jueves, 4 de septiembre de 2025

Fuego y recoldos que van más allá de las llamas





Remedios Copa
Colectivo Prometeo 

Es tanta la ponzoña que están destapando las llamas que mucha agua hará falta para sofocar las brasas y borrar las causas. Pero no son pocos los esfuerzos que los verdaderos responsables de estos incendios están haciendo para tapar la ponzoña, evitar que se queme depurando responsabilidades y con ello, se limpie de indecencia, negligencia y delito la gestión de nuestra tierra y nuestro hábitat.

Ni que decir tiene que más de 411.000 Ha quemadas, de ellas 158.000 en Galicia, es una catástrofe de gravísimas consecuencias que no debería quedar impune. La riqueza medioambiental destruida: bosques arrasados, biodiversidad de flora y fauna quemada, (incluidas especies protegidas en muchos casos), riqueza cultural y paisajística borrada de la faz arrasada por los incendios entre las que se incluyen zonas declaradas Reservas de la Biosfera y otras Patrimonio de la Humanidad y, por si fuera poco, los impactos sobre una economía y medio de vida sostenible y respetuoso con el medioambiente, algo imprescindible en una situación de calentamiento global y crisis climática como el que estamos padeciendo y a la que los incendios están contribuyendo a disparar con mayor rapidez.

Convertir en un desierto un espacio que formaba parte del tipo de hábitat más recomendable y necesario para frenar el cambio climático y destruir zonas de cultivo que los científicos consideraban necesarias para garantizar la soberanía alimentaria del país no es baladí; traerá hambruna, insalubridad y erradicación de la población rural porque la agricultura y ganadería extensiva, la apicultura el turismo rural y las pequeñas empresas familiares derivadas de esas actividades son las que fijan la población a un territorio. Pero está claro que esa política no forma parte de los intereses de los políticos del P.P. que gobiernan las Comunidades Autónomas afectadas; de ese asunto Galicia tiene penosos ejemplos.

Si como dijo Rueda, Presidente de la Xunta, tenemos en Galicia el mejor sistema de extinción de incendios de Europa, ¿por qué nuestros montes siguen ardiendo?
Tal vez el hecho de los recortes en prevención, las deficiencias de gestión, (8,3 millones de euros de fondos europeos para la prevención sin aplicar desde enero), la temporalidad de las brigadas, la falta de personal estable y suficientemente cualificado, unido al desprecio hacia el medio rural y la política forestal del P.P. imposibiliten cualquier atisbo de un devenir diferente al que venimos padeciendo y que se agrava cada vez más hasta llegar a la desgracia actual. Y si ciertos planes industriales de cumplen vamos camino de la degradación total.

A propósito de los incendios el Tribunal de cuentas de la Unión europea emitió un informe demoledor que destapa la gestión negligente y propagandista del P.P. en lo que a la prevención de incendios se refiere y en él evidencia que la Xunta, tanto con Feijoó como con Rueda, ha mentido a los gallegos y dejado sus montes y sus vidas en severo riesgo, por su falta de actuación y también por su dependencia de los fondos comunitarios, lo que dio como resultado una gestión catastrófica, negligente y mendaz que no garantiza la sostenibilidad de las medidas de prevención, razón por lo que los auditores europeos consideran que la Xunta de Galicia vive instalada en la mentira y la propaganda.

El informe desenmascara un abandono absoluto del mantenimiento elemental que resulta digno de una condena por negligencia grave. Considera el mencionado Tribunal que la Xunta utiliza la estrategia de usar el dinero comunitario para maquillar su inacción y no crear un plan de financiación estable propio dejando al monte gallego y a sus habitantes desprotegidos por su irresponsabilidad al incumplir sus competencias.

El Tribunal de Cuentas europeo es rotundo a la hora de señalar esa responsabilidad de prevención, competencia del Gobierno de la Xunta, no de Moncloa ni de Bruselas.

En los últimos 6 años de Gobierno de Feijoó al frente de la Xunta, destinó un total de 730,16 millones de euros. En ese período se quemaron en Galicia 152.000 Ha, según datos del ICE. En los presupuestos para 2025, Rueda contempla un gasto de 181,588 millones para “Acciones preventivas e infraestructura forestal”, (el mayor de la historia pero sin aplicar), del que 5,2 millones de euros se dedican a publicidad contra incendios. La Xunta lleva repartiendo dinero entre los medios de comunicación gallegos desde 2019, a razón de unos 650.000 euros al año, para informar a los ciudadanos gallegos sobre los perjuicios del fuego.

Otras Comunidades gobernadas por el P.P. destinan dinero para informes e investigaciones sobre las causas de los incendios. Mañueco y Mª Guardiola, desde 2021 se han gastado al menos 1,32 millones de euros. Es evidente que ni la publicidad ni los informes sirven para sustituir a la prevención y evitar los incendios; sobre todo si todos inciden reiteradamente en lo mismo pero no se corrige.

Un aspecto que no se puede obviar es el efecto del cambio climático y la dramática incidencia en el agravamiento de los eventos de difícil control que lleva aparejados, algo que ya hemos sufrido en nuestro país con la Dana y ahora se repitió con la ola de calor y los incendios de difícil extinción. EE UU, Canadá y otros países ya vienen sufriendo este tipo de eventos de alto riesgo y difícil control. Ante estos eventos climáticos es más necesario que nunca extremar las medidas de prevención, que además resultan mucho más baratas que el coste de los daños que supone no haberlo hecho.

En toda esta desgracia producida por los incendios en nuestra tierra hay un apartado fundamental porque tiene un peso específico en el desarrollo de la lucha para la extinción. Se trata de la privatización de los medios de extinción que fomentó Feijoó.

Actualmente un oligopolio constituido por más de 14 empresas tiene los medios aéreos para la extinción de incendios en España. Con esas empresas contrata la Administración los servicios para la extinción de incendios; dichas empresas tienen distribuido el territorio nacional por zonas y esa diversidad de contratos y dependencias hace imposible la correcta coordinación de su actuación.

Recordemos que cada Comunidad Autónoma tiene competencia propia para la prevención y extinción de incendios y ambas cuestiones así como la política forestal son objeto de su responsabilidad.

Pese a que el Presidente de la Xunta dice que lo que se quemó en Galicia fueron montes de rastrojos y piedras, la constatación de los hechos deja claro que junto con sus bosques, incluidas zonas de reserva de la biosfera y especias protegidas, estos incendios y la mala gestión de su gobierno, a Galicia le quemó el alma y a la población gallega su futuro.







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