jueves, 13 de marzo de 2025

Mayores Recursos para gastos sociales y menos para militares

 






Pepe Aguza
Colectivo Prometeo



    A estas alturas de la Historia, el ser humano lejos de seguir evolucionando hacia la cultura de la paz, el progreso y el bienestar social, parece retroceder intelectualmente, teniendo que recurrir a inventos como la Inteligencia Artificial, en vez de desarrollar la suya propia, convirtiéndose en seres embrutecidos y violentos, como demuestran los acontecimientos de los últimos tiempos: desarrollo de la industria armamentística, elecciones de presidentes de gobiernos condenados penalmente y con recursos judiciales pendientes, genocidas invasores de indefensos y míseros territorios como Gaza, resurgimiento peligrosísimo de nefastas ideologías de extrema derecha excluyentes de derechos e igualdad, etc.

Cuando parecía vislumbrarse en el horizonte la posibilidad de un final a la guerra de Ucrania, con el inicio de conversaciones entre los presidentes de Rusia y Estados Unidos y la intención de este último de no seguir proporcionando armas a los ucranianos, presionando al presidente Zelenski para poner fin a sus antiguas aspiraciones, la Unión Europea gira en un descabellado proyecto de continuar proporcionando material bélico, dinero y soldados para el mantenimiento de la guerra, como han planteado Francia, Reino Unido, Alemania o España entre otros, con unas muestras de afectividad por parte del presidente Pedro Sánchez hacia Zelenski, tan ridículas como inapropiadas en sus últimos encuentros.



Antes de continuar, hay que reconocer que la situación de Ucrania durante un tiempo fue considerado el país más libre del espacio postsoviético, donde partidos políticos, organizaciones sindicales y públicas, periodistas y medios de todas las ideologías podían actuar libremente. Sin embargo, todo cambiaría con el golpe del Maidán contra la población rusófila del Dombás, desde 2014 con un régimen oligárquico de extrema derecha, que tras el ascenso al poder en 2019 del actor cómico, director, productor y abogado Volodímir Zelenski, a través de un partido (Servidor del Pueblo), que había sido fundado por una productora audiovisual creadora del programa televisivo del mismo nombre, en que mostraba a un personaje protagonista de la serie, que luchaba contra la oligarquía y la corrupción, algo en que el presidente real estaba involucrado junto a varios amigos y magnates compañeros, como se pudo comprobar en los Papeles de Pandora en octubre de 2021, que controlaban una red de empresas extraterritoriales en Inglaterra y paraísos fiscales.

Zelenski convirtió a Ucrania en una pseudemocracia con un modelo próximo a la dictadura de estado semipresidencial en el que están prohibidas diversas organizaciones, sindicatos y partidos políticos de izquierdas, entre ellos el Partido Socialista de Ucrania, el Partido Comunista, Oposición de la Izquierda, Unión de las Fuerzas de Izquierdas, además de la detención, asesinatos de sindicalista, escritores o periodistas de izquierdas como Vadin Papura, Oles Buzina o Alexander Karevin, entre otros.

El modelo de gobierno y ambiciones personales del presidente Zelenski, reforzado por intereses extranjeros de Estados Unidos y Europa contra Rusia, han llevado a esta demencial situación bélica, de la que tanto está costando salir y Europa se empeña en mantener con su ayuda financiera y militar.


Las provocaciones del gobierno ucraniano, llevaron a una invasión y la guerra de Ucrania, que está suponiendo un exagerado gasto militar y humano, llegando a alcanzar en 2024 un gasto global de 2´38 billones de euros, que supondría una subida del 7´4% y para Europa en especial el aumento de un demencial gasto en defensa, mientras las presiones presupuestarias para el gasto militar en la mayor parte de los países europeos es una constante.

Según informes de la reunión de ministros de Defensa de la Alianza, solo el Reino Unido lleva comprometidos desde que comenzó la guerra más de 15.400 millones de euros en apoyo militar y civil, mientras proponía un nuevo plan para desplegar una fuerza militar armada de 150.000 soldados, envío de drones, tanques y aviones a la zona, además de 4.500 millones de euros para la defensa ucraniana, en detrimento de ayuda humanitaria internacional, de programas de educación, sanidad, alimentos, prevención de desastres en más de cien países.

Según declaraciones del presidente Pedro Sánchez, en la Cumbre Internacional de Apoyo a Ucrania en Kiev, el pasado mes de febrero, anunció de forma unilateral sin consultar con sus socios de gobierno un nuevo paquete de 1.000 millones de euros para asistencia militar para Ucrania en 2025, además de los otros mil millones concedidos el pasado año, como dotación económica enmarcada dentro del Acuerdo Bilateral de Seguridad y Defensa para reconstrucción y ayuda humanitaria del país en una guerra que jamás debería continuar y a la que es imprescindible poner fin, mediante la supresión del envío de armas y tropas y la concesión de dinero para la adquisición de material bélico.

El objetivo de los gobiernos de estos países debería estar dirigido al bienestar social y el progreso, en vez de avanzar hacia la destrucción y la muerte producida por la industria armamentística, escuchando a sus ciudadanos y no actuar libremente de espalda a ellos.



El gasto de defensa de España aumentó en 2024 hasta los 19.723 millones de euros, exagerada cifra que Mark Rutte, secretario general de la OTAN considera insuficiente. Sin embargo las injusticias creadas por el actual orden económico, político y militar de los países más desarrollados, frenan el desarrollo de gran cantidad de recursos humanos y materiales, que deben ser resueltas para mejorar la calidad de vida de la población, proporcionando educación, salud, trabajo, vivienda digna y servicios públicos de calidad.

Es incomprensible que la mayoría de los partidos políticos de España, sigan considerando seguir aumentando injustamente presupuestos para gastos militares, salvo alguna excepción como Izquierda Unida, PCE, BNG, EH Bildu, Comprimís, Podemos o Esquerra Republicana frente a los imprescindibles gastos sociales fundamentales de los ciudadanos.

No podemos seguir esperando que estas injusticias sean resueltas por quien las crean, sino que es necesaria una respuesta popular en la calle, que modifiquen o acaben con ellas para un futuro de paz y bienestar social.


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