martes, 29 de septiembre de 2020

Aquellas tertulias con Julio

 

Pepe Aguza
Colectivo Prometeo.

    Hubo un tiempo- hasta hace pocos meses-en que cada día un grupo de amigos, compañeros, profesores, sanitarios y profesionales de diferentes oficios jubilados y en activo, nos reuníamos a mediodía alrededor de una copa de vino o unas cervezas y con  el debate como motivación principal.
Cada jornada solíamos juntarnos entre ocho y catorce o quince personas en uno de los dos o tres bares o tabernas que frecuentábamos.Entre ella nunca faltaba nuestro querido y admirado amigo y camarada Julio Anguita.
    Ni que decir tiene que los temas de debate no siempre giraban sobre noticias o información política de la actualidad, sino que con frecuencia podían oscilar sobre cultura, medio ambiente, feminismo, historia e incluso sociedad. A veces, recuerdos de nuestra juventud e incluso en el barrio, de aquellos juegos, de aquellos cines de verano o de aquellas casas de vecinos y sus personajes.
Julio recordaba aquellos comienzos como profesor en Montilla, Alicún de Granada, en Nueva Carteya o del colegio de “Los Califas”, que dejaría en 1979 por su elección como Alcalde de Córdoba en la primera legislatura del PCA, de la creación de Convocatoria por Andalucía en 1984, germen de Izquierda Unida, que le llevaría a residir en Sevilla, hasta su elección como Secretario General del PCE Lo que supondría su salto a Madrid o su elección como diputado en las Cortes Españolas, así como la responsabilidad de Coordinador de Izquierda Unida. 
     Horas y horas de charlas sobre temas que jamás se han publicado y que pocos afortunados tuvimos la oportunidad de conocer de su propia boca. .. todas aquellas anécdotas sobre personajes políticos y líderes mundiales, que sólo él conocía y que jamás se publicaron en ningún medio y con los que se reunió a lo largo de su vida.

    A veces surgían debates respecto a temas relacionados con la Iglesia (a pesar de que la mayoría fuésemos agnósticos, ateos o no practicantes) en los que era impresionante el conocimiento bíblico y de sus personajes que poseía. 
   Era emocionante debatir con él por su sensibilidad, erudición e impresionante experiencia política, así como su sentido cultural e histórico y popular, con temas de sociedad como el cine, de aquellas decenas de terrazas de barrio donde en las calurosas noches de verano, asistíamos a la proyección de todo tipo de películas de humor, históricas, de romanos, del oeste e incluso musicales, de vidas y fracasos de sus estrellas o de la copla y sus famosos, de sus glorias y miserias, de sus trágicas vidas, represiones o en muchos casos de sus exilios.
     Con frecuencia, recordaba algún fragmento o estribillo de copla, que canturreaba en tono bajo con una afinadísima voz. Conocía una gran cantidad de personajes sobre los que ilustraba con sus anécdotas, como doña Concha Piquer, Miguel de Molina, sobre el tenor Luís Mariano, sobre Manolo Caracol o estrellas de actualidad como Pasión Vega, de la que era un gran admirador. Gran conocedor, igualmente de la música popular italiana.
   Persona cuya honestidad y honradez le harían dejar sus cargos en la política activa y no dudar en volver en el año 2000 a la docencia, a su puesto de profesor de Instituto Blas Infante de Córdoba.
   Julio era en definitiva el gran aglutinador de ese grupo de tertulianos, que cada día disfrutábamos de su compañía, pensamiento y locuacidad y que con su desaparición ha llegado casi a la extinción, salvo por un reducido número de cinco o seis fieles, que seguimos encontrándonos y recordando con añoranza, admiración y cariño aquellos momentos del camarada y por encima de todo “del maestro”.
   Cierto es también que este desencanto, no sólo ha sido debido a la desmotivación del grupo o la ausencia del amigo, sino a la imposición sanitaria a causa de la pandemia del coronavirus, que tan adversos efectos está causando a la sociedad y a la Humanidad.
   Como un moderno Prometeo, fue fundador del Colectivo y entregó a todos su sabiduría, y pensamiento y su esperanza de una ciudadanía comprometida con el conocimiento, con los derechos sociales y humanos.
   Sólo puedo decir que “me recuerdo en esta hora de muchas cosas”, como dijera Ernesto Che Guevara y que me acompañaraán el resto de mis días.


1 comentario:

Rafael Alberto Párraga dijo...

¡Recuerdo bien la alegría con me contabas sobre aquéllas tertulias!