Pepe Aguza
Colectivo Prometeo
Cuesta trabajo acostumbrarse a las barbaridades y atrocidades que diariamente se cometen en el mundo, pero siempre hay ocasión de conocer alguna nueva y demencial iniciativa.
Falta casi medio año para las burlas y bufonadas de los Santos Inocentes, pero la mente de genocidas personajes siempre pueden sorprendernos, como es el caso del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, que con su criminal invasión ha asesinado a más de 56.000 palestinos, muchos dentro de los propios hospitales, escuelas, campamentos de refugiados o mientras hacían colas para conseguir un poco de comida en puestos de ayuda humanitaria y el desplazamiento de más de dos millones de gazatíes en poco más de veintiún meses, desde el 7 de octubre de 2023, fecha en que comenzó el conflicto.
Este destacado alumno hitleriano, no ha tenido otra feliz idea que proponer el Premio Nobel de la Paz al “emperador del capitalismo y la guerra”, Donald Trump, en la cena de gala en la Casa Blanca, en su visita el pasado lunes 7 de julio, a Estados Unidos, país en que no le afectaría la orden de arresto de la Corte Penal Internacional, emitida el 21 de noviembre de 2024, por crímenes de lesa humanidad, sobre su persona y otros cargos del gobierno y ejército israelí.
Realmente no es ésta la única irracional y delirante propuesta, ya que también el pasado día 21 de junio, el gobierno pakistaní había propuesto a Trump, candidato al Nobel de la Paz, por su “labor diplomática en la crisis entre Pakistán e India”.
Sin embargo estas demenciales genialidades no son nuevas en la Historia, ya en el pasado siglo XX, también fueron propuestos para esta distinción personajes como Benito Mussolini en 1935, Adolf Hitler en 1939 o Josep Stalin en 1945.
En su actitud rastrera y aduladora, Netanyahu informó a Donald Trump, que la iniciativa se debía al “aprecio y admiración que el pueblo judío siente por su persona, ya que está construyendo la paz alrededor del mundo”. La propuesta de pacificación de Netanyahu sobre Palestina, solo podría llevarse a cabo cuando “su poder soberano de seguridad permanezca siempre en manos israelíes”, rechazando con rotundidad la existencia de un Estado Palestino y dejando abierta la expulsión de los palestino de Gaza a otros países vecinos, lo que supondría una auténtica limpieza étnica mientras su territorio podría convertirse en la “Riviera de Oriente Medio” una zona privilegiada para el turismo en primera línea del mar.
Sin embargo y a pesar de la prepotencia de Netanyahu, desplazándose por Nueva York, donde se encuentra la sede de la ONU, no cuenta con todas las simpatías dado que Zohran Mandani, candidato demócrata a la alcaldía de la ciudad de origen ugandés, ha prometido arrestarle en cumplimiento de la Orden Penal Internacional que pesa sobre su persona, si llega a lograr el cargo. Este político, que se define como socialista democrático, es un firme defensor de la causa palestina, por lo que es considerado como un antisemita y comunista, contrario al desplazamiento de palestinos a otros países vecinos.
Otro de los motivos de agradecimiento del dirigente judío a Trump, además de la ayuda económica y armamentística para bombardear el ejército israelí instalaciones nucleares y militares en Irán, sería la posterior intervención militar el pasado 22 de junio, cuando Estados Unidos bombardeó tres instalaciones nucleares de Irán en Fordow, Natanz e Isfahán, para destruir sus programas de misiles balísticos y sus instalaciones de enriquecimiento de uranio, algo que Netanyahu venía reclamando a su aliado americano.
El “pacífico dirigente yanqui” inició la “Guerra de los 12 días”, como él llamó en la que durante la “Operación Martillo de Medianoche” lanzaría al menos 14 bombas antibúnker de más de 13 toneladas sobre las instalaciones iraníes en que se suponía almacenaban el uranio enriquecido, para destruirlas.
Luego, si algún día, vuelven a repetirse atentados terroristas como los del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, el mundo se estremecerá, sin tener en cuenta las inaceptables e injustificadas intervenciones y provocaciones de este país en territorios extranjeros.
Este es el talante “pacifista” de mister Trump, que tanto admira su querido amigo Benjamín Netanyahu, un genocida que se niega a reconocer el Estado Palestino, dispuesto a adueñarse de todo el territorio de Gaza para fines turísticos, exterminando su población y expulsando a los gazatíes a otros países, que no están dispuestos a aceptar la propuesta israelí considerándolo como una auténtica limpieza étnica.
Donald Trump, un auténtico inculto intelectual y geográfico como demuestra en repetidas ocasiones al desconocer idiomas o localización de territorios o países, por citar algunos ejemplos, se lamenta de su marginación quejándose de que el Premio Nobel solo se lo han dado siempre a los liberales. Este arrogante, soberbio y egocéntrico personaje se considera merecedor de una distinción tan importante como el mencionado galardón, destinado a verdaderas personalidades que han aportado su esfuerzo al pacifismo en el mundo.
Con toda seguridad las diferentes instituciones, comités y academias que constituyen el Tribunal de los Premios Nobel, serán conscientes de que estas demenciales propuestas jamás deberán ser tenidas en cuentas, por lo que dictadores, tiranos, déspotas o genocidas jamás podrán ser titulares de tan insigne distinción.
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