y, si bien es cierto que los intereses económicos perversos y corruptos gustan de meter su mano en ella, aquellas autoridades sanitarias dedicadas únicamente a la asistencia y la investigación, (a esa investigación pobre y mal pagada), cuyas voces no hablan al dictado de ninguna multinacional ni de ningún cargo político relevante, deberían ser fuente de información recomendada.
Es tiempo de aislamiento y de reflexión. En el aislamiento caben dos posibilidades bien distintas; la primera puede generar rebeldía, victimismo o ansiedad; la segunda nos facilita un tiempo de reflexión maravilloso para que recapacitemos y comencemos a forjar un imaginario de futuro bien distinto del que nos condujo a la situación que estamos viviendo. Cuando todo pase, porque pasará aún a costa de vete tú a saber qué precio, este espacio de “parada en el tiempo” tiene que dejar en nosotros forzosamente una huella.

La impronta que supondrá por ejemplo permanecer en un espacio limitado y durante tiempo indefinido, en soledad o en familia, nos hará reflexionar sobre lo que se pierde o se gana con respecto al ritmo acelerado de la vida que veníamos llevando.
Volvámonos observadores y reflexivos. Eso hará que pasemos con menos ansiedad y angustia esta crisis y facilitará que reparemos en lo que sucede a nuestro alrededor y en nosotros mismos. ¿Qué es lo imprescindible en nuestra vida?. ¿Qué vínculos mantenemos con nuestros semejantes, con nuestros familiares? ¿Cuáles son nuestras necesidades afectivas y en qué medida están mejor o peor satisfechas ahora? ¿Qué tipo y cantidad de consumo de bienes es imprescindible y cuál apenas nos aporta felicidad o bienestar añadido a cambio del tiempo que nos roba aislándonos en el trabajo para poder conseguirlos?
Podemos hacer muchas cosas con nuestro tiempo libre. Incluso así recluidos en casa solos o con la familia y mascotas, (si las tienes), además de vivir y analizar los vínculos de cada cual y retomar hobbies como lectura, cine, música, o lo que se nos ocurra, podemos pensar, soñar, hacer proyectos, volvernos más observadores de lo que ocurre a nuestro alrededor, dentro de la casa y a través de las ventanas o terrazas, pero sobre todo, dentro de nosotros mismos.
Debemos soñar. Sin sueños no existe vida. Por eso es bueno soñar con lo que queremos hacer cuando ésta pesadilla termine, cuando podamos salir de casa, pisar la tierra, respirar el olor del mar o del campo, mirar al cielo y disfrutar de esas nubes blancas y ese azul limpio y puro, como hacía mucho tiempo que no era posible contemplar porque la ausencia de la contaminación febril que diariamente causábamos y que viene provocando más muertes que el mismo coronavirus, nos impedía disfrutarlas.
Salgamos conscientes de que todos nos necesitamos y que unidos venceremos, a este virus y a otros que están destrozando el planeta y aniquilando a muchos seres humanos.
No olvidemos que los virus no tienen fronteras pero tampoco, que aunque tú tengas agua y comida, si los demás no tienen tu seguridad se acabó en ese instante.
Mi aplauso hoy va dedicado a todas las personas que nos cuidan y están haciendo que nos llegue lo que necesitamos: sanidad, comida, ayuda, orden…¡Por todos los que tenéis que salir a la calle y os la jugáis por nosotros!. Gracias.



No hay comentarios: