lunes, 26 de octubre de 2020

Nunca desperdicies una buena crisis

 

El Bosco; El Jardín de las Delicias (detalle)

Remedios Copa
Colectivo Prometeo


    Una crisis siempre tiene dos caras y, dependiendo de cual te toque, puedes estar entre los que acrecientan su fortuna de forma inconmensurable o bien formar parte de los empobrecidos y expulsados a la cuneta del sistema. 
      Lo mismo que ocurre a las personas, dependiendo de cómo se administre la situación creada por la crisis, también le ocurrirá a los países. En ambos casos, la forma en que su Gobierno afronte la situación les llevará a una u otra situación. 
     En nuestro país, la pasada crisis financiera de 2008 que desoló la economía, las pérdidas fueron solidarizadas entre la clase trabajadora para salvar a los bancos y a las grandes corporaciones; la salida de la crisis dejó una acumulación de riqueza en manos de unos pocos y un aluvión de pobreza y desempleo para los otros. Algunos ricos en España llegaron a quintuplicar su fortuna durante la crisis. 
    Cuando llegó la nueva crisis -ya pronosticada por la mala solución implementada en la anterior-, segunda crisis en parte enmascarada por la pandemia, el actual Gobierno recién elegido se encontró con un país depauperado, desprovisto de capacidad industrial para cubrir la producción de lo más imprescindible, un sistema educativo y sanitario recortado de medios y desprovisto de personal; mal capital heredó el Gobierno para enfrentarse a la pandemia, pero más grave todavía es la actitud de falta de colaboración de la oposición, dedicada únicamente al desgaste del Ejecutivo actual, mantener a un CGPJ caducado pero afín, y a la lucha por recuperar el poder. 

Si ya teníamos en Europa una pésima imagen por la corrupción política destapada en el partido que gobernaba España con mayoría absoluta, la falta de renovación del Consejo General del Poder Judicial caducado y el bloqueo del PP a su renovación, ambas situaciones a todas luces anticonstitucionales, nos pone en el punto de mira de la UE que nuevamente instó a su renovación inmediata, y pone en riesgo las ayudas a España. 

Tan inconstitucional es la oposición a la renovación del CGPJ por parte del señor Casado, cómo lo es la exigencia de expulsar del Gobierno y de ejercer su legítima participación en esa renovación al partido Unidas-Podemos, democráticamente elegido en las urnas. 

Muy flaco favor nos hace Casado a los españoles y a España cuando va por Europa intentando desacreditar con calumnias al Gobierno, ocultando su oposición a cumplir con el mandato constitucional y de la UE de renovar el CGPJ caducado, o como hizo en su anterior gira pidiendo que no se facilitaran a España los fondos acordados para nuestro país. Eso es antipatriotismo puro y duro. 

Es fácil intentar echar al pueblo contra el Gobierno, sobre todo cuando se dispone de los medios de comunicación y se mantiene influencia mayoritaria en los públicos, -también pendientes de renovar-, pero si se les calienta la cabeza con la utilización del Falcón, no vaya a ser que ahora, a algunos les dé por pensar por su cuenta y les escandalice que se pague holgadamente a políticos para que consigan lo mejor para nosotros y, en lugar de eso, trabajen en la UE para que se nos acogote negándonos lo que nos corresponde. Y eso tramado con el fin de que nuestro legítimo Gobierno, democráticamente elegido, se vea maniatado y sin recursos para abordar las necesidades acuciantes destapadas por la pandemia. 

Es muy posible que un día de estos, los españoles se den cuenta de algo que se les viene enmascarando y que juega en su contra, que cuando el PP no aporta soluciones y apoyo sino que trabaja en contra, no repercute solamente en desgaste y freno al trabajo del Gobierno para mejorar nuestras vidas y paliar los efectos de la pandemia, sino que redunda inmediatamente en contra de la ciudadanía y sobre todo, de los más desfavorecidos; pero a la vez también se está dañando el futuro de España como país. 

Ante las actitudes que viene mostrando la derecha, muchas veces me viene a la mente la frase de R. Rato sobre dejar caer a España, que ya la levantarían ellos, o aquella otra de Rajoy de que cuanto peor, mejor para ellos, frase repetida ayer en el debate parlamentario de la moción de censura presentada por Vox. Ciertamente, desde la riqueza y el poder no se padece aunque todo se frene y casi todo caiga, pero nadie debería olvidar que la moneda, igual que las crisis, tiene dos caras y que quién un día fue parabrisas que mata, al otro puede ser mosquito que se estrella. 

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